Durísimo discurso del presidente de los obispos españoles en la apertura de la Plenaria Argüello asume el concepto de guerra cultural y denuncia "la supresión de facto de la separación de poderes" en España

Luis Argüello, durante su discurso en la Plenaria
Luis Argüello, durante su discurso en la Plenaria

El arzobispo de Valladolid no dedicó una sola línea a hablar de la crisis de los abusos, en una semana en la que los prelados habrán de terminar de definir su plan de lucha antiabusos, las víctimas entregarán sus premios (esta misma tarde) y el Defensor del Pueblo presentará su informe sobre la pederastia en la Iglesia ante el pleno del Congreso de los Diputados

"Hay motivos políticos, culturales y ambientales que “atacan y denigran” la familia y “plantean modelos alternativos como única opción «liberadora»"

"Hay un «déficit» creciente de vida democrática, caracterizado por la falta de encuentro y de diálogo, que quedan anulados por la dialéctica populista y polarizada, en un clima cultural de posverdad"

"A los españoles nos cuesta reconciliarnos con nuestra historia y, ahora, la lectura «democrática» de la historia es instrumento de polarización (mantenimiento artificial de «las dos Españas») al servicio de la conquista o mantenimiento del poder"

"Renunciar a la posverdad que legitima la mentira como instrumento político"

"Se habla de la tecnología de prevención y aviso, de la coordinación de respuestas en el Estado autonómico, de la relación entre los políticos y del uso calculador y politiquero de todo lo que ocurre, del «pueblo que salva al pueblo»"

“Reducidos a consumidores y votantes, mercado y Estado nos proponen una salvación, ¡el progreso!, que no basta”

El presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, asume en nombre de los obispos españoles la tesis de ‘guerra cultural’ auspiciada por la extrema derecha, denunciando “las deficiencias del ejercicio democrático, la falta de respeto al principio de legalidad y la supresión de facto de la separación de poderes” que “alimentan el deseo de algunos líderes de construir democracias (la práctica totalidad de los Estados miembros de la ONU se definen democráticos) más autoritarias, con poderes fuertes o semidictatoriales, frenando el diálogo, la escucha y el consenso a favor del bien común”.

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

En su primer (y larguísimo) discurso como presidente de la CEE, Argüello, paradójicamente, no dedicó una sola línea a hablar de la crisis de los abusos, en una semana en la que los prelados habrán de terminar de definir su plan de lucha antiabusos, las víctimas entregarán sus premios (esta misma tarde) y el Defensor del Pueblo presentará su informe sobre la pederastia en la Iglesia ante el pleno del Congreso de los Diputados. Y en la que, por cierto, la Iglesia española conmemora (o debería) su anual jornada de oración por las víctimas de los abusos en su seno.

"Sigamos adelante, con dolor", en la prevención de los abusos, improvisó al término de sus palabras.

Los obispos, tras la misa inaugural
Los obispos, tras la misa inaugural

Arrancó el arzobispo de Valladolid con un recuerdo a “los fallecidos a causa de las feroces inundaciones vividas en Valencia, Albacete y otros lugares de nuestra tierra”, a quienes mandó “un abrazo” y “el compromiso de seguir con nuestra ayuda material y espiritual; también un reconocimiento agradecido a quienes protagonizan una «ola de solidaridad»”. 

Entrando en materia, Argüello trazó un panorama ciertamente desolador de la sociedad española, en la que muchos “buscan refugio en la nostalgia del pasado, en sueños artificiosos de futuro o en las diversiones incesantes que proponen el mercado y tantas ideologías, optimistas o pesimistas”.

Obispos españoles en la Plenaria
Obispos españoles en la Plenaria

España, 'faroillo rojo' en la defensa de la vida y la familia

“Sin esperanza en el advenimiento de lo nuevo, el mercado y las ideologías acuden a la cita y ofrecen «paraísos» para enmascarar la nada que anuncia la desesperanza y consolar las melancolías y angustias que genera la incertidumbre”, apuntó el arzobispo de Valladolid, quien arremetió contra el aborto y la desprotección a la familia, que han colocado a España como “farolillo rojo en políticas familiares de protección de la familia y promoción de la natalidad”. Y es que, en su opinión, hay motivos políticos, culturales y ambientales que “atacan y denigran” la familia y “plantean modelos alternativos como única opción «liberadora»”, afirmó Argüello. Ante ello, clamó por "una alianza social para la esperanza". 

Los problemas de la vivienda, el trabajo o la inmigración (donde mostró su cara más 'social') también son reflejo de la situación de crisis moral que vive nuestra sociedad, en opinión del presidente de la CEE, quien sostuvo que, en la actualidad, “hay un «déficit» creciente de vida democrática, caracterizado por la falta de encuentro y de diálogo, que quedan anulados por la dialéctica populista y polarizada, en un clima cultural de posverdad”.

