“Pedimos dialogar con respeto, dignidad y transparencia” En la Iglesia hay una brecha que los dirigentes no quieren ver ni escuchar
Democratizar la Iglesia, camino para hacerla más comunión (7)
| Rufo González
En la Iglesia, tras el Vaticano II se abrió una brecha que los dirigentes no han sido capaces reconstruir. A la avalancha de solicitudes de dispensa del celibato, se reaccionó según la Ley, no según el Evangelio. No se supo ver en la conducta de esos hombres la acción del Espíritu de Jesús. Se optó por aplicar la Ley en vez de la Libertad cristiana. No hubo discernimiento sobre la imposición obligatoria de un carisma, don de Dios, a unos servidores de la Iglesia. Miles de ellos descubrieron tarde carecer del carisma, y fueron obligados a dejar el ministerio por ejercer el derecho humano de “formar una familia”. Derecho reconocido por el Magisterio como “derecho universal e inviolable” (GS 26).
Los dirigentes de la Iglesia desdeñaron también el hecho de asociarse para ser fieles al Evangelio. No han querido reconocer que el Espíritu está presente en esta decisión, en sus reuniones a diversos niveles, en sus peticiones de diálogo con las altas jerarquías, en sus comunidades, en sus libros y revistas... Para la máxima instancia eclesial nada de esto es signo del Espíritu Santo. La dureza de san Juan Pablo II ha venido siendo una muralla insalvable. Quiso hacerles callar a toda costa. A quien le insinuaba hablar del asunto, incluidos los obispos, les cambiaba la palabra. Es la actitud del Sanedrín a la predicación de los Apóstoles. Deberíamos escuchar el consejo de Gamaliel sobre los discípulos de Jesús: “no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios” (He 5,38-39). Llevan ya más de cincuenta años y ahí siguen.
La Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados es un ejemplo de constancia desde hace tiempo. El año pasado en un comunicado de sus responsables nos decían a toda la Iglesia: “Deseamos ser escuchados como hermanos de un un solo señor, un mismo bautismo y una sola fe. Pedimos dialogar con respeto, dignidad y transparencia... El Papa Francisco nos invita a `hacer propuestas valientes´... Por ello creemos válido y hasta necesario recuperar que el celibato sea opcional, ya que no es un dogma, aunque lo valoramos... Por el bien de la Iglesia necesitamos salir del silencio y conformismo con buena voluntad y coraje asumiendo nuestra realidad y buscar lo mejor para nuestra Iglesia amada... Nos alegra que nuestra voz ha empezado a ser escuchada por parte del episcopado.... Creemos urgente un cambio eclesial adaptado a los tiempos y cultura, que evolucionan con las nuevas generaciones... San Carlos, Chile, 15 agosto 2021, día se la Asunción de la Virgen”.
El silencio de muchos muchos obispos sigue siendo abrumador. La obediencia a la ley les impide escuchar al Espíritu. A esta cerrazón cabe aplicar las palabras de Pablo a los Gálatas: “¡Oh, insensatos Gálatas! ¿Quién os ha fascinado a vosotros, a cuyos ojos se presentó a Cristo crucificado? Solo quiero que me contestéis a esto: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por haber escuchado con fe? ¿Tan insensatos sois? ¿Empezasteis por el Espíritu para terminar con la carne? ¿Habéis vivido en vano tantas experiencias?… Vamos a ver: el que os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por haber escuchado con fe?” (Gál 3,1-5).
Este verano han vuelto a llamar a las puertas de nuestra Iglesia para que “escuche con fe”: “Carta abierta a la Iglesia de la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados”. Es una comunicación bastante completa: incluye “Presentación, Ver -Discernir -Actuar (cinco rostros ante la obligatoriedad del celibato ministerial). Parte principal: Carta de la Federación de Sacerdotes Casados de América Latina a la Iglesia. Fundamentación y referencias (a. Fundamentación bíblico-teológica. b. Referencias históricas acerca del celibato: Hitos históricos sobre el celibato en la Iglesia. Perspectiva sobre la historia del celibato eclesial). Referencia crítica desde la psicología a la obligatoriedad del celibato. Conclusión”. Puede leerse completa en Religión Digital (04.09.2022).
Toda la carta transpira Espíritu evangélico. Está firmada por Sebastián Cózar Gavira, Presidente de la Federación Latinoamericana de sacerdotes casados. San Carlos, Chile, 01 septiembre del año 2022”. “El presente escrito fue aprobado el 01 septiembre del año 2022 en la reunión ordinaria por todos los miembros de la Federación Latinoamericana de sacerdotes casados conformada e integrada por varios países de Latinoamérica”. Estos son los colaboradores en la redacción del presente documento: Argentina: Guillermo Schefer, Roberto Quiroga. Brasil: Vilmar Machado, Joao Tavares. Chile: José Cortés y Natalie Parra Merino, Sebastián Cózar Gavira. México: J. Reyes González Torres. Paraguay: Mabel Torres de Gutiérrez, Dionisio Gauto Galeano, Julio Cardozo.
Estas son algunas ideas relevantes: “Conviene que hoy la Iglesia, como madre en camino sinodal, revise la disciplina eclesiástica del celibato... Estamos convencidos de la justa necesidad de hacer en la Iglesia católica una histórica reparación... Estimamos imprescindible que se actúe ya con clara decisión, sin dilaciones. Nuestra postura es institucional y moral, sobre una cuestión disciplinaria... Creemos que es necesario como Iglesia discernir y aceptar que muchos de los presbíteros tienen también, como llamado de Dios, la vocación al amor conyugal... Pensamos que sostener un único modo de realización de la vocación de pastores, con la obligación de celibato en todos los casos en la Iglesia católica latina, constituye hoy una equivocación... No nos mueve un interés o necesidad personal, porque la mayoría de nosotros ya tenemos organizada nuestra vida y nuestro actuar, comprometidos con el testimonio de Jesús y con la obra de la evangelización... Esperamos y deseamos que nuestros aportes sean considerados y escuchados por nuestros obispos, sacerdotes y el pueblo de Dios, para bien de la evangelización y de la Iglesia, y se acoja el legítimo derecho a que el celibato sea opcional”.
La conclusión transmite sinceridad: “Actuamos y trabajamos por un amor de servicio y por la vocación misionera, como decía San Pablo: “Ay de mí si no evangelizara” (1Cor 9,16). Por otra parte, Jesús que dice: “Ustedes no me eligieron a mí, sino que yo los elegí a ustedes” (Jn 15,16), eligió también a hombres casados. Estamos para siempre convencidos y decididos a mantener un diálogo sin confrontación, sincero, fraternal y con sentido común. Que nuestra Madre la Virgen de Guadalupe nos ilumine y nos ayude a todos. Unidos en la fe.”.
Ante esta situación me viene a la mente esta idea de Nietzsche: “tener fe significa no querer saber la verdad”. A veces es cierto. Muchos creyentes no quieren enfrentarse a la verdad, y se refugian en la fe. En eso están incurriendo muchas instancias oficiales y adictos de la tradición respecto del celibato. Quieren hacernos creer que el celibato pertenece a la naturaleza del sacerdocio cristiano y, por tanto, a la fe cristiana. No basta que el Vaticano II diga lo contrario (PO 16). Tienen la osadía de amenazar con romper la comunión eclesial si el Papa elimina la actual ley. Hay que preguntarles si aman en serio la verdad y libertad cristianas o sus tradiciones. No les importa el hecho de que “muchos presbíteros tienen también, como llamado de Dios, la vocación al amor conyugal”. Esto no es una opinión. Es una realidad que la misma Iglesia acepta y respeta en el rito oriental.