¿Cómo amas tú? V Jueves de Pascua
“Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud” (Jn 15, 9-11).
Continúa el relato evangélico que meditábamos ayer y también la referencia al verbo permanecer, pero ahora ya no en el sentido de como permanece el sarmiento unido a la vid, sino en relación con el amor de Dios. Lo sorprendente de la declaración de Jesús es que Él nos ama con el amor con que es amado. ¡Somos amados como el Hijo amado! Quizá no nos lo llegamos a creer, pero es la razón por la que el pastor busca a la oveja perdida, el padre abraza al hijo que vuelve del autoexilio, la mujer no para de buscar hasta encontrar la dracma perdida. El núcleo del Evangelio no es otro que la revelación del amor de Dios.
El papa Benedicto XVI, en la encíclica Deus caritas est, nos ofrece una detallada explicación de las formas de amar, que en el texto original se diferencian con verbos distintos, aunque en castellano se traduzcan todos por “amar”. Existe el amor erótico (ἐροτάω), el amor de amistad (φιλέω), y el amor por amor (ἀγαπάω) Dios nos ama por amor. Y la imagen más próxima nos la expresa en la unión más íntima. Desde ahí cabe interpretar en Cantar de los Cantares, los profetas y los salmos. En Jesús se consuma la Alianza en clave de desposorio por su entrega toral y por amor en la Cruz.
¿Cómo amas tú?
