¡Tocad la trompeta!
¡Feliz viernes! Vamos a hacer eso: a tocar la trompeta como respuesta a la alegría a la fe en Dios. El mago que va a conseguir esto será un italiano que supo manejar las voces en gran cantidad y siempre consiguiendo un efecto grandioso.
Hablo de Giovanni Gabrieli (h. 1557-1612), compositor italiano nacido en Venecia, lugar donde también falleció. Era sobrino de Andrea Gabrieli, con quien también estudió. También lo hizo en Múnich con Lasso, quien era amigo de Andrea. En 1584 lo tenemos de vuelta en Venecia para trabajar como organista suplente de la basílica de San Marcos porque el titular, Claudio Merulo, estaba ausente. Un año más tarde se presentó al concurso para conseguir la plaza titular, así como de la Scuola Grande di San Rocco, compatibilizando ambos cargos hasta el momento de su muerte. Sus obras fueron publicados por toda Europa, apareciendo de forma abundante en diversas colecciones. Fueron muchos los que acudieron a Venecia a estudiar con él, siendo quizá el alumno más destacado Heinrich Schütz.
Disfrutemos de su impresionante Buccinate in neomenia tuba, que es una sinfonía sacra a diecinueve voces. Fue publicada en una colección suya que data de 1615. Algunas de esas voces (las no marcadas con la voz italiana Voce) pueden interpretarse con instrumentos, lo que aporta un brillo muy especial a la composición. Obviamente, la obra está compuesta mediante varios coros que se colocaban a lo largo de la tribuna de la basílica, creando ese famoso efecto policoral. El texto de la composición cita varios salmos y puede que fuese compuesta para alguna ceremonia grandiosa, como una coronación, o quizá para el festival anual que conmemoraba el matrimonio entre la ciudad y el mar.
La partitura de la composición puede descargarse aquí.
La interpretación es de Gabrieli Consort and Players dirigidos por Paul McCreesh.