La ideología farisea valora más la institución y ley que la vida humana Domingo 4º TO B (31.01.2021): “No estamos siendo comprensivos ni justos con millares de sacerdotes”
Hay que recuperar la libertad del Espíritu ante leyes inhumanas
| Rufo González
Comentario: “estaban asombrados de su enseñanza” (Mc 1, 21-28)
“Estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñabacon autoridad y no como los escribas”. Los teólogos oficiales (escribas) mandan creer y someterse a su religión. Crean personas sumisas, con miedo, sin consistencia interior, apoyadas básicamente en los que mandan. Jesús invita a vivir desde la experiencia interior de sentir el Espíritu de Dios. La convicción libre en el amor del Padre crea igualdad, ánimo, confianza, libertad, alegría, creatividad, transparencia... Esta experiencia crece por dentro, crea “autoridad interior” (“exsousía”: libertad de escoger, `auctoritas´ de augeo, auctum: crecer).
Jesús invita a compartir esta “autoridad” personal: “el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores” (Jn 14,12). “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre, para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (1Jn 3,1). Esta convicción nos da conciencia de ser “centro y cima de los bienes de la tierra, que deben ordenarse al servicio del ser humano” (GS 12). Luego hay que “actuar con elección consciente y libre, personalmente movido e inducido desde dentro, y no bajo un ciego impulso interno o bajo la sola coacción externa” (GS17).
La autoridad de Jesús brilla en este milagro. “Un hombre tenía un espíritu inmundo”: “¿Qué tenemosque ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?”. Representa a un sector fanatizado por la ideología farisea, apegada a la ley. Ideología que valora más la institución y ley que la vida humana. “Espíritu” es una fuerza venida de fuera. Es “santo”, si induce al bien: amor, sencillez, paz, comprensión, dulzura, dominio de sí o libertad responsable, igualdad, verdad... Es “inmundo” si induce al mal: odio, vanidad, envidia, violencia, libertinaje, esclavitud, codicia, sectarismo... La doctrina de los escribas es “espíritu inmundo” porque “anula el mandato de Dios por mantener su tradición...” (Mc 7,9.13). Así fanatizan a la gente sencilla, sin capacidad crítica.
Este hombre de la sinagoga se cree amenazado por Jesús. Reconoce que es “el Santo de Dios”. Pero ha provocado el descrédito del magisterio fariseo: ofrendas al templo, descanso sabático, parábola del samaritano... Este hombre, “retorciéndose y gritando”, recupera la libertad del Espíritu. Simboliza a gente sometida a “padres espirituales” que creen tener la exclusiva del Espíritu. En la Iglesia muchas personas han sufrido procesos similares. La ideología clerical ha fanatizado a muchos. Por desistir del celibato han sido culpabilizados, desprestigiados, marginados. Su vocación, su espíritu y preparación han sido desvalorizados, privando a las comunidades de pastores e incluso de la Eucaristía.
Teólogos y obispos les han ayudado a recuperar la libertad y la fuerza del Espíritu para vivir más humanamente. El obispo P. Casaldáliga ha sido ejemplar: “Cuando alguno de sus pocos sacerdotes le decía que se retiraba para casarse, reunía a la comunidad y les planteaba que no podía mandarles a otro, pero si admitían al que tenían, en su nueva condición, como casado, se los dejaba. Las comunidades siempre lo aceptaban” (16.08. 2020 MOCEOP). A S. Juan Pablo II le escribió: “Pienso que no estamos siendo comprensivos ni justos con estos millares de sacerdotes, muchos de ellos en situación dramática, que aceptaron el celibato compulsoriamente, como exigencia, actualmente vinculante, para el ministerio sacerdotal en la Iglesia latina. Posteriormente, a causa de esta exigencia no vitalmente asumida, tuvieron que dejar el ministerio, y no pudieron ya regularizar su vida, ni dentro de la Iglesia ni, a veces, ante la sociedad” (Carta de P. Casaldáliga a Juan Pablo II 22 febrero 1986).
Oración: “estaban asombrados de su enseñanza” (Mc 1, 21-28)
Jesús creyente, reunidoen la sinagoga:
escuchas la Historia Santa desde tu vivencia de Dios;
interpretas la realidad desde el amor gratuito del Padre;
sientes que el Espíritu del Padre está contigo;
te duele el enfermo, el pobre, el esclavizado, el ciego, el marginado...
“Estaban asombrados de tu enseñanza
porque les enseñabas con autoridad y no como los escribas”.
Te reconocen como “el Santo de Dios”, por actuar con “Espíritu santo”.
