Concluye la Asamblea apelando a la luz de la mirada ecológica, femenina y desde los márgenes La CONFER se llena de luces: La Vida Religiosa española se abre "a explorar nuevos caminos"
Estamos "llamados a buscar otros horizontes, a explorar nuevos caminos, no sólo a reciclarnos para sobrevivir. No queremos mantenernos para subsistir. No nos contentamos con asegurar una mera permanencia", aseveró en sus palabras de clausura de la XXIX Asamblea General de la CONFER su presidente, el dominico Jesús Díaz Sariego, tras tres días de reflexiones bajo el lema 'Rostros de la luz'
Díaz Sariego adfirmó que "ahora es el momento para hacer realidad el mejor profetismo de los sabios y la mejor sabiduría de los profetas. La sabiduría de los sabios y el profetismo de los profetas van de la mano", insistiendo en que, para la vida religiosa española, [sabiduría y profecía] "ya no pueden existir por separado la una sin la otra"
Estamos "llamados a buscar otros horizontes, a explorar nuevos caminos, no sólo a reciclarnos para sobrevivir. No queremos mantenernos para subsistir. No nos contentamos con asegurar una mera permanencia", aseveró en sus palabras de clausura de la XXIX Asamblea General de la CONFER su presidente, el dominico Jesús Díaz Sariego, tras tres días de reflexiones bajo el lema 'Rostros de la luz'.
"Quien no anticipa el futuro no encontrará lugar en el futuro. Queremos ser hombres y mujeres de esperanza, testigos del Evangelio en la medida en que logremos ser ‘rostros de la Luz’", prosiguió el religioso en sus palabras de despedida a las decenas de superiores y superioras que participaron en estas jornadas en Madrid, y en donde, parafraseando al papa Francisco, invitó a "salir del nido que nos contiene y seamos enviados a las fronteras del mundo".
Como viene siendo habitual en la vida consagrada española, en su proceso de discernimiento ante los retos del presente, también en esta ocasión, según apuntó su presidente, durante estos días de asamblea "no hemos escondido nuestros desafíos y dificultades. Hemos perdido, incluso, el pudor de nombrarlos en los diálogos habidos".
Sabiduría y profecía
En este sentido, Díaz Sariego adfirmó que "ahora es el momento para hacer realidad el mejor profetismo de los sabios y la mejor sabiduría de los profetas. La sabiduría de los sabios y el profetismo de los profetas van de la mano", insistiendo en que, para la vida religiosa española, [sabiduría y profecía] "ya no pueden existir por separado la una sin la otra".
Fruto también de estas jornadas, el presidente de la Confer, y en línea con el lema de la asamblea, quiso desgranar "cuatro compromisos de luz a los que nos ha llevado el discernimiento sinodal" de estos días, comenzando por "la luz del equilibrio", que hará "aprender a integrar las tensiones" para "mostrar aún más el núcleo íntimo, maduro y sereno, de nuestra vida".
Muy importante ha de ser también "la luz que nos viene de los otros", es que hace que el otro se convierta en "referente, tanto cuando ‘escuece’ o duele, como cuando nos anima y está a nuestro lado", por que "Los otros también nos realizan. Forman parte de nuestro recorrido vital y nos devuelven la pasión de comprender la aventura humana como una aventura sagrada", destacó el dominico, subrayando además que "los otros y sus aventuras nos animan a beber más desde la savia que desde la rama ya madura".
Una triple mirada sinodal
Junto a estas luces para el próximo camino, Díaz Sariego apeló a "la luz de nuestras miradas", en una "triple mirada sinodal", formada por "la mirada ecológica, con todo lo que ella conlleva para el momento presente y que nos permita ser más sostenibles. La mirada femenina, voz de mujer que se integra plenamente en el conjunto de la vida consagrada, aquella que aporta cuidado y ternura; tacto y delicadeza. Pero también paciencia y valentía; y la mirada desde los márgenes del mundo, que nos desplaza y nos sitúa de otra manera a la hora de configurar nuestro modo de vida"
Y, junto a todas estas luces, el presidente de los religiosos y religiosas españoles trajo otra colación: "La luz de nuestros límites. ¿Estamos dispuestos a llegar a los límites de nuestros carismas?, nos podríamos preguntar. No somos sólo lo que hacemos. Hemos de cuidar aún más a las personas viviéndonos acogidos".
Finalmente, Díaz Sariego el ser y estar de las congregaciones religiosas, de sus superiores y superioras, porque "sin vuestra confianza no podríamos caminar bajo la luz ni resplandecer como ‘Rostros de La Luz’"
PALABRAS DE CLAUSURA DEL PRESIDENTE
Hermanas, hermanos, hemos llegado al final de la XXIX Asamblea General de la CONFER. Durante estas Jornadas hemos reflexionado, dialogado y orado sobre algunos desafíos actuales que tenemos como Vida Consagrada. Hemos tomado aún más conciencia de estar llamados a buscar otros horizontes, a explorar nuevos caminos, no sólo a reciclarnos para sobrevivir. No queremos mantenernos para subsistir. No nos contentamos con asegurar una mera permanencia. En esta Asamblea lo hemos expresado con claridad. Somos más ambiciosos en nuestra búsqueda. Más profundos y comprometidos en el discernimiento común.
