Comentario: “Le pusieron por nombre Jesús” (Lucas 2, 16-21)

Leemos la adoración de los pastores y la circuncisión de Jesús. Lucas quiere presentar a los pastores como prototipo de marginados sociales, a quienes Jesús dedicó más tiempo. Símbolo, por tanto, de los enfermos, publicanos, pecadores, prostitutas..., que a lo largo de la historia se han encontrado con él y han recuperado su dignidad personal.

Lucas destaca la reacción de María (v. 19),que volverá a subrayar tras la búsqueda y encuentro en el templo (2,51b): “conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Desea gravar en la memoria cristiana esta cualidad tan humana de María. Ella se hace así modelo de los cristianos: mirar la realidad y darle vueltas “en el corazón”. Es decir, desde el Amor. No somos meros observadores de hechos. Desde el corazón del Amor se ve la realidad de otra manera. Como la veía Jesús.

La circuncisión es signo de la alianza y pertenencia al pueblo judío. Se practicaba en muchos pueblos antiguos de Oriente como rito de virilidad en la pubertad e inicio de la vida sexual. Los israelitas la incorporaron a su tradición a partir de estar en Egipto. Todos los chicos deben ser circuncidados al octavo día de nacer (Lv 12,3). En esta época se unía con la imposición del nombre (Lc 1,59). Desvinculada de la sexualidad, significa ser del pueblo judío. Pablo dirá que Jesús, “nacido bajo la ley para rescatar a los estaban bajo la Ley” (Gál 4,5), “se hizo servidor de la circuncisión en atención a la fidelidad de Dios, para llevar a cumplimiento las promesas hechas a los patriarcas” Rm 15,8).

“Le pusieronpor nombre Jesús”. Es la forma griega del hebreo “Ye[ho]sua”. Significa: “Yahvéh es ayuda”. Nombre judío frecuente (Si 50,27; Col 4,11). El nombre para ellos no sólo denomina, sino que define la persona, da identidad, conciencia, misión. Para el Nuevo Testamento, Jesús es salvación, realización plena humana, ayuda de Dios al ser humano. “Jesús”, por tanto, expresa la misión, concretada en términos distintos según se ponga el acento en sus varios aspectos ayudadores. Jesús perdona (Mt 1,21; He 10,43; 1Jn 2,12); reconcilia (2Cor 5,18-21); sana heridas (Mc 5,28.34); rehabilita con su Espíritu (l Cor 6,11; He 2,21; 4,12; Rm 10, 13; 1Cor 10, 33); escucha (Jn 14,13s; l5,16; 16,23.26), libra de la soledad y pasa a la fraternidad de los que invocan su nombre (1Cor 1,2).

Jesús ayuda ahora entregando su mismo Espíritu (Jn 20,22). Así capacita para hacer las obras que él hace, y aún mayores (Jn 14, 12). Él guía nuestra conciencia y hace saber que “el reino de Dios no es comida y bebida, sino justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo; el que sirve en esto a Cristo es grato a Dios, y acepto a los hombres. Así, pues, procuremos lo que favorece la paz y lo que contribuye a la edificación mutua” (Rm 14, 17-19). Fruto primero del Espíritu es el amor gratuito, fiel (en toda situación); lúcido (ilumina el espesor de lo real), desinteresado (sólo pretende nuestra auténtica realización), radical (compromete toda la profundidad de la vida y la muerte), fecundo (da alegría, paz, esperanza), universal (con más atención a los más débiles), eterno (“ni muerte ni vida... ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rm 8,38-39).

Este amor es fuente de paz. El Papa nos recuerda hoy tres “instrumentos para construir una paz duradera”: “diálogo entre generaciones, educación y trabajo”. Con un corazón imbuido del Amor de Jesús se posibilita utilizar mejor estos instrumentos.

Oración: “le pusieron por nombre Jesús” (Lc 2, 16-21)

Hoy, Jesús,contemplamos escenas cercanas a tu nacimiento:

Los pastores representan a los marginados sociales:

enfermos, publicanos, pecadores, prostitutas...;

el evangelista quiere señalar que ellos te rodearon

desde el nacimiento hasta la muerte;

ellos te veneran “envuelto en pañales y recostado en un pesebre”:

agradeciendo el que les libraras de sus miserias,

les rehabilitaras, les reconocieras su dignidad humana.

