Pasar de lo terrestre a lo espiritual Cardenal Aguiar: "María de Guadalupe, con gran confianza, ponemos en tus manos al Papa Francisco, fortalécelo y acompáñalo en estos días de su enfermedad"

María de Guadalupe
María de Guadalupe

"El respeto a la vida es un don que Dios lo dio. Por eso ninguno debe de atentar contra la vida de su prójimo, sea quien sea, aunque lo haya ofendido, aunque haya diferencias"

"Hoy día, lamentablemente vivimos en unas condiciones y circunstancias en donde hay una gran falla en nuestra sociedad de respeto a la vida"

"Debemos de estar atentos para promover entre nosotros esta conciencia de que es Dios el que nos dio la vida"

"Pero, ¿cómo podemos alcanzar esta meta de pasar de lo terrestre a lo espiritual para lograr ser personas misericordiosas, compasivas como Jesús?"

Saúl se puso en camino con tres mil soldados en persecución de David”, David se ve amenazado por tres mil soldados porque Saúl quiere asesinarlo. Las circunstancias le plantean la posibilidad de tomar él venganza, sin ninguna dificultad y su segundo de abordo Abisaí, le dijo a David: “Dios te está poniendo al enemigo al alcance de tu mano”.

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Estaba durmiendo Saúl y todo su ejército, y ellos pudieron llegar hasta donde estaba Saúl. ¿Cuál es la decisión que toma David? David replicó: “no lo mates, ¿quién puede atentar contra el ungido del Señor y quedar sin pecado?

113 - 1 Samuel 26-31: "La adivina de Endor; muerte de Saúl" | Iglesia de  Dios Unida

Con esta escena David nos plantea con toda claridad y la Palabra de Dios, el respeto a la vida de los demás, el respeto a la vida porque es un don que Dios lo dio. Por eso ninguno debe de atentar contra la vida de su prójimo, sea quien sea, aunque lo haya ofendido, aunque haya diferencias y contraposiciones, etcétera.

La vida la hemos recibido de Dios, es un don de Dios y por eso debemos respetarla, no en balde los 10 mandamientos explicita con toda claridad: “No matarás”. Y dice todavía David: “el Señor le dará a cada uno según su justicia y su lealtad”. Es Dios el que dio la vida, el que tiene en sus manos la vida de nosotros que la hemos recibido, de él recibimos los dones, de él recibimos también las circunstancias que afrontar, pero estará siempre de nuestro lado, si nosotros estamos conscientes de que debemos respetar la vida empezando por nuestra propia vida.

Hoy día, lamentablemente vivimos en unas condiciones y circunstancias en donde hay una gran falla en nuestra sociedad de respeto a la vida. La Palabra de Dios nos viene muy bien y debemos de estar atentos para promover entre nosotros esta conciencia de que es Dios el que nos dio la vida.

Hoy tenemos un índice también muy alto de quienes se quitan la vida especialmente entre adolescentes y jóvenes, ayudémosles, démosle esa ayuda de toma de conciencia, de que es Dios quien les dio la vida y él está pendiente de ellos; por eso respondíamos cantando al Salmo, el Señor es compasivo y misericordioso, jamás debemos de tenerle miedo a Dios, al revés, tenemos que imitarlo en estas cualidades ¿por qué? Porque hemos sido creados a su imagen y semejanza, el don de la vida nos ha sido dado para desarrollar esa imagen y semejanza.

Ésta es la razón por la que tenemos que imitar al Señor, a Dios Nuestro Padre, y ¿cuáles son las cosas que debemos de imitar? El Salmo afirma: “hay que ser lentos para enojarnos y generosos para perdonar”.

El Apóstol San Pablo por su parte expresa que debemos de tomar conciencia de nuestro peregrinar terrenal, este paso de la vida debe ir siendo un aprendizaje para el desarrollo de nuestra espiritualidad.

La razón de estos años que Dios nos da de vida es para que desarrollemos en nuestro interior la espiritualidad que Dios ha infundido, que es la que da vida a nuestro cuerpo, el espíritu. El cuerpo por sí solo en cuanto sale el espíritu, muere, el cuerpo queda inerte, hay que sepultarlo; pero nuestro espíritu sigue con vida, por eso es que nosotros debemos de aprender lo que dice San Pablo: “Adán fue un ser que tuvo vida, el último Adán es espíritu que da la vida”. ¿Cuál fue el primer Adán? Adán y Eva, conforme al Génesis, el segundo Adán que se refiere San Pablo es Jesucristo, es el Adán dice, es espíritu que da la vida, el primer hombre hecho de tierra, el primer Adán es terreno, el segundo viene del cielo, Jesús es espíritu puro, se encarna en el seno de María para poder mostrarnos en su propia vida cómo conducirnos en esta Tierra, para que aprendamos nosotros a desarrollar como él lo hizo, haciendo el bien a los demás, así desarrollaremos nuestra espiritualidad, que es la que nos va a dar la capacidad de amar.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 27-38

Ahora, terminamos nuestra reflexión con lo que afirma Jesús en el Evangelio, ¿cómo podemos alcanzar esta meta de pasar de lo terrestre a lo espiritual para lograr ser personas misericordiosas, compasivas como Jesús? Jesús lo dice clarísimamente al final de lo que escuchamos en el Evangelio: “sean misericordiosos como su padre es misericordioso”; y continúa diciendo: “no juzguen, no condenen, perdonen y den y se les dará”. Ahí están las cuatro características, los recursos básicos: no juzgar, no condenar a nadie, perdonar, dar y compartir; así entonces de ser una persona terrenal, llegaremos a ser una persona celestial como el hijo de Dios encarnado, y tendremos la garantía, la certeza de compartir la vida de Dios eternamente en la casa de Dios Nuestro Padre.

Abramos nuestro corazón a Nuestra Madre María de Guadalupe:

Bendita seas Madre Nuestra, María de Guadalupe, con gran confianza, ponemos en tus manos al Papa Francisco, fortalécelo y acompáñalo en estos días de su enfermedad.

Tú que pusiste toda tu confianza en Dios, y así obtuviste la fortaleza espiritual para ser fiel a todo, lo que Dios Padre te pidió; ayúdanos a confiar en la asistencia del Espíritu Santo y descubrir que nuestra esperanza va más allá de las cosas terrenales, y desarrollar nuestra espiritualidad, para habitar contigo en la Casa de Dios Padre, y compartir con tu Hijo Jesús la vida eterna.

Conscientes que somos miembros de un mismo cuerpo y de nuestra disponibilidad para cuidar unos de otros, logremos ser capaces de compartir con los más necesitados, y de proceder con justicia en todas nuestras responsabilidades, para testimoniar en nuestro tiempo, que Cristo camina y vive en medio de nosotros.

En este Año Jubilar que estamos iniciando, te pedimos que durante el mes de marzo dedicado a la familia, muevas el corazón de abuelos, padres e hijos para escuchar y practicar las enseñanzas de tu Hijo Jesús, leyendo, meditando y compartiendo los Evangelios y los demás libros del Nuevo Testamento.

Todos los fieles aquí presentes este Domingo nos encomendamos a ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen, María de Guadalupe! Amén.

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