Asamblea Plenaria de la CEE
Asamblea Plenaria de la CEE

Para el presidente de la CEE, "grandes corporaciones con presupuestos mayores que la mayoría de los Estados, por definir la cultura que domine el mundo". Todo ello se traduce en “las deficiencias del ejercicio democrático, falta de respeto al principio de legalidad y supresión de facto de la separación de poderes, junto con el deseo del mercado de lograr una economía eficiente y globalizada que pueda desarrollarse sin muchos límites, alimentan el deseo de algunos líderes de construir democracias (la práctica totalidad de los Estados miembros de la ONU se definen democráticos) más autoritarias, con poderes fuertes o semidictatoriales, frenando el diálogo, la escucha y el consenso a favor del bien común”.

En “este ambiente”, el prelado advirtió de “una cultura que haga posible la aceptación sumisa del deterioro democrático, y que introyecte las reglas de juego del mercado posicional en la razón, la voluntad y los afectos, de modo que sea difícil una contestación radical que innove”.

“Solo en este ambiente global y globalizado -trazó el presidente de la CEE- podemos entender lo que ocurre en España”. Una situación que resumió en “dos coordenadas”. En primer lugar, el tiempo. Así, lamentó que “a los españoles nos cuesta reconciliarnos con nuestra historia y, ahora, la lectura «democrática» de la historia es instrumento de polarización (mantenimiento artificial de «las dos Españas») al servicio de la conquista o mantenimiento del poder”. En segundo lugar, el espacio: “Nuestro territorio patrio está habitado por «las Españas» que comparten una larga trayectoria de vida social y política expresada en diversos sones; hoy, de nuevo resuenan las dificultades para armonizar una nación política «de nacionalidades y regiones»”.

Primer discurso de Argüello
Primer discurso de Argüello

Superar populismo y polarización

En este punto, Argüello recordó el primer encuentro de Pedro Sánchez con el Papa, acaecido hace cuatro años (hace una semanas se produjo el segundo, del que no habla en su discurso), en el que Francisco invitó al presidente del Gobierno a “superar populismo y polarización”. “Claro que esta doble acción precisa, por una parte, renunciar a la posverdad que legitima la mentira como instrumento político y, por otra, dar la vuelta a la tortilla de una cultura que favorece el individualismo del «derecho a tener derechos» y la desvinculación como proyecto liberador de individuos, identidades y agrupaciones sociales de todo tipo”, advirtió el arzobispo de Valladolid.

Las dos Españas

“La pregunta no es si la democracia es el mejor de los sistemas de gobierno, sino, unida al estado del bienestar, qué tipo de ciudadanos genera, cuál es su protagonismo social y que consecuencias provoca en el tejido social el cultivo incesante, a cambio del voto, del «derecho a tener derechos»; qué hace con la tradición recibida y cómo proyecta a largo plazo, más allá de las exigencias de las próximas elecciones”, recalcó Argüello, quien incidió en el “círculo vicioso” de las “aparentes perplejidades políticas”, en el que “los partidos autodenominados progresistas, críticos del sistema económico dominante, promueven y defienden antropologías radicalmente insolidarias en el campo de la vida, los afectos y el «empoderamiento» de identidades parciales y desvinculadas, lo que les hace abandonar de facto una propuesta de verdadera innovación económica y social; mientras los partidos que se resisten a ser denominados conservadores y que, aun con la boca pequeña algunos, dicen defender vida, familia y subjetividad de la sociedad, promueven y defienden un sistema económico y una manera de ejercer la política que promueve la misma práctica antropológica que sus adversarios políticos promueven sin complejos”. Dos posturas que, en su opinión, “se complementan y retroalimentan”.

Argüello, junto a Cobo y Rouco, antes de arrancar la Plenaria
Argüello, junto a Cobo y Rouco, antes de arrancar la Plenaria

Salvación, ¡el progreso!

En otro orden de cosas, y poniendo como ejemplo lo sucedido tras la DANA en Valencia, Argüello insistió en que “ni el Estado ni el mercado pueden salvarnos, aunque en el último tramo del tiempo moderno se hayan presentado como salvadores que pueden cumplir lo que prometen”.

"Se habla de la tecnología de prevención y aviso, de la coordinación de respuestas en el Estado autonómico, de la relación entre los políticos y del uso calculador y politiquero de todo lo que ocurre, del «pueblo que salva al pueblo»… Podemos ir hacia atrás, al urbanismo de las últimas décadas, al calentamiento del Mediterráneo a causa de nuestro sistema de producción y consumo, a la conveniencia de construir presas y embalses, a la defensa de las cosas aun a riesgo de la vida propia y ajena, etc., etc. Con la culpa podemos jugar ad infinitum. Si al menos sirviera para descubrir una culpa originaria, un misterio de iniquidad que rompe la armonía, no solo entre los corazones, sino también en el cosmos que muestra el rostro feroz del caos en tantas ocasiones", subrayó.

“Reducidos a consumidores y votantes, mercado y Estado nos proponen una salvación, ¡el progreso!, que no basta”. Con todo, se mostró esperanzado en “la fraternidad ejercida en estas semanas” que supone “un indicador de la bondad que anida en el alma humana como la respuesta adecuada a nuestra vulnerabilidad irremediable”.

En lo tocante a los trabajos de esta Plenaria, el presidente de la CEE destacó el debate en torno a los retos y frutos del sínodo de la sinodalidad, la pastoral vocacional, el trabajo con los jóvenes o el futuro de los seminarios.

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