Reflexiones de la religiosa en el 53° Congreso Eucarístico Internacional Daniela Cannavina: "Jesús rescata la fraternidad en la escucha de su Palabra"
En el marco del Congreso Eucarístico internacional en curso en Quito, la religiosa argentina Daniela Cannavina destacó que la verdadera fraternidad también nace del encuentro con Jesús Eucaristía
La jornada de la mañana del 10 de septiembre se completó con los testimonios de relatados por la señora Margaret Fellker, de la David's Educational Opportunity Fund ,y de monseñor Bienvenu Manamika, arzobispo de Brazzaville, República del Congo
Por la tarde se escucharon otros tres testimonios de fe y de fraternidad, aportados por participantes provenientes de América Latina
Por la tarde se escucharon otros tres testimonios de fe y de fraternidad, aportados por participantes provenientes de América Latina
(AICA).- "Fraternidad redimida en Cristo: ¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!", fue el tema con el que se dio inicio a las reflexiones del martes 10 de septiembre, en el 53° Congreso Eucarístico Internacional (IEC2024).
Sobre ese tema expuso la hermana Daniela Cannavina, secretaria de la Confederación Latinoamericana de Religiosos, CLAR, quien destacó que el punto de la partida o génesis de nuestra fraternidad es el encuentro de fe con Jesús de Nazaret.
Según destacó, ahí está el saber y el sabor de la verdadera fraternidad. Jesúsredime la fraternidad en la escucha de su Palabra de vida y alrededor de la mesa de su Cuerpo y de su Sangre que nos hacen hermanos universales, cercanos, compasivos, sin exclusiones y sin fronteras.
Para la religiosa argentina, el punto de conversión o metanoia de nuestra fraternidad es la Eucaristía. Ahí, el amor sin límites y sin condiciones de Jesús se hace epifanía de comunión, de participación y de inclusión. Porque para Jesús el gesto de partir el Pan es más que un gesto ritual, es una forma de vida en la que no se guarda nada por amor a Dios y al prójimo.
La Eucaristía se convierte en el testamento y la memoria de amor de Cristo porque trasfigura toda relación de imposición en libertad, de dominio en gratitud y de indiferencia en solidaridad.
El punto de llegada de una fraternidad redimida es la trasfiguración del mundo herido con la revolución de la ternura de Jesús, Hijo de Dios y hermano universal. Fraternidad que nace de un corazón agradecido que sale al encuentro del hermano y de aquel desconocido en el camino. Así la dulce luz de la Eucaristía ilumina los rostros invisibilizados de las periferias existenciales bajo la sombra de la misma tienda sinodal de la Iglesia. Solo la luz eucarística hace que las diversidades fraternas se conviertan en fortalezas y no en amenazas.
La Hermana Cannavina destacó que, el desafío es creer y crear comunidades de hermanos y hermanas redimidas en Cristo que sean más humanas, más horizontales, más "eucaristizadas", con sabor a Evangelio y a Eucaristía.
Testimonios de redención
La jornada de la mañana se completó con los testimonios de relatados por la señora Margaret Fellker, de la David's Educational Opportunity Fund ,y de monseñor Bienvenu Manamika, arzobispo de Brazzaville, República del Congo.
En su intervención, Margaret Fellker compartió el testimonio de cómo el Señor le concedió un regalo mucho mayor a aquel que pedía. En el 2002, David, su hijo, que había llegado a Ecuador como voluntario, desapareció en un viaje por el sur del país. La provincia de Zamora fue su último paradero conocido.
Margaret dejó su hogar y vino a Ecuador para buscar a su hijo, y encontró una respuesta totalmente diferente. Entre la angustia y la desesperación, recuerda una frase del Evangelio de Mateo,escuchada en la iglesia donde acudía a llorar e implorar: "Vengan a mí los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré". Esa precisamente fue su experiencia. El cansancio y el agobio de no encontrar a su hijo fue aliviado sorprendentemente por la bondad de las personas que le ayudaron y la belleza de esas tierras.
Relató que la meditación de los misterios dolorosos en su vida se daba fácilmente, lo cual le generaba la pregunta: "¿Cómo se verán los misterios gloriosos?" La respuesta llegó con el tiempo, a través de la fundación David's Opportunity Found y son los nombres, los rostros y las vidas que pudo tocar a través de ella.
