Francisco 'rehabilita' públicamente al maestro de la Teología Popular en Santa Marta El Papa, a José María Castillo: "Leo con mucho gusto sus libros, que le hacen mucho bien a la gente"

(José Manuel Vidal, Ciudad del Vaticano).- Rehabilitación en toda regla del teólogo José María Castillo y de su obra. "Leo con mucho gusto sus libros, que hacen mucho bien a la gente". Con esta frase, Francisco ‘bendijo' al teólogo español en el Vaticano, donde hace dos décadas le retiraron la ‘venia docendi'. Por su parte, a Religion Digital la invitaba a "seguir apostando por la renovación de una Iglesia en salida".

Castillo, emocionado hasta las lágrimas, agradecía el gesto del Papa, mientras le entregaba a Francisco dos de sus últimas obras: ‘La humanización de Dios' y ‘La humanidad de Jesús' (Trotta).

Primero asistimos a la misa de Santa Marta. Sencilla, austera, auténtica. Es su misa, la que Francisco celebra con unción e intimismo. Como susurrando. Como un párroco que celebra en su pequeña capilla.

Eramos una treinta de personas. Un obispo italiano, acompañado de 8 de sus curas, otro par de curas sueltos, entre ellos el párroco de San Esteban de Sevilla, el secretario del Papa, padre Yoannis, y una veintena de fieles de diversos países y procedencias.

Con su habitual capacidad seductora y didáctica, Francisco expuso, en la homilía, un tratado sobre la forma de evangelizar hoy, en no más de cinco minutos. Con la ayuda del Espíritu y tres verbos: levantarse, acercarse y partir de las preguntas de la gente. Tres actitudes necesarias de la evangelización, pero que sin ponerse en manos del Espíritu, tampoco conducen a nada.

Tras la misa, el Papa se sentó en una silla en medio de la gente y estuvo dando gracias un rato largo. Después, como cualquier párroco, se fue a la salida de la capilla y se puso a saludarnos a los asistentes, uno a uno.

El Papa aprecia mucho a José María Castillo y, de hecho durante estos años de pontificado, primero le mandó una carta y, después, le hizo una llamada telefónica. Hoy, se vieron frente a frente, se saludaron efusivamente y el teólogo le dijo: "Santidad, somos dos jesuitas sin papeles".

El Papa se sonrió y agradeció la ocurrencia. Y, mirándole a los ojos, recibió sus libros y 'bendijo' su teología: "Leo con mucho gusto sus libros, que hacen mucho bien a la gente", dijo Francisco a Castillo.

Más tarde, José María explicaba: "De la Compañía se sale por arriba, como en el caso del Papa, o por abajo, como en el mío, pero, en ambos casos somos y seremos siempre jesuitas...ahora sin papeles".

Cuando llegó mi turno en esta segunda oportunidad que tenía de saludar al Papa, pensé que me iba a imponer menos, pero sentí el mismo nerviosismo de la primera vez y la misma sensación de estar asistiendo a un ‘kairos' y a la realización de un sueño.

Le dije quién era, le enseñé una fotocopia en color de RD y otra de la cabecera de la web ‘Pro Francisco' que albergamos desde hace tres años en nuestra web. Francisco puso sus dos manos sobre la mía y me dijo: "Seguid apostando por la renovación de una Iglesia en salida".

Después le entregué tres tabletas de turrón artesano.

-Santidad, le he traído un poco de turrón español
-Del que adelgaza
-Para que lo prueba y lo comparta con su secretario, el padre Yoannis, que fue el que nos mandó las invitaciones para estar en su misa.
-Por supuesto que lo compartiré con él. Muchas gracias.

Y el Papa se fue a desayunar, mientras Castillo, Margarita y yo nos fundíamos en un abrazo, no sin antes darle las gracias al padre Yoannis, que había posibilitado nuestro encuentro con Francisco.

Al salir de Santa Marta, en la explanada que da a la parte trasera de la Basílica de San Pedro, Castillo, todavía emocionado, decía: "Tenemos que disfrutar de este Papa, que es una bendición de Dios para su Iglesia y apoyarlo con todo nuestro ser. Porque, al hacerlo, estamos apoyando la Iglesia del Vaticano II y, lo que es más importante, el Reino De Dios". Así lo haremos, maestro. ¡Y enhorabuena!

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