Clérigos y laicos no han percibido muchos signos de los tiempos Domingo 3º TO B (24.01.2021): Oferta a todo corazón: “creed en el Evangelio”

Jesús invita al seguimiento sin exigencia celibataria

Comentario: “Está cerca el Reino de Dios” (Mc 1, 14-20)

Jesús reconoce los signos de los tiempos. Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea”. Este arresto es una llamada para Jesús. Injusticias, falta de libertad, de salud y de pan... son incitación divina a restaurar la voluntad del Bien (Dios). Surgen profetas de las piedras: “Si ellos se callan, gritarán las piedras” (Lc 19,40). “Aunque la Iglesia, por la fuerza del Espíritu Santo, ha permanecido siempre fiel esposa de Cristo, y nunca ha dejado de ser signo de salvación en el mundo, sabemos muy bien que entre sus miembros -tanto clérigos como laicos- no han faltado infieles al Espíritu Santo a través de la historia” (GS 43). Clérigos y laicos no han percibido muchos signos de los tiempos: el mundo obrero, la democracia, la igual dignidad de la mujer, el casamiento de clérigos... Marginan el Evangelio frente al Código, a tradiciones, a privilegios clericales...

Los vv. 14-15 narran el inicio de la actividad de Jesús: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios; convertíos y creed en el Evangelio”. Es lo fundamental del Reino: el amor real del Padre, fruto de su Espíritu, crea en nosotros un corazón de hijos y hermanos, semejante al suyo, lleno de empatía, sobre todo, con los más débiles. Esta oferta está en todo corazón. Creerla como la mejor noticia es nuestra realización.  

Jesús invita al seguimiento sin exigencia celibataria. “Jesús mismo no puso esta condición previa en la elección de los Doce, como tampoco los Apóstoles para los que ponían al frente de las primeras comunidades cristianas (cf. 1 Tim 3, 2-5;Tit 1, 5-6)” (San Pablo VI: Encíc. Sacerd. Coelibatus, 5). Lo decisivo es su vocación al Reino. Vincular el ministerio con soltería es una imposición venida después. Hoy está vigente en parte de la Iglesia católica con discrepancias. El ministerio requiere vocación divina, aptitud viva y necesidad comunitaria. Exigir celibato es poner condiciones a Dios. Impedir la eucaristía por falta de célibes va contra de la voluntad clara de Jesús: “haced esto en memoria mía” (1Cor 11,24-25), es “luchar contra Dios” (He 5,39; 4,19).

Jesús sigue el amor del Padre, haciendo a los seres humanos tan buenos como el Padre y ayudándoles a realizarse. Así lo dice el Vaticano II:“santifica y salva a las personas, no aisladamente, sin conexión alguna de unas con otras, sino constituyendo un pueblo, que confiese al Padre en la verdad y le sirva santamente” (LG 9). “Venid conmigo” es el primer paso hacia el nuevo pueblo de Dios que “tiene por cabeza a Cristo...; como condición: la dignidad y la libertad de hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo...; como ley: amar como el mismo Cristo nos ama; como fin: dilatar más y más el reino de Dios”(LG 9). Lo fundamental es seguir al Espíritu de Jesús: “quien quisiere venir conmigo ha de ser contento de comer como yo, y así de beber y vestir...; asimismo ha de trabajar conmigo en el día y vigilar en la noche...; ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria” (San Ignacio: EE 93, 95).

Os haré pescadores de hombres es metáfora de la misión. Quiere decir: “liberadores, despertadores, reanimadores”. Es una tarea decisiva: hacer personas libres, amigas de la verdad y la vida, cercanas a los débiles, constructoras de paz, azuzadas por el Espíritu del Padre y de Jesús, que prefieren compartir en vez de acumular, dar en vez de recibir...

Oración: “está cerca el reino de Dios” (Mc 1,14-20)

Jesús, en el evangelio de hoy, te vemos con prisas:

se ha cumplido el tiempo, y está cerca el Reino de Dios;

convertíos y creed en el Evangelio”;

la detención de Juan ha sido el detonante de tu “conversión”

a la voluntad urgente de Dios;

cerrar la boca del Bautista ha despertado al Espíritu

que te hace sentir que “el reino de Dios está cerca”.  

El Amor anida en toda conciencia personal:

se hace más vivo ante situaciones sangrantes;

le duelen las “detenciones” de profetas;

no tolera la indiferencia ante el hambre, la enfermedad, la violencia,

la marginación, la miseria, el sinsentido,

el fanatismo deshumanizador, la esclavitud, la incultura...

protesta el lujo y el despilfarro en medio de la miseria...