Ahora cuenta, llena de emociones, que ella vino a buscar a su hijo y Dios nunca la abandono, Dios la acompañó y le regaló algo mucho mayor a lo que ella pensaba necesitar: un amor infinito para compartir con otros.
En el segundo testimonio de la mañana, monseñor Bienvenu Manamika compartió una reflexión sobre la fuerza inherente a la Eucaristía que desvela las incoherencias de un país como el suyo que, si bien se sabe significativamente católico, vive de otra manera, haciendo que el Misterio que se celebra no sea fructífero.
En un contexto donde la pobreza sigue siendo la constante, al igual que las enfermedades que históricamente han acechado a la nación, sumándose a estos males la manipulación política que enfrenta a los hermanos en guerras fratricidas en tiempos de elecciones, el arzobispo afirmó que urge encontrar un camino de acción que ayude al Congo. La respuesta está en la Eucaristía, ella puede ser propuesta como un camino de renacimiento para el Congo.
Finalmente dijo que reconsiderar la fe eucarística presenta cinco desafíos: de liberación, de paz, de responsabilidad, de promoción humana y de fraternidad. Y agregó: "No se puede ser cristianos y vivir como si no lo fuéramos; es necesario que esta fe que confesamos se haga vida para responder a estos desafíos, de tal manera que nuestro culto no sea solamente un refugio, sino fermento de paz".
Testigos de la fe, los derechos humanos y la justicia
Por la tarde se escucharon otros tres testimonios de fe y de fraternidad, aportados por participantes provenientes de América Latina.
Monseñor Francisco Ozoria, arzobispo de Santo Domingo y primado de América, compartió su intervención con el padre Roberto Martínez, en un ejercicio de sinodalidad que fue la clave en la lectura del "Sermón de Adviento", al que se lo conoce como el "Grito de Montesinos".
El padre Roberto comentó que ese sermón fue concebido como una voz de la comunidad de frailes dominicos, que llegaron a América con el afán de vivir radicalmente el Evangelio, a partir de la pobreza y la evangelización, para realizar en nuestras tierras lo que desde Salamanca venía llamándose la reforma dominica. Esos frailes se encontraron con una realidad contradictoria al Evangelio, simbolizada en lo que ha pasado a la historia como las "encomiendas". Así, en labios del dominico Montesinos, se pronunció el primer grito a favor de los derechos humanos.
San Óscar Romero
Por su parte, el cardenal Gregorio Rosa Chávez compartió un testimonio sobre san Óscar Arnulfo Romero, a quien conoció de adolescente y con quien después compartiría labores y luchas, al punto que el santo obispo lo llamaba "amigo". Entre las características del mártir, resaltó su devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Para el cardenal Rosa Chávez, aunque a veces se intente asociar a Romero con luchas ideológicas y partidistas, no habría que desconocer que, para él, la lógica de su lucha fue siempre la del Evangelio. Él luchaba, no por una opción política, sino por ser "sacerdote" por la caridad de Cristo, que debe prodigarse a los hermanos.
Comentó que monseñor Romero, obispo del Corazón de Jesús, conocía la cercanía de su muerte: la mencionaba en su prédica y las personas de su entorno le señalaban ese peligro, pero él supo unirla y leerla desde Cristo y su opción por los pobres, por su pueblo.
Monseñor Leonidas Proaño
A su vez, monseñor Víctor Corral, quien fuera el obispo auxiliar de monseñor Proaño y más tarde su sucesor, se refirió a ese testigo de fraternidad en tierras ecuatorianas.
Recordó cómo se sintió motivado en su vocación por el "Taita Leonidas", y desarrolló su testimonio a partir de una pregunta: "¿Por qué sigue viva su memoria?" Recalcó al respecto que monseñor Leonidas Proaño fue un hombre sencillo, fuerte y de una espiritualidad apegada radicalmente al Evangelio. Su acción pastoral y su predicación lo llevaron a romper esquemas en la sociedad y la Iglesia de su tiempo, sobre todo en cuanto a la mentalidad acerca de los indígenas y en relación con la pastoral.
El antiguo colaborador habló asimismo de su espiritualidad, a la que la definió como liberadora y solidaria.