¡Velad! Cabe que el Señor esté a nuestro lado y no lo reconozcamos. I Domingo de Adviento, "B"

I Domingo de Adviento, "B"
I Domingo de Adviento, "B"

01 I Domingo de Adviento, “B” 

Texto bíblico 

“Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre desde siempre es «nuestro Libertador». Por qué nos extravías, Señor, de tus caminos y endureces nuestro corazón, ¿para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos” (Isa 63, 16-17). 

“Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!»” (Mc 13, 35-37).

Comentario 

Comenzamos un tiempo nuevo. Nos acompañará el Evangelio de san Marcos. Somos invitados a vigilar, a estar atentos, porque la presencia del Señor nos acompaña, y quizá no la percibimos. El Evangelio cita varias horas: “atardecer”, “medianoche”, al “canto del gallo”, “al amanecer”… Son las vigilias nocturnas, tiempo en el que nos puede dominar el sueño, pero deberemos estar atentos, como Samuel, como las vírgenes sensatas. 

Al meditar el texto del profeta Isaías, me vienen a la memoria los discípulos de Emaús, quienes a pesar de que iban acompañados por Jesús,  se sentían solos. A la vez, el Maestro no se impuso, sino que les fue calentando el corazón en un proceso de toda la jornada, hasta que lo reconocieron. 

El Adviento es un tiempo propicio para percibir el acompañamiento de Dios. Los textos de las Sagradas Escrituras son especialmente escogidos por la Iglesia, para despertar en cada uno de nosotros el deseo del encuentro con el Señor. 

Propuesta 

¡Velad! Cabe que el Señor esté a nuestro lado y no lo reconozcamos. 

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