Liturgia del 34º Domingo - CRISTO REY 2024 (B)

34º Domingo - CRISTO REY 2024 (B)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.


MONICIÓN DE ENTRADA


Hoy celebramos la Fiesta de Cristo Rey. Le vamos a recordar a Cristo como el Rey de la Paz y de la No-violencia. Eso que todos buscamos y tanta falta nos hace hoy. Cada día más.

Él se presentó en el mundo hace dos mil años con un Mensaje nuevo: “El amor y el servicio a los demás”.


Su estilo de vida fue único y nos enseñó el camino para construir la convivencia entre todos los humanos, para construir una sociedad que pueda vivir unida y en paz.


Su arma: el amor. Su poder: el servicio y el perdón. Su ejército: un grupo de gentes sencillas del pueblo. Su Reino: un mundo en el que al fin se pueda vivir en paz.


Este es Jesús de Nazaret, al que recordamos hoy en esta Fiesta de Cristo-Rey, como el “Rey de la Paz y de la no-violencia". El Rey que no ha venido a ser servido a dominar por la fuerza, sino que ha venido a servir al mundo y a los humanos. El Rey que ha venido a traer la Paz.


ACTO DE RECONOCIMIENTO


Dios quiere reinar en el corazón de cada uno de nosotros, y quiere manifestarse a los demás en las cualidades que nos ha dado a todos. Por eso comenzamos dándole gracias y comprometiéndonos a vivirlas en el servicio a los hermanos.


Nos comprometemos a vivir la PAZ, la paz que nos da sentirte en nuestro interior y que debe manifestarse buscando siempre la paz con los demás. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Nos comprometemos a vivir la FELICIDAD, la que Tú nos concedes y que no depende de circunstancias exteriores, la FELICIDAD de construirnos a nosotros mismos y darnos a los demás. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Nos comprometemos a vivir el AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y nos impulsa a comunicarlo con nuestro comportamiento hacia los demás. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor


Dios Padre Amoroso TIENE misericordia de nosotros, comprende nuestros fallos y nos guía de su mano a la vida eterna. Amén.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo,   TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS...

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ ATIENDES NUESTRAS SÚPLICAS

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ TIENES PIEDAD DE NOSOTROS


ORACIÓN COLECTA


¡Oh Cristo, Tú eres mi Rey!

Dame un corazón abierto y magnánimo para contigo.

Magnánimo en mi vida: escogiendo todo cuanto sube hacia arriba, no lo que se arrastra hacia abajo.


Magnánimo en mi trabajo: viendo en él no una carga que se me impone, sino la misión que Tú me confías.


Magnánimo en el sufrimiento: verdadero centinela tuyo ante mi cruz, verdadero Cirineo para las cruces de los demás.


Magnánimo con el mundo: perdonando sus pequeñeces, pero no cediendo en nada a sus máximas.


Magnánimo con los hombres: leal con todos, más sacrificado por los humildes y por los pequeños, celoso por arrastrar hacia Ti a todos los que me aman.


Magnánimo conmigo mismo: jamás replegado sobre mí, siempre apoyado en Ti.


Magnánimo contigo: Oh Cristo Rey: consciente de vivir para servirte, dichoso de morir, para perderme en Ti.


Lectura de la profecía de Daniel (7,13-14):


Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.


Salmo 92


R/. El Señor reina, vestido de majestad.


El Señor reina, vestido de majestad,

el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.


Así está firme el orbe y no vacila.

Tu trono está firme desde siempre,

y tú eres eterno. R/.


Tus mandatos son fieles y seguros;

la santidad es el adorno de tu casa,

Señor, por días sin término. R/.


Lectura del libro del Apocalipsis (1,5-8):


Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Aquel que nos ama, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.


Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa. Sí. Amén.

Dice el Señor Dios: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.»


Lectura del santo evangelio según san Juan (18,33b-37):


En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?»

Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»

Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»


Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»


Pilato le dijo: «Con que, ¿tú eres rey?»

Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»


HOMILÍA

Jesús le responde a Pilato ante todo que él es rey, pero añade algo más: para esto he venido para ser testigo de la Verdad.

Y ¿Cuál es la Verdad de Jesús? La verdad es que Dios es amor y quiere salvarnos a todos. Lo que todos necesitamos es el amor de Dios. Sólo Él ama de verdad. Por lo tanto, debemos ser capaces de aceptar este mensaje del amor sin restricciones y de implantarlo en nuestra vida.

