“María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!” (Lc 1, 39-42)
Culminamos el mes de mayo, dedicado especialmente a María, la madre de Jesús, con la celebración de la fiesta de la Visitación de la Virgen a su prima Isabel.
En esta escena se han fijado los últimos papas para llamar a María “mujer eucarística”, en palabras de san Juan Pablo II. Al subir la Virgen a Ein Karen, después de la Encarnación, aconteció la primera procesión del Corpus, según el papa Benedicto XVI. El papa Francisco, al contemplar la actitud de la Llenada de gracia, que se levantó y subió de prisa a la montaña, la ha llamado “Virgen de la prontitud”.
En el comportamiento de María descubrimos la profecía del Misterio Pascual. Ella anticipó a su Hijo en subir a la montaña como gesto de servicio. Jesús también subirá a lo alto del monte como gesto de entrega total.
¿Eres sensible a las necesidades de los demás?