No escondamos el talento que Dios nos ha dado.

“Por eso da lástima pensar en la cobardía de tantos cristianos y en la traición de otros bautizados.  ¿Pero, qué están haciendo, bautizados, en los altos campos de la política?, ¿dónde está su bautismo? Bautizados en los partidos políticos, en las agrupaciones populares políticas, ¿dónde están su bautismo?  Bautizados en las profesiones, en los campos de los obreros, en el mercado.  Dondequiera que hay un bautizado, ahí hay Iglesia, ahí hay profeta, ahí hay que decir algo en nombre de la verdad que ilumina las mentiras de la tierra, No seamos cobardes, no escondamos el talento que Dios nos ha dado desde el día de nuestro bautismo y vivamos de verdad la belleza y la responsabilidad de ser un pueblo profético.”

Nos parece una llamada muy actual a cada uno/a de nosotros/as: no escondamos el talento que Dios nos ha dado.  Monseñor nos explica que es una llamada desde nuestro bautismo.  Cada persona, por ser humano, independientemente si está bautizado o no, es llamado a utilizar todos sus talentos, capacidades, fortalezas y debilidades para aportar en la construcción de nuevos procesos de humanidad, para humanizar cada vez más esta historia (local y mundial).   Por supuesto que estar bautizado debería significar que estamos muy conscientes de esta misión para humanizar el mundo, así como lo hizo Jesús.  Por haber sido bautizados/as como niños/as, lastimosamente no nos ha quedado ninguna experiencia concreta del bautismo, solo nos queda la constancia llamada “la fe de bautismo” y quizás alguna foto.  En las CEBs hemos participado en experiencias como el encuentro de iniciación, aquel encuentro de bautismo: tomando conciencia del camino de Jesús hemos expresado nuestro compromiso. 

Sin embargo las circunstancias de la vida, los acontecimientos, los obstáculos, las decepciones, los miedos, …. pueden provocar que poco a poco hemos ido escondiendo nuestros talentos que Dios nos ha dado y nos hemos hecho “cobardes”. ¡qué contradicción: cristianos/as cobardes! En el camino de las CEBs entendemos y sabemos muy bien por donde andan los retos de nuestro compromiso, sin embargo no pocos hermanos/as se han acobardado, escondiendo sus talentos, encerrándose en su propia casa o familia.  De ahí la llamada tan fuerte de Monseñor, tan actual: ¿dónde está su bautismo?  Menciona a los políticos, a los miembros de los partidos políticos, de las organizaciones populares, a los y las obreros/as y campesinos/as, vendedoras/es del mercado y de la calle, profesionales, …..  Ampliemos: maestros/as, trabajadores/as de salud, funcionarios públicos, trabajadores/as en iniciativas económicas propias, catequistas, animadores/as de comunidades, sacerdotes, religiosos/as, …..  ¿qué hemos hecho con los compromisos bautismales?  

Durante la liturgia de la noche de Pascua somos invitados/as a renovar nuestros compromisos bautismales, pero mucha veces también eso se ha hecho un rito anual sin práctica histórica.  El certificado de nuestro compromiso no es el documento de la fe de bautismo, ni el rito anual de la renovación de los compromisos bautismales, sino es en la vida, en la práctica familiar y social que hacemos visible y palpable que estamos tomando en serio esos compromisos.

En el catecismo se nos han enseñado que se trata de un triple compromiso: sacerdote, profeta y rey.  Sin embargo muy pocos sabemos de qué se trata y aún menos somos los que tratamos de cumplir esa triple misión. La misión sacerdotal no hace referencia a un estatuto (sacerdotal) en la jerarquía de la Iglesia, sino a nuestra vocación de servir, de lavarse los pies unos a otros, de poner la propia vida al servicio de otros/as, especialmente personas, familias y sectores más vulnerables.  La misión profética tiene que discernir la presencia del Dios de Jesús en la vida y la historia, denunciando lo que – visto desde las y los pobres – va en contra del reinado de Dios y anunciando la esperanza movilizadora.  La misión real nos compromete en la lucha ardua por una sociedad sin esclavos, sin explotación, sin superiores e inferiores, sin “nosotros y ustedes”, sino una sociedad donde compartimos generosa y solidariamente.  Nuestra misión real debe formarse según el modelo del Reino de Dios.   ¿Dónde está su bautismo?   No tengamos miedo para asumir nuestro papel de seguidores/as de Jesús. 

Reflexión para el domingo 7 de julio de 2024  (originalmente escrita para el domingo 4 de julio de 2021)   Homilía en la liturgia del 14° domingo del tiempo ordinario del calendario litúrgico del 8 de julio de 1979.   Homilías Monseñor Oscar A Romero, Toma V, Ciclo B, UCA editores. San Salvador.  página 87

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