Tu madre “conserva estas cosas, meditándolas en su corazón”:

así te irá educando en el Espíritu que la habitaba:

que “dispersa a los soberbios de corazón;

derriba a los poderos y enaltecea los humildes;

colma de bienes a los hambrientos...” (Lc 1,51-53);

así nos enseña a tus seguidores: 

a mirar la realidad en toda su crudeza;

a darle vueltas “en el corazón”;

a sentir la injusticia y condoler a las personas;

a implicarnos en favor de los más débiles.

Jesús, Dios hecho carne, hecho historia:

la circuncisión es un claro ejemplo de superación histórica;

provocó el llamado concilio de Jerusalén (He 15, 6-29):

“hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros

no imponeros más cargas que las indispensables”;

iluminó a Pablo para sacar la consecuencia clara:

“todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús...

No hay judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer,

porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gál 3,26-28).

a estas luminosas palabras recurrimos para superar leyes caducas:

“Ahora que se pretende la igualdad de derechos para ambos sexos,

la Iglesia está quedando como algo trasnochado respecto de la mujer”.

“¿Será posible que nos carguemos la evangelización (razón de la Iglesia)

por mantener el celibato sacerdotal (de naturaleza histórica),

y nos quedemos tan tranquilos?”.

En la circuncisión “te pusieron por nombre Jesús”:

“Dios es ayuda” con tu vida entregada;

Pedro “en tu nombreecha a andar” a los paralíticos (He 3,6);

“no se ha dado a los hombres otro nombre

por el que debamos salvarnos” (He 4,12).

Tú, Jesús, eres la mejor “ayuda divina”:

“nos has dado a conocer a Dios” (Jn 1,18);

nos entregas su Espíritu, amor sin medida;

nos capacita para sentirnos hijos del mismo Padre,

hermanos de todas las personas;

hacedores de paz en diálogo con todos.

Gracias, Jesús hermano.

Preces de los fieles (Santa Maria, Madre de Dios 01.01.2022)

Este año el Papa nos recuerda tres caminos, “diálogo entre generaciones, educación y trabajo”, como “instrumentos para construir una paz duradera”. El camino sinodal en que está ahora nuestra Iglesia lleva en su entraña estos caminos. Pidamos ser fieles al Espíritu de Jesús diciendo: “Queremos ser `ayuda divina´ como `Jesús´”.

Por la Iglesia:

- que en su interior haya “diálogo entre generaciones”;

- que “lo que es todos sea tratado y decidido por todos”.

Roguemos al Señor: “Queremos ser `ayuda divina´ como `Jesús´”.

Por las intenciones del Papa (enero 2022):

-que “eduquemos para la fraternidad”;

- que todas las personas que sufren discriminación y persecución religiosa encuentren en las sociedades en las que viven el reconocimiento de sus derechos y la dignidad que proviene de ser hermanos y hermanas”.

Roguemos al Señor: “Queremos ser `ayuda divina´ como `Jesús´”.

Por nuestros pueblos:

- que miren la vida con el amor de Jesús;

- que abran el corazón a las necesidades de los más débiles.

Roguemos al Señor: “Queremos ser `ayuda divina´ como `Jesús´”.

Por los pueblos en guerra:

- que sean capaces de superar el enfrentamiento y poner diálogo;

- que sean ayudados por demás naciones a encontrar caminos de paz.

Roguemos al Señor: “Queremos ser `ayuda divina´ como `Jesús´”.

Por los víctimas de toda violencia:

- que compartamos nuestros bienes para remediar su necesidad;

- que les demos nuestro espíritu de fortaleza para superar su situación.

Roguemos al Señor: ““Queremos ser `ayuda divina´ como `Jesús´”.

Por esta celebración:

- que el Espíritu de Jesús nos llene de su amor comprometido;

- que nos anime a dialogar, a educar en el evangelio, a trabajar por la paz.

Roguemos al Señor: “Queremos ser `ayuda divina´ como `Jesús´”.

Bendice, Señor, estos deseos de año nuevo. Como tú, queremos seguir dialogando entre nosotros, educándonos en los valores de tu Evangelio, trabajando por tu Reino de vida para todos. Que nos dejemos ayudar por tu Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Amén.

Leganés (Madrid), 1 de enero de 2022