A la luz del “Evangelio de Monseñor Romero - 2
Ustedes son la imagen del Divino Traspasado.
| Luis Van de Velde
“Ustedes son la imagen del Divino Traspasado, el que nos habla la primera lectura en un lenguaje profético, misterioso, pero que representa a Cristo clavado en la cruz y atravesado por la lanza.” (10 de abril de 1977)
Los recopiladores de este librito[1] escriben en la introducción a este segundo bloque de citas de Monseñor Romero que Jesús “fue como nosotros, como los pobres y las víctimas”. A menos de tres meses después de asumir el servicio de arzobispo, en la eucaristía a los 40 días del asesinato del Padre Rutilio Grande y sus dos compañeros, Monseñor Romero ya expresó que las y los pobres, las víctimas eran la imagen clara de Jesús, muriendo en la cruz y cuyo costado ha sido abierto con una lanza. Monseñor dijo ahí que la imagen del Divino Traspasado “es la imagen de todos los pueblos que, como Aguilares, serán atravesados, serán ultrajados”
No he descubierto si anteriormente alguien ha utilizado esa expresión “Divino traspasado” para hablar de Jesús. Más bien sospecho que es una palabra propia de Monseñor Romero.
Está consciente que ese pueblo pobre, explotado y oprimido no es víctima por la voluntad de Dios. “Los responsables son el imperio, el sistema económico dominante nacional e internacional, las multinacionales. Los poderes del FMI, del BM y de la OMC siguen poniendo argollas para que los pueblos no levanten cabeza y puedan disponer impunemente de sus materias primas.”[2] Monseñor compara el cuerpo destrozado de Jesús en la cruz con la vida destrozada del pueblo pobre. El Padre Ellacuría decía que “los han dejado como a un Cristo” La pobreza es sistémica y exige constantemente miles de víctimas.
Recordamos como la pandemia de Covid ha desnudado a esos “Divinos traspasados”. Especialmente aquellos que viven de lo que pueden ganar diariamente, no han tenido reservas para poder resistir y quedarse en casa. A pesar de donaciones de víveres, la pobreza (resultado de muchas décadas de despojo, abandono, explotación y exclusión) estaba a la vista. Los sistemas de salud no estaban preparados para atender adecuadamente a los enfermos de Covid y murieron miles.
Pero recordamos también a los miles de asesinados y “caídos” durante la guerra (El Salvador 1981 – 1992, y todas las guerras actuales), los heridos e inválidos de guerra, y posteriormente los miles de asesinados por la epidemia de la violencia social de las pandillas, maras y los destrozos sociales (como se vive en el triángulo norte de Centro América). Miembros de familias pobres asaltaban, extorsionaban y asesinaban a otras familias pobres. También ellos eran productos mortales del sistema económico que no satisface las necesidades básicas. Miles de mareros y sus colaboradores en las cárceles de El Salvador – y sin olvidar quienes han sido encarcelados sin haber participado en los crímenes – y sus familiares sufren las condenas largas como las consecuencias de tanta violencia mientras esperan un mínimo de respeto por sus derechos humanos fundamentales. Todas las familias tienen “Divinos traspasados” en su propio seno.
Para entender a Jesús y especialmente el final de su vida, hay que mirar a esa imagen viva del Divino Traspasado. Monseñor nos pide que nos demos cuenta que Jesús ha sido hombre del pueblo, hombre sufriente y asesinado. Jesús fue como nosotros, como las víctimas de este sistema explotador que genera a su vez otras olas de violencia. Las víctimas pueden reconocerse en Jesús y recordar que su gran preocupación ha sido la salud y la comida del pueblo, la justicia para los pobres.
Esta referencia de Monseñor Romero a Jesús como “divino traspasado”, hoy visible en las y los pobres , en las víctimas de las guerras (Ucrania, Rusia, Gaza, Líbano,…), es fundamental para no desviarnos con otros nombres que ya en el NT y a lo largo de la historia la Iglesia ha dado a Jesús. Si queremos acercarnos a Jesús habrá que ir en primer lugar donde los traspasados de hoy. En la situación de represión, en tiempos de régimen de excepción, en años de guerra, en tiempos de persecución y cierre de espacios socio-políticos, nos urge vivir la solidaridad, el compartir, la cercanía, la animación, la esperanza. Seríamos verdaderos “fariseos” cuando deseamos orar o ir al templo, si no somos solidarios, muy solidarios, con el Divino Traspasado sufriendo hoy en nuestros pueblos: bajarlos de la cruz!!! Está más cerca que nunca.
Cita 1 en el capítulo II (Jesús de Nazaret) en 'El Evangelio de Monseñor Romero'
[1] El Evangelio de Monseñor Romero, recopiladores Miguel Cavada Diez (+) y Jon Sobrino, San Salvador, Centro Monseñor Romero UCA, 1ª edición 2001.
[2] Este párrafo está inspirado en el artículo “Bajar de la cruz, de Benjamín Forcano, encontrado en : https://www.alainet.org/es/active/53335 Bajarlos de la Cruz