Y, sí; Jesús es rey: Es rey de los que no acumulan tesoros en la Tierra, de los que no amparan la violencia, de los que lloran, de los que tienen hambre y sed de justicia, de los misericordiosos, de los limpios de corazón, de los que trabajan por la paz, de los perseguidos por causa de la justicia.

Es rey de los que se reconcilian con su hermano antes de ir a orar, de los que ofrecen la otra mejilla, de los que dan a quienes les piden, de los que perdonan setenta veces siete, de los que se sienten servidores de todos y esclavos de todos, de los que hacen el bien a los que les aborrecen, de los que bendicen a los que les maldicen y oran por quienes les atormentan, de los que no juzgan ni condenan, de los que hacen a los demás lo que quisieran que los otros hiciesen con ellos.

Pero su reino no es de este mundo. En su reino todo es al revés: ante todo es un reino interior, que se desarrolla en el corazón de cada uno, donde se descubre la presencia amorosa de Dios, donde se siente la alegría de sentirse amado por Él. Y desde ahí se expande hacia fuera, desde abajo, desde el servicio, no desde el poder. Para el mundo, el primero es el que más tiene; para el Reino, el primero es el que más sirve. Para el mundo, el más importante es el más dotado; para el Reino, el más importante es el más necesitado.

Porque el Reino que nos ofrece Jesús es el reinado de los criterios de Abbá en el mundo, y por esa razón el objeto primero de su mensaje fue el Reino: por eso, también, nos invitó a pedirle a Abbá que viniese a nosotros su Reino, porque ése es el mayor anhelo del cristiano; su mayor esperanza; su misión; el sentido de su vida... «Buscad primero el Reino y su justicia y lo demás se os dará por añadidura».

Para imaginar el Reino pensemos en una pizca de levadura que fermenta toda la masa, en un grano de mostaza que cuando germina y crece se convierte en un gran arbusto que todo lo invade. 

Porque el Reino no se impone, el Reino se siembra, y cuando cae en buena tierra da el ciento por uno. El Reino es cosecha. Es abundancia. El Reino es como un tesoro escondido en un campo, que cuando alguien lo encuentra, vende cuanto tiene para comprarlo, y lo hace “lleno de alegría” —esa es la clave de todo—, y ya solo le interesa el tesoro que acaba de descubrir; lo demás deja de tener valor para él.

Nuestra mayor tentación es dudar de que vaya a llegar un momento de la historia en que el reinado de Dios acabe imponiéndose a tanto reyezuelo que rige nuestro destino, y así lo expresaba Ruiz de Galarreta: “El consumo desenfrenado parece más fuerte que la bondad, la generosidad y la austeridad. Pero Jesús creía en la pujanza de la semilla, en el poder de la levadura, en la fuerza imparable del Espíritu de Dios”.


CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL


No nos resulta fácil entender, y menos asumir, un poder y una autoridad que cuestiona nuestro modo de ser, vivir y hacer. Oremos.

Queremos ser semillas de tu Reino

• Necesitamos una autoridad eclesial que sea servicio, lejos de los poderes influyentes, que no se mueva con diplomacia, preocupada por “no ser de este mundo”.

Queremos ser semillas de tu Reino

• Necesitamos que nuestro compromiso creyente sea más desde las entrañas, nos lleve a colocarnos con determinación del lado de los necesitados y desheredados de esta sociedad.

Queremos ser semillas de tu Reino

• Necesitamos comunidades de fe comprometidas en la lucha por la dignidad de toda persona humana, sobre todo de aquellas que son maltratadas, humilladas, despojadas de sus derechos.

Queremos ser semillas de tu Reino

• Necesitamos hombres y mujeres comprometidos con la causa del Reino, que sean Buena Noticia, luz que iluminen las tinieblas de tantos y tantas, cauces de esperanza y paz.

Queremos ser semillas de tu Reino


Jesús es un rey que ha venido a este mundo y su reinado ha de crecer en medio de las personas, de nuestras instituciones, de los avatares de nuestro día a día. Te damos las gracias Padre bueno porque cuentas con cada uno para llevar a cabo tu sueño de fraternidad universal. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos Amén


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA… 

ORACIÓN OFRENDAS

Señor, juntamente con el pan y el vino, queremos ofrecerte nuestro esfuerzo para llevar a la práctica tu Mandamiento del Amor. Te ofrecemos nuestro esfuerzo para seguir el camino que conduce a ese Mundo Nuevo que nos hará felices junto a Ti. Te lo ofrecemos con Jesucristo Nuestro Señor. Amén


PREFACIO


El Señor ESTÁ con vosotros…

Levantemos el corazón…

DAMOS gracias al Señor nuestro Dios…


Bendito sea tu santo nombre, Dios, Padre nuestro.

