"La vida consagrada sigue comprometida en la construcción de la paz" Venezuela, las religiosas están en primera línea para mantener viva la esperanza

Una religiosa, en las movilizaciones en Venezuela
Una religiosa, en las movilizaciones en Venezuela

Lety Mariela Pérez López, Esclava de Cristo Rey, ilustra la labor de acompañamiento para apoyar a un pueblo en dificultad. Miembro de la Junta Directiva de la Conferencia Venezolana de Religiosos y Religiosas (Conver), desarrolla un arduo apostolado junto a los pobres, “defendiendo la vida a través de la educación, la salud, los hogares de acogida para niños, jóvenes y ancianos”

"Vivimos desde los diferentes carismas, esforzándonos por ser fieles, tratando de vivir con sencillez y austeridad en nuestras comunidades, dejando brillar la alegría a pesar de las adversidades a las que todos estamos sometidos por la situación del país, porque seguimos firmes en querer ser hombres y mujeres de Dios, que hacemos presente la Buena Noticia de Jesús"

(Vatican News).- "Ustedes son la esperanza de la Iglesia y del mundo, ustedes son mi esperanza", fueron las palabras pronunciadas por San Juan Pablo II, en 1978, al inicio de su pontificado, y fueron las palabras que hace 39 años, en 1985, precedió a la primera visita de un Papa a mi país, Venezuela, que también tocó mi corazón joven en ese momento, y encendió la llama que ha permanecido encendida en estos años de seguimiento a Jesucristo como religiosa en el Instituto de las Esclavas de Cristo Rey.

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«Era la tarde del 27 de enero de ese año, cuando nuestro amado Juan Pablo II se encontraba en Maracaibo para celebrar la Eucaristía en el aeropuerto Grano de Oro y fue allí donde con su voz firme pero amorosa de Pastor, animó a los jóvenes venezolanos para mantener la fe y la esperanza para vencer la “tentación de la huida y de la evasión”, que sin duda también me asaltó en aquel período juvenil, pero hoy digo que Dios me estaba esperando para hacerme feliz. Esto era lo que tanto había deseado y me lo hizo sentir y comprender con el encuentro con el Papa Wojtyla. A partir de ahí, toda una historia de “amor, fe y esperanza” que movió mi corazón de mujer consagrada que quería construir un mundo diferente, lleno del Reino de Dios, en comunión con otras realidades eclesiales sin perder la alegría, la audacia y la dedicación llena de esperanza, como dice el Papa Francisco a la vida consagrada hoy».

La virtud de la esperanza me ha permitido vivir la vida cotidiana de mi país, por compleja y adversa que sea, con una perspectiva proactiva que me anima a superar el miedo y el desánimo y a tratar de vivir en una dinámica de compromiso y trabajo transformador basada en mi carisma y mi espiritualidad de Esclava de Cristo Rey, que busca ayudar a los demás a encontrarse consigo mismos, con Dios, con sus hermanos y hermanas, y juntos hacer posible un mundo más humano, más fraterno, justo y digno para todos a través del apostolado de la enseñanza, la propuesta de los Ejercicios Espirituales según el método de San Ignacio y el trabajo social y de evangelización.

Religiosos y religiosas de Venezuela
Religiosos y religiosas de Venezuela Conver

Ser parte de la junta directiva de la Conferencia Venezolana de Religiosos y Religiosas (Conver) que tiene como objetivo ser un instrumento de relación y cooperación entre los religiosos y religiosas y las instituciones eclesiásticas, civiles, oficiales y privadas, también para que la vida religiosa en Venezuela puede responder al desafío de la evangelización y las comunidades de religiosos y religiosas asumen el reto de trabajar por lograr la justicia social en Venezuela, me ha permitido ver, a través del trabajo de acompañamiento, que nuestra vida religiosa en el país es frágil en número, en edad, en posición social, pero con un deseo inmenso de seguir apoyando a nuestro pueblo en medio de una realidad que no es fácil de resolver y manejar.

Historia de entusiasmo

Tenemos una historia marcada por el entusiasmo, por la búsqueda de respuestas a los problemas de la población, por el llamado a la misión, a las nuevas fronteras, al diálogo con las organizaciones sociales, al apostolado intercongregacional, al despertar de la fe en la Iglesia cristiana, al acompañamiento de las comunidades, a los valores cristianos básicos, a la reflexión sobre la práctica cristiana y al diálogo, aunque a veces nuestras fuerzas flaqueen y sólo Dios conozca nuestros esfuerzos. Sin embargo, la vida consagrada en Venezuela sigue sembrando esperanza y sigue comprometida en la construcción de la paz, tratando de estar cerca de la vida de los pobres, comprendiéndolos, fortaleciendo sus organizaciones, haciendo presente a Jesús, defendiendo la vida a través de la educación, la asistencia sanitaria, centros de acogida para niños, jóvenes y ancianos.

Migrantes en la frontera Brasil-Venezuela
Migrantes en la frontera Brasil-Venezuela

Vivimos desde los diferentes carismas, esforzándonos por ser fieles, tratando de vivir con sencillez y austeridad en nuestras comunidades, dejando brillar la alegría a pesar de las adversidades a las que todos estamos sometidos por la situación del país, porque seguimos firmes en querer ser hombres y mujeres de Dios, que hacemos presente la Buena Noticia de Jesús. Somos la vida consagrada venezolana, con sus méritos y defectos, al servicio de la evangelización en sus diversas dimensiones, con compromiso, humanidad y profesionalidad, dando testimonio del amor de Dios a través del servicio a los más necesitados, porque hemos logrado institucionalizar líneas de trabajo común en el campo de la educación (Avec – Fe y Alegría), en la salud (Avessoc), en la formación y el pensamiento teológico (Cer-Iter, y otros). instancias de formación (Comina, Rasi, Repam), siempre en comunión con la Cev y la Clar, todas ellas encaminadas a apoyar la vida religiosa. Doy gracias a Dios porque la llamada a mantener la fe y la esperanza para superar la «tentación de fuga y de evasión» del pasado sigue dando sentido a mí sí de hoy, siguiendo el ejemplo de María de Nazaret.

*Esclava de Cristo Rey

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