Francisco se reúne con los participantes del IV Encuentro Internacional de Coros en el Vaticano El Papa: "La Iglesia es como un coro en el que unos necesitan a otros"
Francisco se reúne con los participantes del IV Encuentro Internacional de Coros en el Vaticano: "El éxito de la actuación de todos está condicionado por el compromiso de cada uno, por el hecho de que cada uno aporte lo mejor en su papel, respetando y escuchando a los que le rodean, sin protagonismos, en armonía", les ha dicho
| Amedeo Lomonaco
(Vatican News).- Coros parroquiales y diocesanos, scholæ cantorum, capillas musicales, directores y músicos. Este es el variado mosaico de participantes en el IV Encuentro Internacional de Coros recibidos por Francisco en el Vaticano este sábado 8 de junio.
El Papa, dirigiéndose a su auditorio, en el que también había jóvenes cantantes, señaló que «la espontaneidad de los niños habla más alto que los mejores discursos», expresó de manera improvisada. «Debemos cuidar a los niños», dijo, «porque son el futuro, la esperanza, pero también el testimonio de la espontaneidad, la inocencia y la promesa».
A continuación, durante la audiencia, el Pontífice agradeció al maestro monseñor Marco Frisina y a Nova Opera por promover esta iniciativa, ahora en su cuarta edición, que tiene lugar cuarenta años después de la fundación del Coro de la Diócesis de Roma. El programa de este evento, que termina el domingo 9 de junio, incluye el gran concierto de la tarde en el Aula Pablo VI.
En su discurso, Francisco recordó los tres aspectos esenciales -armonía, comunión y alegría- de este servicio alimentado por la fe y la pasión musical. Y subrayó que "la música genera armonía alcanzando a todos, consolando a quien sufre, devolviendo entusiasmo a quien está desanimado y haciendo florecer en cada uno valores maravillosos como la belleza y la poesía, reflejo de la luz armoniosa de Dios". El arte de la música, añadió el Papa, tiene "un lenguaje universal e inmediato, que no necesita traducciones, ni muchas explicaciones conceptuales".
“Pueden apreciarlo los sencillos y los doctos, unos captando algún aspecto y otros uno distinto, con más o menos profundidad, pero beneficiándose todos de la misma riqueza. Además, la música educa a la escucha, a la atención y al estudio, elevando las emociones, los sentimientos y los pensamientos (cf. Ef 4,4-8), llevando a las personas más allá del torbellino de la prisa, del ruido y de una visión materialista de la vida, y ayudándolas a contemplarse mejor a sí mismas y a la realidad que las rodea. Da así, a quien la cultiva, una mirada sabia y sosegada, con la que se superan más fácilmente divisiones y antagonismos, para estar —al igual que los instrumentos de una orquesta o las voces de un coro—en concordancia, para estar atentos a no desafinar y corregir las disonancias, que también son útiles para la dinámica de las composiciones, siempre que se integren en un tejido armónico.”
Sin protagonismos y en sintonía
Refiriéndose a otro elemento fundamental, el de la comunión, el Papa recordó que "el canto coral se realiza juntos, no solos". "Y también esto -señaló- nos habla de la Iglesia y del mundo en que vivimos". "Nuestro caminar unidos, en efecto, se puede representar como la ejecución de un gran 'concierto', en el que cada uno participa con sus propias capacidades y ofrece su propia contribución, tocando o cantando su 'parte' y encontrando así la propia unicidad enriquecida en la sinfonía de la comunión".
“En un coro o en una orquesta, todos tienen necesidad unos de otros, y el éxito de la ejecución de todos está condicionado por el empeño de cada uno, por el hecho de que cada uno aporte lo mejor en su papel, respetando y escuchando a quien está a su lado, sin protagonismos, en sintonía. Precisamente como en la Iglesia y en la vida, donde cada uno está llamado a efectuar bien su parte en beneficio de toda la comunidad, para que desde el mundo entero se eleve un canto de alabanza a Dios.”
El Sucesor de Pedro exhortó a los participantes en el IV Encuentro Internacional de Coros en el Vaticano a no dejar que la mentalidad del mundo contamine con "intereses, ambiciones, celos, divisiones" el tesoro secular «de arte, belleza y espiritualidad» del que son custodios.
“En cambio, a ustedes les hará bien tener alto el tenor espiritual de vuestra vocación: con la oración y la meditación de la Palabra de Dios, participando, además de con la voz, también con la mente y con el corazón en las liturgias que animan, y viviendo con entusiasmo los contenidos de estas día a día, para que vuestra música sea cada vez más una elevación feliz del corazón a Dios, que con su amor atrae, ilumina y transforma todo. Así harán realidad esta exhortación de san Agustín: «Alabemos al Señor con la vida y con la lengua, con el corazón y con los labios, con la voz y con la conducta»”
Por último, el Papa agradeció "el servicio a la oración de la Iglesia y también a la evangelización".
Etiquetas