Prodigas frutos del amor gratuito de Dios:
comprensión, bondad, confianza, humildad y sencillez,
paz, no violencia sino dulzura, dominio de sí, libertad,
igualdad, verdad, comunión, amor...
La gente siente tu actividad distinta a los letrados:
que imponen la ley por encima de la vida humana;
que buscan poder y supremacía sobre sus hermanos;
que imposibilitan la justicia y la igual dignidad;
que coartan el desarrollo pleno de la vida;
que complican y esclavizan infantilmente a los sencillos;
que viven y actúan con “espíritu inmundo”:
produciendo incomprensión, miedo, vanidad y envidia,
violencia, libertinaje y esclavitud,
mentiras y calumnias, sectarismo y codicia...
Este hombre de la sinagoga percibe que hablas desde Dios:
pero provocas el descrédito del magisterio de su institución farisea;
denuncias las ofrendas al templo, el descanso sabático,
el trato a los enfermos, el no ayudar al herido,
imponer cargas insoportables, hipocresía, persecución de profetas...
Tu enseñanza de amor a todos, de perdón...
choca con algunas de sus normas y oraciones:
- “Anuláis el mandato de Dios por mantener vuestra tradición...
Invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís;
y hacéis muchas otras cosas semejantes” (Mc 7,9.13);
- “que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas, y a los nobles con esposas de hierro.
la sentencia dictada es un honor para todos sus fieles” (Salmo 149,5-9)
Que tu Espíritu, Jesús, venga sobre la Iglesia:
para compartir tus palabras desde el corazón;
para invitar al compromiso por la vida humana digna;
para pedir reformas evangélicas en la Iglesia;
para dejar respirar al Espíritu que sopla donde quiere;
para escuchar a quien tiene la autoridad del “santo de Dios”:
que vive entregado a los más necesitados;
que comparte su tiempo con los ancianos y enfermos;
que dedica energía e imaginación al servicio de los niños;
que anima grupos juveniles, deportivos, culturales, recreativos, religiosos...;
que abre los ojos a los trabajadores y empresarios que buscan justicia;
que sirven gratuitamente a la comunidad, según el carisma recibido;
que honestamente buscan un mundo mejor.
Preces de los Fieles (D. 4º TO B 31.01.2021)
Nosotros hemos surgido de la Palabra viva, que es Jesús. Hemos crecido en amor, en libertad, en alegría, en tolerancia... Su Espíritu es la verdadera “autoridad”: desde dentro nos hace crecer en autenticidad, comprensión, amor. Pidamos que el Espíritu nos incite a seguir su camino diciendo: “¡Ven, Espíritu de amor!”.
Por la Iglesia:
- que el Evangelio que predica vaya acompañado de obras de amor;
- que su autoridad sea la de Jesús: el amor sin violencia, sin dinero, sin imposición.
Roguemos al Señor: “¡Ven, Espíritu de amor!”.
Por las intenciones del Papa (Enero 2021):
- que “el Señor nos dé la gracia de vivir en plena fraternidad
con hermanos y hermanas de otras religiones,
rezando unos por otros, abriéndonos a todos”.
Roguemos al Señor: “¡Ven, Espíritu de amor!”.
Por nuestra ciudad, pueblo, aldea:
- que tengamos conciencia solidaria en todos los aspectos;
- que colaboremos al bien común según nuestras posibilidades.
Roguemos al Señor: “¡Ven, Espíritu de amor!”.
Por los enfermos de toda clase: físicos, psíquicos, sociales...:
- que acepten sus limitaciones y trabajen por superarlas;
- que nos les abandonemos ni les hundamos en la marginación.
Roguemos al Señor: “¡Ven, Espíritu de amor!”.
Por el mundo del trabajo:
- que los trabajadores no sean mercancía, sujeta a la ley de oferta y demanda;
- que los salarios sean suficientes y equilibrados.
Roguemos al Señor: “¡Ven, Espíritu de amor!”.
Por esta celebración:
- que nos ayude a crecer interiormente sintiéndonos hijos de Dios;
- que la comunión con Jesús nos haga fuertes en su amor.
Roguemos al Señor: “¡Ven, Espíritu de amor!”.
Dios, Padre de todos, revístenos con la autoridad que tenía tu Hijo, Jesús de Nazaret. Autoridad que era su Espíritu, Espíritu de amor, de verdad, de paz, de justicia, de libertad, de vida para todos. El Espíritu que vive siempre con nosotros, por los siglos de los siglos.
Amén.
Leganés, 31 enero 2021