Implantar el Amor es tu invitación primordial:

“amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian (Lc 6,27ss);

buscad sobre todo el Reino de Dios, y su justicia” (Mt6,33);

“¡id y proclamad que ha llegado el Reino de los cielos!” (Mt10,7);

id al mundo entero, proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15);

la creación... está aguardando lamanifestación de los hijos de Dios” (Rm 8,19).

“Toda la creación, comenta el papa Francisco,

quiere decir también todos los aspectos de la vida humana,

de manera que `la misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo

tiene una destinación universal.

Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia,

todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos.

Nada de lo humano le puede resultar extraño´ (Aparecida, 380)” (Ev. G. 181).

Tu pasión amorosa, Jesús del Reino, nos penetra a todos tus discípulos,

como lo reconoce Pablo: “nos apremiael amor de Cristo” (2Cor5,14);

¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!” (1Cor9,16).

Hoy preside el Amor de la Iglesia un profeta:

con tacto, busca llevarnos a las grandes intuiciones del Vaticano II:

a la alegría de evangelizar juntos, hermanados;

a la pobreza de espíritu que busca “el Reino de Dios y su justicia”;

a la misericordia entrañable ante los males que nos aquejan;

a la participación comunitaria en la solución de las discrepancias;

a la libertad evangélica, tan estrecha y ancha como el Amor...  

Otra Iglesia es posible, pero no paralela ni frente ni en contra”:

“El vicio clerical por excelencia es la envidia; otros son la vanidad y la calumnia...

¡Que grande es la vanidad en la Iglesia!. Se ve en los hábitos...

Continuamente la Iglesia se reviste de ornamentos inútiles.

Tiene tendencia a la ostentación, al alarde...

El vicio del "carrerismo", especialmente en la Curia Romana...

Mal malísimo para la Iglesia: se intenta decir lo que gusta al superior

y se actúa según como se imagina que le gustaría,

haciendo de esta manera un flaco servicio al Papa” (Card. Carlo Martini).

Queremos trabajar por la reforma de la Iglesia:

“La Iglesia ha sido pionera en obras sociales...

Y sin embargo nos hemos dormido... Hace falta una revolución en la Iglesia...

Espero que antes de que este Papa se muera, las mujeres puedan ser sacerdotes;

los sacerdotes que se han casado puedan ser sacerdotes otra vez...

Estoy convencido de que esto no es una herejía. No sería ningún pecado” (P. Ángel).

Tu amor, Jesús, está siempre llamando a la conversión:

conversión a la voluntad de Dios, interpretando las circunstancias actuales;

conversión a su llamada a proclamar el Evangelio;

conversión a acoger libremente sus dones, y hacerlos fructificar.

Preces de los Fieles (D. 3º TO B 24.01.2021)

La Iglesia, nuestra comunidad, está al servicio del Reino de Dios: comunidad de hermanos, que viven con ese sentido. Nuestro “mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano nos puede resultar extraño”. Pidamos sentir el mismo amor de Jesús diciendo: que tu amor nos apremie, Señor (2Cor5,14).

Por la Iglesia:

- que tengamos la misma dignidad, “siendo uno en Cristo Jesús” (Gál 3,28);

- que no exista “discriminación por sexo, raza, color, condición social, lengua...” (GS 29).

Roguemos al Señor: que tu amor nos apremie, Señor (2Cor5,14).

Por las intenciones del Papa (Enero 2021):

- que “el Señor nos dé la gracia de vivir en plena fraternidad

con hermanos y hermanas de otras religiones,

rezando unos por otros, abriéndonos a todos”.

Roguemos al Señor: que tu amor nos apremie, Señor (2Cor5,14).

Por quienes presiden las comunidades eclesiales:

- que favorezcan los derechos humanos dentro y fuera de las comunidades;

- que sean fieles al Evangelio y a los necesitados, vicarios de Cristo.

Roguemos al Señor: que tu amor nos apremie, Señor (2Cor5,14).

Por los gobernantes:

- que los elegidos sean ejemplares en saber y en honradez;

- que distribuyan con equidad las cargas y los beneficios.

Roguemos al Señor: que tu amor nos apremie, Señor (2Cor5,14).

Por los más débiles:

- que sean atendidos y promocionados;

- que les consideremos como Jesús les consideraba.

Roguemos al Señor: que tu amor nos apremie, Señor (2Cor5,14).

Por esta celebración:

- que fortalezca nuestro espíritu de paz y alegría;

- que sintamos la comunidad, la fraternidad, al comulgar con el amor de Jesús.

Roguemos al Señor: que tu amor nos apremie, Señor (2Cor5,14).

Sentimos, Señor, tu llamada a vivir tu Reino: “venid conmigo y os haré pescadores de hombres”. Que colaboremos contigo, viviendo tu Amor por los siglos de los siglos.

Amén.

Leganés, 24 de enero de 2021

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