¡Feliz sábado! Una de las más bella oraciones (o himnos) dedicadas a las Virgen es el stabat mater. Obviamente, a lo largo de la historia hay ejemplos fabulosos, uno de los cuales vamos a escuchar hoy. El maestro que nos acompaña es de esos de renombre.

Como siempre, unas palabras sobre el compositor, Franz Schubert (1797-1828), maestro austríaco nacido y muerto en Viena. Parece ser que era bajo de estatura y además miope por lo que siempre usaba gafas, curiosamente incluso cuando dormía. Durante casi toda su vida vivió como bohemio rodeado de un grupo de buenos amigos. Estos tenían motes y por lo visto el de Schubert era «pequeño champiñón» debido a esa estatura. Le gustaba silbar sus piezas y muchas veces lo hacía sobre los dientes de un peine. Era, como diría un francés, un bon vivant. También se deleitaba fumando en pipa y tenía una gran colección de ellas; también gozaba bailando y disfrutando de la comida de los distintos restaurantes de la capital austríaca. Igualmente, le gustaba charlar y sus opiniones siempre era muy penetrantes y acertadas. Todo esto se reflejaba en una gran música.

Vamos a escuchar su Stabat Mater, D. 383. Fue completado en la primavera de 1816, con solamente diecinueve años; fue esa una época muy productiva. Usó como texto la traduccón alemana de Klopstock y compuso la pieza en un sombrío fa menor y parece más centrado en la figura de Cristo que en la de su madre. Destacan las impresionantes fugas, en especial la que está a ocho partes en las palabras Wer wird Zähren sanften Mitleids, una de las cumbres de su producción y una buena muestra de su manejo del contrapunto. En la obra tiene una especial relevancia el coro, con unas partes que no son demasiado exigentes.

La interpretación es del Coro de la Radio de Baviera y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera dirigidos por Wolfgang Sawallisch.