| L'Osservatore Romano
(Vatican News).- Reconocer la «valiosa contribución» que los ancianos pueden aportar a las familias y a la sociedad «en su conjunto», animándolos a mantener «la cercanía a las generaciones más jóvenes». Así lo subrayó el arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, en su intervención del lunes 20 de mayo en Nueva York en la 14ª sesión del Grupo de trabajo abierto sobre el envejecimiento.
La participación en la vida pública, dijo, no puede «limitarse» a los derechos políticos y civiles, sino que debe «extenderse» a la formación de vínculos de pertenencia compartidos. El aislamiento, la falta de apoyo y una «cultura del descarte», en palabras del papa Francisco, pueden llevar a los ancianos «incluso a la decisión desesperada de querer acelerar el final de sus vidas», señaló el arzobispo.
«Cuando la sociedad ofrece el suicidio en lugar del acompañamiento compasivo, se ignora la igual dignidad de todas las personas en todas las etapas de la vida humana, hasta la muerte natural». De ahí que la Santa Sede aliente los esfuerzos para que todos se sientan siempre acompañados y atendidos, con vistas a una sociedad verdaderamente inclusiva.
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