A Netanyahu desgraciadamente no le gusta la paz...

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Al único que le conviene, en estos momentos, continuar con la escalada bélica es a Netanyahu,  a una parte del Likud y a los radicales que apoyan su coalición. Después de quince años en el poder, domina perfectamente los tiempos, y sabe que está pasando del rechazo más absoluto a una subida paulatina de su popularidad.

¿Qué guerra quiere ganar, Netanyahu? ¿Que significa para él ganar esta guerra? ¿Cómo quiere establecer un nuevo orden en Medio Oriente? ¿A cañonazos? Guerra y más guerra, odio y más odio. Ganar la paz es lo importante y decisivo.

Es triste pensar que la mitad de los israelíes tienen menos de treinta años, y la mitad de los palestinos de Gaza y Cisjordania menos de dieciocho. Estos jóvenes se merecen un futuro mejor, y los líderes políticos de ambos lados deberían trabajar para ello y dejar de arrastrarles hacia un populismo bélico.

En el mundo árabe moderado hay quien desea hablar de futuro, pero Netanyahu no escucha,  El ministro saudí de Asuntos Exteriores, Faisal bin Farhan, escribió hace unos días en un artículo de opinión para el Financial Times que "la verdadera seguridad para Israel vendrá del reconocimiento de los derechos legítimos del pueblo palestino. Si adoptamos una solución que permita a ambos pueblos coexistir en paz, podremos desmantelar el ciclo de violencia que ha atrapado a ambas partes durante demasiado tiempo"

Los moderados israelíes deben unir sus fuerzas y su creatividad a las de los moderados del mundo árabe para recordar a todo el mundo que el camino hacia la paz en Oriente Próximo y hacia el fortalecimiento del eje antiiraní pasa por la creación de un Estado palestino junto a Israel.

A Netanyahu no le gusta la paz

Al único que le conviene, en estos momentos, continuar con la escalada bélica es a Netanyahu,  a una parte del Likud y a los radicales que apoyan su coalición. Después de quince años en el poder, domina perfectamente los tiempos, y sabe que está pasando del rechazo más absoluto a una subida paulatina de su popularidad. En Israel las guerras cotizan al alza políticamente, por eso en cuanto pueda y esté seguro de ganarlas, convocará elecciones legislativas. y mientras tanto seguirá guerreando y salvando la convocatoria por parte de los tribunales de justicia. Esa es la pura realidad. Éste liderazgo no ofrece ni un solo mensaje de esperanza y es incapaz incluso de imaginar una visión sostenible de la vida en un país que viva en paz con sus vecinos.

¿Qué guerra quiere ganar, Netanyahu? ¿Que significa para él ganar esta guerra? ¿Cómo quiere establecer un nuevo orden en Medio Oriente? ¿A cañonazos? Guerra y más guerra, odio y más odio. Ganar la paz es lo importante y decisivo.

Es triste pensar que la mitad de los israelíes tienen menos de treinta años, y la mitad de los palestinos de Gaza y Cisjordania menos de dieciocho. Estos jóvenes se merecen un futuro mejor, y los líderes políticos de ambos lados deberían trabajar para ello y dejar de arrastrarles hacia un populismo bélico.

Por otro lado, no podemos olvidar que, lamentablemente, una de las raíces del conflicto es religiosa. Irán y sus adláteres: Hamas, Hezbollah, Huties…representan el chiismo más radical, mientras que otros países árabes están en la línea del sunismo más moderado.  El apoyo de Irán a Hamás en Gaza, que culminó en el ataque del 7 de octubre, estuvo motivado en gran medida por el deseo de desbaratar la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudí. Una alianza de este tipo habría alterado drásticamente la dinámica de poder en Oriente Medio, inclinando potencialmente la balanza a favor del bloque suní-saudí frente al Irán chií. Irán construyó meticulosamente una red de ejércitos proxy terroristas que rodean las fronteras de Israel, incluidos Hezbolá, Hamás, la Yihad Islámica y diversas fuerzas en Siria y Yemen, y durante décadas les proporcionó apoyo financiero, armamento y entrenamiento. 

Por eso, Israel, antes o después, pero mejor cuanto antes, debería aliarse definitivamente para hacer posible ese nuevo Orden en Oriente Medio. Únicamente la diplomacia puede hacer posible el fin de las guerras. En estos momentos la diplomacia en la zona está en horas bajas. Y Estados Unidos, la administración Biden es incapaz de poner firmes a Israel y parar la escalada bélica, a pesar de que están en juego las elecciones, y, sobre todo porque Netanyahu y su política han abierto en canal al Partido Demócrata. Un riesgo importante para nuestro mundo. 

En el mundo árabe moderado hay quien desea hablar de futuro, pero Netanyahu no escucha,  El ministro saudí de Asuntos Exteriores, Faisal bin Farhan, escribió hace unos días en un artículo de opinión para el Financial Times que «la verdadera seguridad para Israel vendrá del reconocimiento de los derechos legítimos del pueblo palestino. Si adoptamos una solución que permita a ambos pueblos coexistir en paz, podremos desmantelar el ciclo de violencia que ha atrapado a ambas partes durante demasiado tiempo». Lo más importante de este artículo: “podremos desmantelar el ciclo de violencia”. Está en la linea de un compromiso firme. En una línea parecida, el ministro jordano de Asuntos Exteriores, Ayman Safadi, en una rueda de prensa durante la Asamblea General de la ONU, tras una declaración conjunta de los representantes de los Estados árabes, Safadi afirmó que “todos nosotros estamos dispuestos a garantizar la seguridad de Israel en el contexto de que Israel ponga fin a la ocupación y permita el surgimiento de un Estado palestino”. De nuevo aparece un compromiso: “estamos dispuestos a garantizar la seguridad de Israel”. Y así otros países moderados que se sienten muy incómodos ante la situación actual, que puede soliviantar a sus pueblos. Y, además estarían dispuestos a pagar las facturas que hiciera falta para garantizar la paz, ya que la guerra también les resulta insoportable. 

Los moderados israelíes deben unir sus fuerzas y su creatividad a las de los moderados del mundo árabe para recordar a todo el mundo que el camino hacia la paz en Oriente Próximo y hacia el fortalecimiento del eje antiiraní pasa por la creación de un Estado palestino junto a Israel. Esta es una de las únicas oportunidades para la paz.

Israel debe trabajar también con sus aliados: Estados Unidos, la Comunidad Europea para hacer posible una paz duradera. Desde estos parámetros se podría soñar para las jóvenes generaciones un futuro de esperanza. Pero Netanyahu, hoy, solo alimenta la guerra. y campa a su aire, sin que nadie le pare, y Estados Unidos sigue suministrándole armas. Y al parecer también nosotros, a pesar de los desencuentros con Israel, no estamos exentos de responsabilidad en este campo del armamento.

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