(J. Bastante).- El verano llena de largas colas la plaza de San Pedro. Miles de personas tratan de entrar en la mayor basílica de la cristiandad. Algunos carteles recuerdan la normativa vaticana, que impide entrar en el templo sin el preceptivo decoro: los hombres no pueden penetrar con pantalón corto, y las mujeres con los hombros descubiertos o minifaldas. Una normativa que, lejos de relajarse con el verano, se ha endurecido, y desde esta semana alcanza no sólo a la basílica, sino a toda la Ciudad del Vaticano.
Una decisión que ha sido criticada por los turistas, que si bien conocían la normativa en lo tocante a San Pedro, no sabían nada de su ampliación. Los efectivos de la Guardia Suiza han tenido que emplearse a fondo desde este lunes, indicando a los visitantes que no estaban vestidos adecuadamente.
El nuevo código de vestimenta también se aplica a los romanos que llegan a la farmacia, el supermercado o la oficina de correos del Vaticano, para incomodidad de los visitantes y regocijo de algunos comerciantes -en su mayor parte, chinos-, que están haciendo su particular "agosto" vendiendo chales y pantalones largos.