Nos hemos percatado, más bien, de esta verdad inscrita en cada uno de las Congregaciones a las que pertenecemos: quien no anticipa el futuro no encontrará lugar en el futuro. Queremos ser hombres y mujeres de esperanza, testigos del Evangelio en la medida en que logremos ser ‘rostros de la Luz’. Sin esperanza no podemos ser ‘rostros de la Luz’. Para ello hemos de procurar nuestro esfuerzo. La esperanza, porque ante todo es confianza, se lucha y se alcanza con esfuerzo. No se improvisa, se madura más bien en las tensiones de la vida. En los desafíos del presente.
Llamados a seguir a Jesucristo con esperanza nos proponemos despertar al mundo e iluminar el futuro. El papa Francisco nos recuerda lo que Dios nos pide: que salgamos del nido que nos contiene y seamos enviados a las fronteras del mundo. Esta ha de ser experiencia de vida en la vocación de cada uno y de cada una. Nos la ofrece la fe en Jesucristo.
Ahora Él nos invita a ser «rostros de la Luz». Por fidelidad hemos querido escuchar de nuevo esta invitación. Para ello nos hemos propuesto ‘Alumbrar la vida’, ‘Acoger la luz’ y, finalmente ‘Agradecer el camino’. En el programa de esta Asamblea aparecen en gerundio. Una forma de expresar un dinamismo permanente, su duración activa en el tiempo.
Alumbrando la vida
El trabajo que nos hemos marcado estos días nos ha permitido discernir juntos algunas claves de la vida consagrada para nuestro tiempo. No hemos escondido nuestros desafíos y dificultades. Hemos perdido, incluso, el pudor de nombrarlos en los diálogos habidos.
El ponente principal, el que fuera General de los Salesianos -Pascual Chávez- y los cuatro teólogos de la CONFER que nos han acompañado en el discernimiento, nos han enmarcado la temática que debíamos abordar. Además, lo han hecho con la esperanza de quienes creen en la Vida Consagrada y en sus posibilidades.
A Pascual Chávez hemos agradecerle habernos dado pistas sobre el objetivo fundamental de esta Asamblea y que la Vicepresidenta, Lourdes Perramon, nos recordaba el primer día: ahora es el momento para hacer realidad el mejor profetismo de los sabios y la mejor sabiduría de los profetas. La sabiduría de los sabios y el profetismo de los profetas van de la mano.
No puede existir la una sin la otra. La Vida Consagrada ha de tejer esas dos dimensiones que refuerzan nuestra identidad carismática. Este es nuestro objetivo principal. Siempre nos habíamos percatado de una vida consagrada que tenía a lo profético por un lado y a lo sabio por otro, como si de dos apoyos por separado o independientes se tratase. Sin embargo, ahora en nuestro tiempo, nos vamos dando cuenta de la urgencia que tenemos para interrelacionar ambas dimensiones. Ya no pueden existir por separado la una sin la otra.
A los teólogos de la CONFER hemos de reconocerles su lucidez y el bien que nos han hecho. Nos han alumbrado la vida. Nos han escuchado y nos han ayudado a identificar algunas dimensiones importantes para el momento presente y a tener en cuenta ante posibles desánimos colectivos. Lo han expresado con la frescura y creatividad que necesitamos. Han puesto en valor la sabiduría que hay en los carismas para hacer más sostenible la vida y han identificado algunos rasgos proféticos que el momento histórico deja entrever en cada Congregación. Todo ello nos alienta la vida para la misión.
Acogiendo la luz
Acogemos la luz, al identificar cuatro compromisos de luz a los que nos ha llevado el discernimiento sinodal de esta Asamblea.
La luz del equilibrio. Lo importante está en los equilibrios que logremos madurar e integrar. Hemos de aprender a integrar las tensiones. Lo importante está en el nexo que une a los contrarios. Este arte de la vida nos recuerda dónde está lo importante. Ahí nos jugamos la propia identidad. Además, la Consagración religiosa es equilibrio, porque lo entrega todo para el bien de las relaciones comunitarias y para el mejor servicio en las tareas y apostolados. Desde este equilibrio hemos de mostrarnos más a nosotros mismos en lo que somos y no sólo en lo que hacemos. En el equilibrio de nuestra vida y misión podremos mostrar aún más el núcleo íntimo, maduro y sereno, de nuestra vida.
La Luz que nos viene de los otros. El otro como referente, tanto cuando ‘escuece’ o duele, como cuando nos anima y está a nuestro lado. Los otros también nos realizan. Forman parte de nuestro recorrido vital y nos devuelven la pasión de comprender la aventura humana como una aventura sagrada. ‘El camino sagrado que a las personas les es dado’. El misterio de Dios también se expresa de esta manera, al contar con los otros para realizarnos. Los otros y sus aventuras nos animan a beber más desde la savia que desde la rama ya madura. Forjamos la vida en las relaciones que establecemos.
