Los adversarios se multiplican
¡Feliz martes! Ayer escuchábamos música inglesa y hoy vamos a quedarnos en ese país con un grande del barroco cuya música trascendió a toda Europa. De nuevo, su exquisita e inconfundible obra vendrá a ponerle belleza a este día.
Me estoy refiriendo a Henry Purcell (1659-1695), compositor inglés nacido en Londres. Está considerado como el compositor inglés barroco de más excelencia y fue calificado como Orpheus Britannicus debido a su capacidad para combinar el contrapunto típicamente inglés con un dramatismo expresivo y flexible. La gran mayoría de sus obras son vocales, aunque solamente compuso una ópera: su famosa Dido y Eneas, con esa sabia mezcla de arias, coros y movimientos de danza. También compuso mucha música incidental, es decir, para acompañar producciones teatrales. Colaboró también con el dramaturgo John Dryden en una producción de El Rey Arturo de 1691 y también, un año más tarde, para una obra basada en Shakespeare. En sus años finales de vida no dejó de componer hasta casi el último momento.
La obra suya que vamos a escuchar hoy es su Jehova, quam multi sunt hostes mei. Se trata de un motete que fue compuesto en la década de 1670 y cuyo texto está tomado del salmo 3. Está considerada como una de sus obras religiosas más logradas. Se abre con un fragmento a cinco voces con un fuerte sentido de gratuidad hacia el Dios que nos libra de esos enemigos. La obra continúa con un dramatismo muy fuerte y los solistas nos cantan una confesión de fe en Dios. Purcell está siempre atento a los detalles, tanto grandes como delicados, algo que especialmente se aprecia en la música que acompaña a las palabras respondit mihi. Es una pieza delicadísima y que tiene todo ese sabor a Purcell tan característico.
La interpretación es del Ensemble Pro Victoria.