Cuando se desea conocer el pensamiento de un autor, se debe analizar la totalidad de su obra para descubrir sus ejes transversales que revelan el pensamiento del autor. Si se quiere comprender mejor la Sagrada Escritura, aunque esté formada por 72 libros, al ser el Espíritu Santo el autor último de toda la Revelación, cabe y es recomendable leer un texto en el contexto mayor. Es distinto el que una afirmación o enseñanza de Jesús se dirija a los discípulos o al pueblo. Los parámetros históricos, culturales, políticos contemporáneos del relato bíblico ayudan a comprender el texto. Por ejemplo, el autor sagrado, que describe la alianza de Dios con su pueblo, tomará el lenguaje político del momento, incluso expresiones prebíblicas. Sin embargo, aún en la semejanza de las estipulacioneshabrá una diferencia esencial. Mientras en el código hitita se amenaza con la venganza y con la muerte a quien no se someta al rey vencedor, en la Sagrada Escritura se puede observar cómo Dios ofrece siempre la posibilidad del perdón, y el restablecimiento del pacto-alianza.
Si en los tiempos de Jesús, los niños y las mujeres no contaban en la sociedad – “Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños” (Mt 14, 21)-, y el Maestro reivindica el protagonismo de los niños: “Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.” (Mt 18, 2-3) Y el nacido de mujer, la defendió y la hizo la primer testigo de Pascua, la enseñanza evangélica supone una novedad social escandalosa.
¿Descubres la novedad del Evangelio?