Es uno de los pocos miembros del equipo que queda de la 'familia pontificia' de Benedicto XVI El hombre que guía los pasos de Francisco: Sandro Mariotti, el mayordomo fiel
En el último año y medio, se ha convertido en los pies, las manos y los ojos del papa Francisco. Es el hombre alto y de pies grandes que sin embargo logra pasar inadvertido mientras las multitudes fijan la mirada en el anciano al que va empujando en su silla de ruedas. Es Sandro Mariotti, el callado-cayado que guía los pasos del Pontífice cuando lo lleva en silla de ruedas
Es uno de los pocos miembros del núcleo más cercano al Papa que Francisco rescató del equipo del Papa emérito. Mariotti es, en realidad, un fichaje del secretario de Benedicto XVI Georg Gänswein, después del estallido del caso Vatileaks en 2011 tras las filtraciones a la prensa que hiciera el entonces mayordomo ‘infiel’ Paolo Gabriele
En el último año y medio, se ha convertido en los pies, las manos y los ojos del papa Francisco. Es el hombre alto y de pies grandes que sin embargo logra pasar inadvertido mientras las multitudes fijan la mirada en el anciano al que va empujando en su silla de ruedas. Es Sandro Mariotti, el callado-cayado que guía los pasos del Pontífice aunque se note que se sabe quién sigue guiando, como se vio claramente en la JMJ de Lisboa, el mayor encuentro multitudinario al que acudió Bergoglio desde que por primera vez, el 5 de mayo de 2022, se vio a un Pontífice en silla de ruedas en una audiencia general.
"Aiutante di Camera". Así denomina su función el Anuario Pontificio. O sea, el mayordomo del Papa. Y como establece el canon, también él es una figura reservada, que desaparece de plano en cuanto su función resulta innecesaria, a pesar de que sus casi dos metros (1,90 centímetros) no siempre se lo pongan fácil.
Es -como destaca Katholisch- uno de los pocos miembros del núcleo más cercano al Papa que Francisco rescató del equipo del Papa emérito. Mariotti es, en realidad, un fichaje del secretario de Benedicto XVI Georg Gänswein, después del estallido del caso Vatileaks en 2011 tras las filtraciones a la prensa que hiciera el entonces mayordomo ‘infiel’ Paolo Gabriele.
'Il bello Giorgio', no sin ciertas reticencias, rescató a Mariotti del servicio de decoración floral del Vaticano, donde trabajaba, y este, tras pensárselo dos semanas, y previa conversación con el Papa alemán, acabó aceptando. Ratzinger debió de apreciar muy pronto sus cualidades, pues al año siguiente le concedió la Orden de San Gregorio.
Pero al año siguiente, cuando tras la histórica renuncia de Benedicto XVI este se mudó al cercano monasterio Mater Ecclesiae, los grandes pasos de Mariotti no le siguieron hasta aquella última morada. Se quedó, realizando la misma función con el nuevo Papa, aunque lo cierto es que este no necesitaba (o no quería) que alguien le hiciese las cosas que le hacía a su predecesor, como llevarle el maletín, porque entonces aún caminaba a paso ligero en sus desgastados zapatos que dieron la vuelta al mundo. Mariotti desapareció de escena mucho más de lo que lo hizo Ratzinger, lógicamente, y sólo cuando empezaron a evidenciarse las dificultades de Francisco para caminar reapareció el hombre del maletín.
Diez años después, mientras quien fue su 'descubridor', el arzobispo alemán que, con sus memorias, nada más fallecer Ratzinger, traicionó a quien servía como prefecto de la Casa Pontificia y la memoria de quien consideraba como a un padre, Mariotti se ha vuelto indispensable en la vida del Papa argentino.
Infinitamente (al menos de momento) más discreto que Gänswein, poco se sabe de la vida de "Sandrone", salvo está casado, tiene dos hijos y cada día viaja desde Castel Gandolfo para servir al Papa. También que su padre ya era empleado del Vaticano, y que al día siguiente de su muerte, en 2017, Francisco rezó por el difunto y por su hijo, al que llamó “nuestro querido Sandro”.
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