¿Qué te sugiere la contemplación del relato evangélico? III Domingo de Pascua

III Domingo de Pascua
III Domingo de Pascua

El pasaje de Emaús

III Domingo de Pascua, “A” 

Texto Evangélico 

Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?». Él les dijo: «¿Qué?». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! Y les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista (Lc 24, 13-31). 

Comentario 

El texto del Evangelio puede interpretarse de acuerdo con tres claves: Como relato litúrgico; como proceso en el acompañamiento espiritual y como testimonio pascual. 

Observando con atención, vemos que san Lucas narra a través del relato los momentos más significativos de la liturgia eucarística: Comienza con el estado deprimido de los dos discípulos, seguidamente aparece Jesús explicando las Escrituras, liturgia de la Palabra; después se llega a la celebración de la fracción del pan, y como resultado de la experiencia, los discípulos salen corriendo a anunciar lo que han visto y oído.

El acompañamiento espiritual tiene en este capítulo del Evangelio una lección emblemática para saber ejercer el acompañamiento. Jesús, Maestro, camina al lado de los discípulos de forma discreta, alude a las Escrituras como referencia iluminadora del proceso en el que están los discípulos; conduce al sacramento de la Eucaristía, y una vez llegados a despertar la mirada de fe, desaparece, dejando que los discípulos sean autónomos.

El testimonio pascualse funda en la experiencia de dos testigos al menos, quienes pueden acreditar que no han sufrido una alucinación ni caído en un autoengaño, porque cabe el contrastar lo que ha experimentado cada uno, y averiguar la verdad de los hechos. Los dos discípulos aseguran haber reconocido a Jesús en la fracción del pan. 

Propuesta 

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