Bendito y alabado seas por toda la humanidad

Tú sabes, Señor, cómo deseamos de todo corazón

que todos los seres humanos te respeten y te quieran.

Nuestro sueño es que se haga realidad tu Reino,

tu proyecto de humanidad,

que nadie de nosotros se erija en superior

ni en opresor de nadie,

que nos comportemos unos con otros como hermanos

y todos los seres humanos seamos íntimamente felices.

Pero cuando despertamos de nuestro sueño,

vemos un mundo muy distinto

y se nos antoja tarea casi imposible reconducirlo

al patrón que hemos soñado.


Tenemos esperanza porque vamos contigo en la lucha.

Tú haces posible la utopía. Gracias, Padre.

Permítenos que te digamos que eres un Dios bueno,

próximo, entrañable,

que es nuestro mayor orgullo tener un Dios como Tú.


En nombre de todos tus hijos, nuestros hermanos

repartidos por el mundo,

entonamos en tu honor, este himno de gloria.


SANTO, SANTO, SANTO


CONSAGRACIÓN y PLEGARIA


Tú, Señor, eres Bueno y Misericordioso con todos

y nos has enviado a tu Hijo Jesús

como amigo y compañero de viaje.

Él nos ayuda a descubrir en las cosas pequeñas

las grandes pruebas de tu Amor,

y quiere que seamos

portadores de paz entre los hombres.

Nos enseñó, también,

el camino que nos conduce a Ti,

camino que hay que andar en el Amor.

Él nos reúne, ahora, en torno a esta Mesa.

porque quiere que hagamos

lo mismo que Él hizo en la Última Cena.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino y

se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


El mismo Jesús antes de su Pasión y muerte

se sentó a la Mesa con sus discípulos,

tomó un pan te dio gracias

y se lo repartió diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi Cuerpo,

que será entregado por vosotros. 


Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: 


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi Sangre,

Sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.

Éste es el Sacramento de nuestra fe.


Por eso, Padre bueno, recordamos ahora 

la resurrección de Jesús, el Salvador del 

mundo, y renovamos nuestra fraternidad.


Él se ha puesto en nuestras manos 

para que te lo ofrezcamos como ofrenda nuestra 

y junto con él nos ofrezcamos a ti.


Tú nos escuchas, Señor Dios nuestro; 

y nos das tu Espíritu de amor 

a los que participamos en esta comida, 

para que vivamos cada día 

más unidos en la Iglesia, 

con el Papa Francisco, 

con nuestro Obispo N..., 

los demás obispos, 

y todos los que trabajan por tu pueblo. 


No nos olvidamos de las personas que amamos 

ni de aquellas a las que debiéramos querer más. 


Te damos gracias porque nuestros 

hermanos difuntos… familiares

amigos y miembros de nuestra Comunidad

están ya contigo en Tu casa del Cielo.


Y un día, nos  reuniremos contigo

con María, la Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, su esposo San José, los santos

y todas las personas de bien

para celebrar la gran fiesta del cielo.

Entonces, todos los amigos de Jesús, nuestro Señor, podremos cantarte sin fin. 

Por Cristo, con él y en él, 


PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


Ahora que tu palabra rompe nuestros planes y el horizonte se nos nubla y cierra, y en los caminos se mezclan tantas huellas... es tiempo de hacer silencio,

de olvidar los tristes sentimientos, de acoger tu insólita propuesta y dar testimonio de la verdad.


Llegará un día en que la libertad no sea un sueño, en que las fronteras desaparezcan y los seres humanos seamos respetados y encontremos en el otro a un hermano; un día en que no haya clasificación de personas por su color, dinero o raza, ni por su poder, religión o condición social...


Llegará un nuevo día en que la verdad resplandezca y alumbre a todas las personas y no necesite protección ni ser explicada; un día en que este mundo sea distinto, se llene de verdades, sueños y proyectos y se parezca ya al reino definitivo

que estamos llamados a crear juntos.

¡Pronto llegará un nuevo día, tu día, Señor, pues Tú eres el camino, la verdad y la vida aunque los nuevos Pilatos sean escépticos!

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.

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