400 superiores y superioras mayores reflexionaron sobre el ejercicio de la autoridad La Confer clausura su asamblea: “Que nuestras vidas hablen de que quien manda es el Espíritu”
Este jueves 23 de mayo, la 30ª asamblea general de la Confer, celebrada en Madrid bajo el lema '¿Quién manda aquí?', en la que participaron cerca de 400 superiores y superioras mayores, y que fue inaugurada el pasado martes 21 por el nuncio Bernardito Auza y el obispo auxiliar de Getafe, y miembro de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, José María Avendaño
Más allá de debatirnos sobre ‘quién’ manda, como si de distribuir poderes se tratase, tenemos que saber respondernos al ‘cómo’ se manda. Cuáles son los dinamismos que sí o sí han de ponerse en juego para el ejercicio de la autoridad”
Ayudar a toda la Iglesia a vivir y ejercer la obediencia en clave de fraternidad y corresponsabilidad; echar mano de la experiencia comunitaria, de fraternidad corresponsable y comunión, estando disponibles para nuevas búsquedas, también en el ámbito de la intercongregacionalidad y con las iglesias diocesanas; y que la forma de tomar decisiones no deje de atender, escuchar y mirar al Espíritu, fueron algunas de las llamadas realizadas durante la asamblea
Ayudar a toda la Iglesia a vivir y ejercer la obediencia en clave de fraternidad y corresponsabilidad; echar mano de la experiencia comunitaria, de fraternidad corresponsable y comunión, estando disponibles para nuevas búsquedas, también en el ámbito de la intercongregacionalidad y con las iglesias diocesanas; y que la forma de tomar decisiones no deje de atender, escuchar y mirar al Espíritu, fueron algunas de las llamadas realizadas durante la asamblea
“Llegamos al final de esta Asamblea y el deseo y envío que tenemos es poder nuevamente responder a esta pregunta ¿Quién manda aquí? Y que nuestras vidas, nuestro hacer, nuestra palabra hablen de que quien manda es el Espíritu. Nos sabemos colaboradores y colaboradoras, servidores, disponibles... a un proyecto de Dios que nos supera y trasciende”.
Con estas palabras, se clausuró este jueves 23 de mayo, la 30ª asamblea general de la Confer, celebrada en Madrid bajo el lema '¿Quién manda aquí?', en la que participaron cerca de 400 superiores y superioras mayores, y que fue inaugurada el pasado martes 21 por el nuncio Bernardito Auza y el obispo auxiliar de Getafe, y miembro de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, José María Avendaño.
“Más allá de debatirnos sobre ‘quién’ manda, como si de distribuir poderes se tratase, tenemos que saber respondernos al ‘cómo’ se manda. Cuáles son los dinamismos que sí o sí han de ponerse en juego para el ejercicio de la autoridad”, dado que “lo que debería configurar y permanecer es la corresponsabilidad, tanto en quien ejerce la autoridad como en quien obedece, al servicio de la comunión y la misión”, según las palabras conclusivas leídas por el presidente y la vicepresidenta de la Confer, Jesús Díaz Sariego, OP, y Lourdes Perramon, OSR.
Conscientes de que tampoco los consagrados y consagradas “no estamos ajenos a este individualismo que se filtra más a menudo de lo que quisiéramos, en nuestras relaciones y prácticas, estableciendo una profunda contradicción con la esencia de la obediencia religiosa que es, ante todo disponibilidad”, de las deliberaciones y puestas en común “al estilo sinodal” de esos días, quedó la constatación también de que “tan solo puede mandar quien antes ha liberado su libertad, entregándola por amor a una causa mayor; quien se ha adherido al proyecto común institucional se enmarca entre el despojo, la confianza, la responsabilidad discernida y una libertad encauzada al estilo de Jesús”.
En este sentido, también se destacó que “los dinamismos propios del servicio de la autoridad y la obediencia corresponsable en la vida religiosa no existen sino es encarnados”, que “sigue vivo en nuestros corazones el anhelo y también el compromiso por construir comunidades que sean sustrato esencial para nutrir la vocación que compartimos” y que “se hacen nuevamente imprescindibles la escucha de la Palabra y la realidad, ejercitarnos en la práctica del discernimiento, fortalecer la experiencia fundante de Dios y dejar que el Espíritu dinamice e impulse nuestros sueños”.
Igualmente, Sariego y Perramon trajeron en sus palabras conclusivas “otras tres llamadas, casi peticiones” que les brindó el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, en la eucaristía que presidió el segundo día (las otras fueron presididas por Luis Argüello, presidente de la CEE, y el claretiano, Luis Ángel de las Heras, presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada): ayudar a toda la Iglesia a vivir y ejercer la obediencia en clave de fraternidad y corresponsabilidad; echar mano de la experiencia comunitaria, de fraternidad corresponsable y comunión, estando disponibles para nuevas búsquedas, también en el ámbito de la intercongregacionalidad y con las iglesias diocesanas; y que la forma de tomar decisiones no deje de atender, escuchar y mirar al Espíritu.
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