La luz de nuestras miradas. Somos capaces de mantener una triple mirada sinodal. Desde ellas podemos percibir mejor los signos de los tiempos. La mirada ecológica, con todo lo que ella conlleva para el momento presente. Aquella que nos permita ser más sostenibles. La mirada femenina, voz de mujer que se integra plenamente en el conjunto de la vida consagrada, aquella que aporta cuidado y ternura; tacto y delicadeza. Pero también paciencia y valentía. Todo ello audacias necesarias.
La mirada desde los márgenes del mundo. Esta última mirada nos desplaza y nos sitúa de otra manera a la hora de configurar nuestro modo de vida. Esta triple mirada nos permite ser rostros de la Luz’, pero de una Luz que nos muestra la belleza de Dios, porque el ‘rostro de Dios es un ‘rostro bello’. Deberíamos atrevernos a tocar la belleza de Dios en el rostro de los otros.
La luz de nuestros límites. ¿Estamos dispuestos a llegar a los límites de nuestros carismas?, nos podríamos preguntar. No somos sólo lo que hacemos. Hemos de cuidar aún más a las personas viviéndonos acogidos. Él nos acoge, por eso es libre y desde su libertad nos hace a nosotros también libres.
Esa libertad nos lleva a cualquier rincón del mundo, a toda cultura. La dimensión internacional de nuestras Congregaciones es un signo mayor de nuestro tiempo. Para lograr esto debemos vencer los miedos que nos paralizan. Debemos saber gestionarlos mejor. Hemos de evitar esa incertidumbre corporativa, sin olvidar que ‘la esperanza toca el suelo que pisamos’. Todo ello desde una identidad dinámica, la identidad del peregrino que sabe caminar en la incertidumbre.,
🗳️✨ A través de la votación telemática, hemos elegido a nuestros nuevos vocales. Felicitamos a Amador Fernández, Rosa Espinosa y agradecemos a todos los participantes por su compromiso y participación en este importante proceso. Juntos, seguiremos fortaleciendo nuestra labor. pic.twitter.com/oNPRdRSDj1
— CONFER (@MediosConfer) May 25, 2023
Estos cuatro compromisos los queremos vivir en nuestras Congregaciones. Pero también los queremos promover desde la Conferencia. Tenemos una tarea importante para hacerlos realidad.
Agradeciendo el camino
Pero durante estos días no solamente hemos ‘alumbrado la vida’ y ‘acogido la luz’. También hemos agradecido el camino. Vivimos agradecidos porque no solamente nos percatamos del camino ya recorrido y de lo realizado, sino también de lo que aún nos queda por recorrer. Hemos presentado la Memoria de Actividades 2022-2023 y la Memoria Económica del ejercicio 2022. En la Memoria de Actividades, lo habréis comprobado, aparecen muchos rostros figurados. Son los rostros de la Luz que diariamente trabajan en la sede. ‘Agradeciendo el camino’.
A todos y todas, los que diariamente estáis trabajando para que la Luz de la CONFER ilumine mejor el camino de las Congregaciones. Gracias por vuestra luz, por vuestra profesionalidad, por cada uno de vuestros rostros de luz.
Hemos de agradecer, cómo no, a todos los miembros del Consejo General, ese órgano de gobierno que tiene su actividad durante el año. A los que nos dejan como vocales, por su iluminación al tratar no pocos asuntos entre Asambleas. A los nuevos elegidos por su disponibilidad y por compartir la luz que, sin duda alguna, nos traen su vida y vocación desde el carisma al que pertenecen.
Gracias a todas las personas que habéis tenido una participación más activa en la Asamblea con vuestras exposiciones e informaciones. También a los que habéis estado más directamente implicados en la preparación de esta Asamblea, para que los Superiores Mayores hayamos podido estar a gusto, en cada detalle. Una Asamblea llena de detalles, pensados, orados. Gracias por el cariño y empeño con el que hacéis las cosas.
Gracias también por vuestra profesionalidad. A los que habéis estado pendientes del servicio técnico y de la comunicación. Este agradecimiento se hace extensivo a los que hayáis participado en las celebraciones litúrgicas, especialmente al coro que nos ha animado con sus cantos.
Quiero, igualmente, expresar en nombre de todos los Superiores Mayores un gran agradecimiento a Luis Ángel de las Heras, a José María Avendaño, a Elías Royón y a tantos y tantos por su apoyo, acompañamiento y ayuda. ¡Gracias!
Por último, un agradecimiento a todos y a cada uno de vosotros, Superiores Mayores -provinciales y generales- la CONFER está al servicio de nuestras Congregaciones. Pero sin vuestra confianza no podríamos caminar bajo la luz ni resplandecer como ‘Rostros de La Luz’.
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