PH Calzados, un proyecto que genera "trabajo genuino" en un asentamiento de Buenos Aires Del bonaerense Puerta de Hierro al Vaticano, las zapatillas que el Papa considera “un gesto y un símbolo”

Francisco con las zapatillas de PH Calzados
Francisco con las zapatillas de PH Calzados

"Muchas gracias por las zapatillas, que son un gesto y un símbolo", expresó el papa Francisco en agradecimiento a la marca PH Calzados, que le obsequió con un par de sus creaciones

Solo en La Matanza hay 53.459 familias que viven en villas o asentamientos. La fábrica de zapatillas, ubicada en el asentamiento Puerta de Hierro, ha elevado la sensación de dignidad

También el obispado de San Justo se involucró en el proyecto de los dueños de PH Calzados. Hace casi tres años, la Iglesia comenzó a tomar un papel más activo en los barrios vulnerables de la zona

El emprendimiento pertenece a Óscar Moyano y Roberto Bobadilla, de 36 y 41 años respectivamente, que a mediados de 2019 crearon la marca y generaron esta oportunidad de trabajo para los vecinos

Óscar Moyano: “El objetivo es lograr la construcción de una nueva identidad para el barrio y desarrollar la economía local. Queremos que deje de verse a Puerta de Hierro como el shopping de la droga”

“Cuando recibimos la foto con las zapatillas en manos del Papa fue muy loco. Nos sentíamos parte de algo grande. Nos fortaleció y nos infló el pecho”, cuenta Bobadilla

(AICA).- El papa Francisco agradeció en un mensaje de audio a la marca PH Calzados, una fábrica ubicada en el asentamiento Puerta de Hierro, que le obsequió un par de zapatillas, que el Santo Padre consideró “un gesto y un símbolo”.

El emprendimiento pertenece a Óscar Moyano y Roberto Bobadilla, de 36 y 41 años respectivamente, que a mediados de 2019 crearon la marca y generaron esta oportunidad de trabajo para los vecinos capacitados en el oficio de la zapatería y la reparación.

En aquel entonces, empezaba a trabajar en el barrio el Organismo Provincial de Integración Social y Urbana (Opisu), una entidad creada por iniciativa de la exgobernadora María Eugenia Vidal, que tiene por objetivo que el Estado llegue a los barrios más vulnerables. Entre sus metas están combatir el narcotráfico, permitir el acceso a los servicios básicos y realizar tareas de contención y transformación social y productivas.

También el obispado de San Justo se involucró en el proyecto de los dueños de PH Calzados. Hace casi tres años, la Iglesia comenzó a tomar un papel más activo en los barrios vulnerables de la zona. Solo en La Matanza hay 53.459 familias que viven en villas o asentamientos. Desde la Iglesia se promovió la construcción de jardines, escuelas primarias, secundarias y una sala de primeros auxilios en Puerta de Hierro y las zonas aledañas.

“Al principio, cuando mostrábamos las zapatillas, muchos no creían que las hacíamos nosotros. Pensaban que las comprábamos y las revendíamos. También se difamó el proyecto por cuestiones políticas. Nosotros lo único que queremos es seguir generando trabajo genuino y mostrar nuestro oficio”, relata Moyano, más conocido en el barrio con el sobrenombre de Pipa.

“Recibimos aportes de terceros y se donaron los materiales para la fabricación de las primeras zapatillas. Los pusimos en contacto con la Cámara de Calzado. Ayudamos para que se puedan capacitar y tratamos de conectarlos con personas que los ayuden desde la experiencia a sostenerse con los vaivenes económicos del país”, relató Ángel Recine, colaborador de monseñor Eduardo García, obispo de San Justo.

De la villa a la Feria de las Naciones



Además, un reconocido empresario argentino, Federico Álvarez Castillo, dueño de la marca de indumentaria Etiqueta Negra, les brindó asesoramiento para fortalecer la empresa y el diseño de sus productos. Desde Construyendo, una organización de la sociedad civil, se acompañó a los emprendedores en la gestión de espacios en ferias para la venta y se contribuyó a la puesta en valor de la futura fábrica de PH Calzados.

El obispado es el que está supervisando la construcción del edificio, en un galpón de 600 metros en un predio de Cáritas de La Matanza. Esta parte del proyecto se realiza con fondos privados y se espera que se termine entre mayo y junio. Actualmente, Moyano y Bobadilla alquilan un taller, donde trabajan provisoriamente. En una de las mesadas de este espacio tienen los planos de la fábrica donde esperan estar instalados en los próximos meses.

Monseñor García, por su parte, considera que en la diócesis de San Justo se cambió la forma de trabajar con los que menos tienen. Se trata de capacitarlos en oficios y que se vayan preparando para que puedan encarar proyectos. “Por ejemplo, este emprendimiento ha tomado un vuelo bastante importante”, comenta.

“Nosotros le hicimos llegar las zapatillas al Papa”, cuenta Recine. Un día, monseñor García les dijo a los emprendedores que necesitaba una caja con unas zapatillas talle 42 y les pidió que la firmaran. Luego se enteraron que esa caja estaba volando hacia Roma. “Cuando recibimos la foto con las zapatillas en manos del Papa fue muy loco. Nos sentíamos parte de algo grande. Nos fortaleció y nos infló el pecho”, cuenta Bobadilla.

El logo de la zapatilla es un triángulo con laureles. La forma geométrica se basa en el plano del barrio y los laureles representan la gloria y el triunfo que quieren alcanzar. “El objetivo es lograr la construcción de una nueva identidad para el barrio y desarrollar la economía local. Queremos que deje de verse a Puerta de Hierro como el shopping de la droga y se lo considere un barrio emprendedor”, comenta Moyano.

Además de los fundadores, la empresa da trabajo a alrededor de 20 aparadores, un cortador y un armador. Dentro del proyecto de urbanización, se propuso armar un taller para los aparadores dentro del barrio. En los próximos meses se va a terminar y PH Calzados tiene el compromiso de contratar a los que trabajen allí.

“Este centro es muy importante para el barrio. Para la gente es un símbolo de volver a tener trabajo. Nosotros ya estamos trabajando con aparadores del barrio, que nos entregan a nosotros las distintas piezas cosidas, como si fuera una zapatilla desarmada. Nosotros la ponemos en la horma y se le da la forma. Luego, se pone la suela”, cuenta Bobadilla.

Dentro de los planes para el futuro de la empresa, los fundadores mantuvieron conversaciones con empresarios del Perú y del Uruguay. Por lo tanto, pronto esperan poder exportar. Por otro lado, están en conversaciones con un supermercado grande, que está interesado en incorporar el producto en sus góndolas.

Por el momento no tienen tienda física, venden las zapatillas virtualmente. El calzado de hombre vale 36 euros y el de mujer, 34 euros. “Tenemos entre manos un proyecto gigantesco. Hoy miro para arriba y no veo techo. Van a venir muchos desafíos y vamos a darle pelea a todos”, plantea Bobadilla. Y Moyano agrega: “Nosotros vendemos las zapatillas y después contamos la historia. Es un producto que lo vendemos por la calidad”.

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