"La delicada, insustituible y maravillosa tarea de educar" Monseñor Chomali: "Terminar con el bullying es tarea de todos"

Stop Bullying
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Carta a directivos, profesores, padres y apoderados y estudiantes de establecimientos educacionales confesionales y o confesionales

"El bullying pareciera ser una práctica más habitual de lo que creemos. Yo sufrí mucho en mi infancia por ser tartamudo. Me acuerdo de ello con  pena, dolor y frustración"

"Vivimos una sociedad maltratadora. No sacamos nada con tener más inspectores, más tribunales más castigos si no hay un proyecto de país que ayude a que el hombre le  encuentre verdadero sentido a la vida y que tenga presente la dimensión  trascendente de la existencia humana. Y desde la más tierna infancia"

"El desarrollo económico sin la consideración del hombre como centro de éste nos puede llevar a tener calles iluminadas, parques hermosos, pero ciudadanos frustrados y carentes de lo único que nos importa y deseamos: amar y ser amados"

"La familia es un lugar importante en la formación de las personas por ser un espacio insustituible para amarnos por el sólo hecho de ser, de existir y de aprender no sólo a tolerar, sino que sobre todo a valorar las diferencias"

"Invito a que cada uno de nosotros hagamos un profundo examen de conciencia del modo como tratamos a los demás. La invitación implica también realizar una seria reflexión en este campo con todos los  estamentos involucrados en la delicada, insustituible y maravillosa tarea de educar"

El bullying pareciera ser una práctica más habitual de lo que creemos. Yo sufrí mucho en mi infancia por ser tartamudo. Me acuerdo de ello con  pena, dolor y frustración. Gracias a Dios lo superé ya de adulto  reconciliándome con aquellos compañeros de curso y vecinos que se  burlaban de mí por una condición que no dependía de mí. 

Lamentablemente, a pesar de que hay más conciencia de la dignidad del ser humano y sus derechos, se da en la escuela, se da en el trabajo, se da en la propia familia. Podemos decir que vivimos una sociedad  maltratadora. A ello se le suma el ciberacoso que está haciendo estragos en la vida de muchas personas. Algunos alumnos, agobiados por el trato  que le daban en el colegio, han llegado hasta el suicidio. Qué maldad,  qué dolor, qué impotencia.  

Acto de cobardía

El bullying bajo todas sus formas y expresiones, es un acto de cobardía dado que es una agresión de una o más personas hacia el más débil. Se le golpea y también se le humilla. Muchos jóvenes se avergüenzan  de ser objeto de esta mala práctica y no lo revelan, lo que hace difícil  dimensionar el problema. En lo personal me costó años contar lo vivido. 

Es un acto de violencia, contrario a la razón y a las sanas normas de  convivencia y que muchas veces se realiza a vista y paciencia de los  mayores, que de cierta forma se hacen cómplices.  

Quienes lo practican suelen tener una pobre imagen de sí mismos, muchas veces hasta odio, que lo proyectan en los más débiles, en los  que no pueden defenderse.  

Detrás de los actos de violencia se esconde una historia. Nadie es  violento, agresivo, prepotente porque sí. Es tan fuerte el vínculo entre lo  que somos y hacemos que agredir al otro es la muestra más patente del propio malestar que se experimenta. 

En general, quienes abusan de los demás suelen ser personas, niños,  jóvenes y adultos, faltos de amor, de comprensión y de sentirse parte de  un proyecto social. Detrás de cada acto de violencia hay una gran  desesperanza en cuanto a la posibilidad de salir de las frustraciones  presentes. Volver a reconocer a Dios como fuente insustituible de  esperanza nos abre un camino promisorio hacia un nuevo trato en la  casa, el colegio y la sociedad. 

El acosador suele tener mala imagen de sí mismo

Quienes practican el bullying no se sienten ni conformes ni felices consigo mismo y en el fondo es un acto no sólo de cobardía, sino que  también de rebeldía.  

Golpeando al otro, al más débil, con palabras y acciones, en definitiva golpeo a la sociedad que rechazo. 

El gran drama del siglo XXI es la pobreza espiritual de las personas, especialmente de los jóvenes, y un gran sentimiento de soledad. Los jóvenes hoy se sienten solos, faltos de afectos y de oportunidades de sacar adelante una vida con dignidad, es decir una vida que les permita  trabajar, amar y vivir en un entorno fraterno y solidario. Carecen de líderes creíbles a quienes seguir. Si miramos este siglo da la impresión que se acabaron los grandes relatos políticos y sociales que le den sentido a la vida de un joven y lo proyecte hacia un futuro del cual hacerse cargo con su propia vida. Pareciera ser que el escepticismo  frente a la vida y a un futuro mejor ha anestesiado el valor de la vida propia y ajena. Tengo la impresión que la violencia se presenta como un escapismo o la triste manera de decirle a los demás que valgo, que soy alguien en la vida y que tengo poder. 

