¿Te valoras y vives como quien es hijo adoptivo y amado de Dios? XVIII Domingo del Tiempo Ordinario

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario
XVIII Domingo del Tiempo Ordinario

La Transfiguración del Señor

XVIII Domingo Tiempo Ordinario

6 de agosto, La Transfiguración del Señor 

Texto evangélico 

Seis días más tarde, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo». Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis»” (Mt 17, 1-7). 

Comentario 

Observa el día y el lugar de la escena evangélica: el sexto día en un monte alto. Si tenemos en cuenta las concurrencias bíblicas, en el relato de la Creación, el sexto día Dios formó al hombre y culminó su obra creadora. El monte alto puede evocar el Sinaí o el monte de las Bienaventuranzas, pero también el Monte Calvario, donde Jesús va a ser levantado en alto. Con estas concordancias, el relato de la Transfiguración tiene resonancias del beneficio de la creación y de la Redención

Al mostrarse transfigurado, Jesucristo nos revela la nueva humanidad, la que gracias a su ofrenda en la Cruz recupera la adopción divina para toda la humanidad, y la posibilidad de poder invocar a Dios como a Padre, al sentirnos amados en su Hijo Jesús. 

Naturalmente, ante el destello de luz, como les sucedió a los apóstoles, uno queda sobrepasado, y le supera saberse amado de Dios en su Hijo amado. Sin embargo, en la Transfiguración de Jesús, canon de máxima belleza, se nos revela lo que somos para Dios, gracias a la Encarnación de su Hijo en nuestra naturaleza.

Pregunta 

¿Te valoras y vives como quien es hijo adoptivo y amado de Dios? 

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