En la Jornada Pro Orantibus, apuesta por "una vida contemplativa más comprometida con el entorno" Sor Ernestina, abadesa benedictina: "Debemos abrir puertas y permitir que los hombres y mujeres vean y experimenten nuestra forma de vivir"
En la Jornada Pro Orantibus, que se celebra este domingo bajo el lema «Contemplando tu rostro, aprendemos a decir: “¡Hágase tu voluntad!”», sor Ernestina Álvarez Tejerina, abadesa del convento de Santa Maria de Carbajal, en León, subraya precisamente que "el hágase esta voluntad del Señor debe permanecer operante no sólo en los momentos fáciles, sino también en los de empobrecimiento y debilidad, como son los actuales"
"Actualmente -señala la religiosa benedictina en entrevista con Religión Digital-, el interés por todo lo relacional y sinodal nos debe llevar a una vida contemplativa más comprometida con el entorno, que sepa abrir sus puertas y permitir que los hombres y mujeres vean y experimenten nuestra forma de vivir, lo que nos da sentido y la forma en la que jerarquizamos los valores"
"La vida contemplativa debe seguir creciendo, multiplicándose y llegando a todos los hombres sin desanimarse o quedarse encerrada y bloqueada ante las dificultades por las que pasa y que todos conocemos". En la Jornada Pro Orantibus, que se celebra este domingo bajo el lema «Contemplando tu rostro, aprendemos a decir: “¡Hágase tu voluntad!”», sor Ernestina Álvarez Tejerina, abadesa del convento de Santa María de Carbajal, en León, subraya precisamente que "el hágase esta voluntad del Señor debe permanecer operante no sólo en los momentos fáciles, sino también en los de empobrecimiento y debilidad, como son los actuales".
"Actualmente -señala la religiosa benedictina en entrevista con Religión Digital-, el interés por todo lo relacional y sinodal nos debe llevar a una vida contemplativa más comprometida con el entorno, que sepa abrir sus puertas y permitir que los hombres y mujeres vean y experimenten nuestra forma de vivir, lo que nos da sentido y la forma en la que jerarquizamos los valores".
“¡Hágase tu voluntad!”. ¿Qué nos sugiere este lema de esta Jornada Pro Orantibus cuando asistimos a un imparable cierre de monasterios y conventos?
Ante esta pregunta que me hace, lo que me viene es el primer mandato del Señor al ser humano: “Creced, multiplicaos y llenad la tierra” (Gn 1, 28).
Creo que debemos permanecer fieles a este deseo del Señor en cualquier circunstancia porque “esta es su voluntad”. Esto quiere decir que, a mi modo de ver, la vida contemplativa debe seguir creciendo, multiplicándose y llegando a todos los hombres sin desanimarse o quedarse encerrada y bloqueada ante las dificultades por las que pasa y que todos conocemos. El hágase esta voluntad del Señor debe permanecer operante no sólo en los momentos fáciles, sino también en los de empobrecimiento y debilidad, como son los actuales.
¿Hay que cambiar algo en la vida contemplativa o esta situación es una prueba más en una historia milenaria?
Todo tiene que cambiar. San Benito, en su regla, le dice al monje que tiene que estar en una constante situación de conversión, es decir, de cambio, de crecimiento. Esto creo que se puede aplicar también a la vida contemplativa. Un deseo de servir cada vez más y mejor a toda historia humana debe atender al constante cambio que el ser humano experimenta en su comprensión y sus manifestaciones.
Actualmente el interés por todo lo relacional y sinodal nos debe llevar a una vida contemplativa más comprometida con el entorno, que sepa abrir sus puertas y permitir que los hombres y mujeres vean y experimenten nuestra forma de vivir, lo que nos da sentido y la forma en la que jerarquizamos los valores.
¿Realmente hay un declive de la vida contemplativa? Se habla de un repunte en la búsqueda de espiritualidad, de un aumento en el número de bautizos de adultos en países como la laica Francia...
El ser humano lleva en sí un “aliento divino” que le configura. Por eso, toda persona está en una constante búsqueda que le posibilite el desarrollo de esa zona espiritual. Las opciones que se le presentan hoy día son muchas, muy variadas, y no todas acertadas. Por eso le es difícil realizar opciones buenas. Pero siempre hay posibilidad de encauzar las búsquedas espirituales hacia experiencias de la verdad y el bien.
Lo mejor que puede ofrecer un monasterio benedictino, como es el mío, es un contexto relacional de armonía
¿Cómo se ve en la actualidad el mundo intramuros? ¿Hay mucho ruido y poca contemplación fuera?
No me gusta mucho hablar de un mundo intramuros y un mundo de fuera. Todos caminamos en el mismo mundo, dándonos la mano y cada uno aportando lo mejor. Como un cuerpo con varios miembros, unos más ocultos y otros más visibles pero un solo cuerpo.
Creo que lo mejor que puede ofrecer un monasterio benedictino, como es el mío, es un contexto relacional de armonía. Una relación con Dios desde la alabanza, una relación con las hermanas y las personas que se acercan desde la fraternidad y una relación con la naturaleza desde el respeto.