Un cristianismo audaz y creativa.

Impulsados por el Espíritu de Dios y siguiendo su vocación eclesial, todos los miembros de la comunidad cristiana – todos los miembros: todos ustedes y yo – deben ser, dentro de la sociedad, artífices de la unión de los hombres entre sí, promotores del diálogo, de la reconciliación, de la justicia social y de la paz” A través de la presencia de los cristianos y de su testimonio, la Iglesia realiza su vocación de germen firmísimo de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género humano.” …Hoy no queremos cristianos tímidos, pasivos, montones; se necesita que cada cristiano tenga una creación audaz y creativa. …

Celebrando el domingo de las misiones, Monseñor Romero reflexiona sobre la misión de la Iglesia.  Utiliza como título de su homilía el mismo de su cuarta pastoral “Misión de la Iglesia en medio de la crisis del país”.  Es de recordar que unos días antes (15/10/79) se dio el golpe de estado.  Monseñor creyó que se estaba abriendo una nueva oportunidad para el pueblo, pero denunció también como la represión había seguido.  En ese contexto de crisis política Monseñor invita a reflexión sobre la misión de la Iglesia.   Para eso se refiere a varias citas del Papa Juan Pablo II.

Al hablar de la misión de la Iglesia, debemos recordar la expresión desafiante que P. Pedro Declercq nos ha dejado: “agua que estanca, se pudre”, llamando a las CEBs a ser evangelizadoras, a salir de si misma, a tocar puertas, a llamar a otros/as, a formar nuevas comunidades, para asumir esa misión de ser “artífices de la unión de los hombres entre sí, promotores del diálogo, de la reconciliación, de la justicia social y de la paz”.  Esta misión eclesial está en juega en cada colonia donde hay una CEB, en cada municipio donde haya Iglesia y en su conjunto de iglesias también a nivel departamental y nacional.  

La misión eclesial, siguiendo el ejemplo de vida de Jesús, es asumir en serio “su vocación de germen firmísimo de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género humano.”   Jesús hablaba del Reino de Dios.   La comunidad creyente debe asumir la misión de ser germen de unidad, germen de esperanza, germen de salvación / liberación, iniciando en su propio barrio, colonia o sector.   Monseñor nos reclama: “no queremos cristianos tímidos, pasivos, montones”.   Muchas veces las actividades parroquiales o de los movimientos se centran en la Iglesia misma, en las/los que van a misa y quienes bautizan a los niños/as.  En las CEBs corremos los mismos riesgos de quedarnos estancados, sin movimiento, haciéndonos pasivos.   Otros solo participan en actividades con montones como en las procesiones tradicionales.    Monseñor nos hace la llamada de ser promotores/as de unidad, esperanza y liberación en nuestro propio entorno.  Tantos problemas nos atacan, tantas divisiones (políticas partidarias, religiosas), tanta desesperación ante cambios que no llegan, tanta miseria por la explotación económica, tantas heridas por la exclusión….  

De ahí que no es de extrañar que al hablar de la misión de la Iglesia Monseñor nos dice: “se necesita que cada cristiano tenga una creación audaz y creativa”.   Sin audacia y sin creatividad la misión de la Iglesia no logrará realizarse.   Urge audacia y creatividad en las diferentes dimensiones de la vida de la iglesia: en la liturgia, en la diaconía (el servicio), en la koinonía (la vida comunitaria), en el ecumenismo, en la siembra de semillas de unidad, esperanza y liberación / salvación.  Da tristeza cuando hay personas religiosas que solamente quieren permanecer en lo tradicional, en lo anterior, en lo descrito  y prescrito en los libros, dentro de los límites seguros de la religión sin arriesgarse a la construcción del Reino de Dios, sin atreverse a ser Iglesia de las y los pobres.  

El texto de la homilía dice “creación audaz y creativa”. Creemos que Monseñor Romero pretende promover acciones audaces y creativas, siempre fieles en el seguimiento a Jesús.  Las realidades históricas cambian y por eso la Iglesia debe ser audaz y creativa para poder realizar su misión: signo e instrumento del Reino de Dios.  No tengamos miedo

Reflexión escrita para el domingo 17 de octubre de 2021.         Homilía  de la liturgia del 29 domingo ordinario del ciclo B, 21 de octubre de 1979.   Homilías, Monseñor Oscar A Romero, Tomo V, Ciclo B, UCA editores, San Salvador, p. 440,441,443

Volver arriba