"Tengo la impresión que la violencia se presenta como un escapismo o la triste manera de decirle a los demás que valgo, que soy alguien en la vida y que tengo poder"

Pareciera ser que muchos maltratadores en el sentido amplio de la  palabra han sido maltratados a su vez en algún momento de su vida. 

Por otro lado, apreciamos un fenómeno nuevo y digno de estudiar. Son cada vez más son las personas que sienten un gran desprecio por la autoridad, venga de donde venga, lo que hace poco creíble a quienes la  ostentan, ya sea en el ámbito familiar, educacional, público, social y religioso. Este fenómeno empobrece la democracia. Muchos padres le  temen a sus hijos y muchos profesores les temen a sus alumnos. Hoy, además, se está dando que el personal de salud le teme a los pacientes  y a los familiares.  

Muchas veces la autoridad pública se siente amenazada por grupos que de múltiples formas ejercen violencia. Hemos visto como se ha  increpado sin respeto alguno y públicamente a las más altas autoridades  del país en actos oficiales.  

No nos olvidemos que en Chile, hace algunos años una joven fue felicitada por sus pares cuando le lanzó un jarro de agua a la ministra de educación de entonces.  

Lo que hasta hace poco era considerado una afrenta pública hoy para muchos es signo de valentía incluso digno de imitar.  

El diálogo se ha empobrecido y la fuerza se ha convertido en el método de resolver los conflictos. La toma de la propiedad privada y pública se ha hecho habitual, así como la huelga de hambre como método de  presión.  

El valor de la vida y la dignidad de cada ser humano está cada vez más cuestionado

Siempre hay una historia detrás

Detrás de cada acto de violencia hay una historia que muchas veces proviene de una familia o un entorno donde falta cariño, amor, comprensión y ternura. También es menester reconocer que genera mucha violencia interior las grandes diferencias sociales que aún persisten en nuestro país. Muchos jóvenes están desencantados de una  sociedad que no logra generar las instancias que les permita mirar el  futuro con optimismo.  

¿Qué hacer? Sin duda alguna que la Iglesia tiene una gran responsabilidad a la hora de dar respuesta a esta pregunta. Y la respuesta es anunciar la verdad acerca del hombre revelada por quien  es la Verdad, Jesucristo. Sólo él es capaz de convertir los corazones de piedra en corazones de carne, y hacer que el odio y la violencia no sean  la última palabra, sino que la vida, la vida verdadera que es amarse los  unos a los otros como Él nos ha amado. Ocuparse del que acosa a sus compañeros es una medida muy positiva y urgente. La pedagogía de la escucha, el acompañamiento y el amor suelen ser las mejores. La amenaza, el castigo suelen ser ineficaces y además, en algunos casos, contraproducentes. 

Dios fundamento de una sana convivencia

Dios es el fundamento de una conciencia recta que percibe con claridad  que los conflictos, propios de la vida, se resuelven con el diálogo fecundo, con la entrega generosa de sí, y acogiendo lo mejor del otro.  Si nos reconocemos hijos de un mismo Padre, hemos de reconocernos como hermanos. La familia es un lugar importante en la formación de las personas por ser un espacio insustituible para amarnos por el sólo hecho  de ser, de existir y de aprender no sólo a tolerar, sino que sobre todo a valorar las diferencias. Ella es la gran educadora en los valores que  animan una sociedad como el respeto por el otro, la auténtica tolerancia  y sobre todo comprender la vida como un servicio.  

"La familia es un lugar importante en la formación de las personas por ser un espacio insustituible para amarnos por el sólo hecho de ser, de existir y de aprender no sólo a tolerar, sino que sobre todo a valorar las diferencias"

El mismo Señor nos dijo que vino a servir y no a ser servido y eso vale  para nosotros que hemos bebido de su enseñanza.

No sacamos nada con tener más inspectores, más tribunales más castigos si no hay un proyecto de país que ayude a que el hombre le  encuentre verdadero sentido a la vida y que tenga presente la dimensión  trascendente de la existencia humana. Y desde la más tierna infancia.  

Para ello potenciar la presencia de Dios en la educación y en la familia  es fundamental. Las enseñanzas de Jesús de amarse los unos a los otros como Él nos ha amado y hacerle a los demás lo que queremos que  nos hagan y no hacerle a los demás lo que no queremos que nos hagan, siguen vigentes

Creo, y lo digo con todo respeto, que el desarrollo económicosin la consideración del hombre como centro de éste nos puede llevar a tener calles iluminadas, parques hermosos, pero ciudadanos frustrados y carentes de lo único que nos importa y deseamos: amar y ser amados. Esta carencia se traduce tarde o temprano en actos de violencia, y cada  vez a más temprana edad. 

Invito a que cada uno de nosotros hagamos un profundo examen de conciencia del modo como tratamos a los demás. La invitación implica también realizar una seria reflexión en este campo con todos los  estamentos involucrados en la delicada, insustituible y maravillosa tarea de educar.

Trato

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