"Estamos ante ti, Espíritu Santo" "Que la comunión, la participación y la misión sean los ejes sobre los que gire nuestra Iglesia"
"Cuando empezó el camino del Sínodo 2021-2024 muchos grupos de cristianos han iniciado sus encuentros de reflexión y diálogo con esta oración atribuida a san Isidoro: 'Estamos ante ti, Espíritu Santo'"
"También en el Arzobispado de Barcelona, esta oración ha acompañado nuestra sencilla y sincera reflexión a partir de una pregunta: ¿Cómo se realiza hoy este 'caminar juntos' y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal?"
"Esta semana empezarán en el Vaticano los trabajos de la primera sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en la que tengo el honor de participar"
"Os pido que intensifiquéis vuestra oración para que todos los participantes en la Asamblea General del Sínodo estemos abiertos a las inspiraciones del Espíritu Santo, para que sea Él quien nos guíe en nuestro trabajo"
"Esta semana empezarán en el Vaticano los trabajos de la primera sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en la que tengo el honor de participar"
"Os pido que intensifiquéis vuestra oración para que todos los participantes en la Asamblea General del Sínodo estemos abiertos a las inspiraciones del Espíritu Santo, para que sea Él quien nos guíe en nuestro trabajo"
A lo largo de la historia de la Iglesia, muchos hombres y mujeres, especialmente en momentos intensos de trabajo y de discernimiento, en concilios, sínodos, asambleas eclesiales, han hecho suya la oración que se atribuye a san Isidoro: «Adsumus, Sancte Spiritus», «Estamos ante ti, Espíritu Santo».
Desde octubre de 2021, cuando empezó el camino del Sínodo 2021-2024: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión», en todo el mundo, muchos grupos de cristianos han iniciado sus encuentros de reflexión y diálogo con esta oración. Partiendo de la experiencia de hacer camino juntos y escuchándose con respeto unos a otros, han querido predisponerse a la escucha del verdadero protagonista, el Espíritu Santo.
También en el Arzobispado de Barcelona, esta oración ha acompañado nuestra sencilla y sincera reflexión a partir de una pregunta. Una pregunta que debe estar siempre presente en nuestras parroquias, asociaciones y movimientos: «¿Cómo se realiza hoy, a varios niveles (desde lo local a lo universal) este “caminar juntos” que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, de acuerdo con la misión que le fue confiada por el Señor; y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal?». Y es que crecer en sinodalidad sigue siendo un reto también para todos, en la medida en que potencia la comunión entre nosotros y con Dios, lo que nos permite ser evangelizadores.
Esta semana empezarán en el Vaticano los trabajos de la primera sesión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en la que tengo el honor de participar. El trabajo ya lo estamos iniciando todos los participantes de la próxima Asamblea General con unos días previos de retiro espiritual. En la asamblea sinodal, queremos seguir con atención lo que nos diga el Espíritu, haciendo resonar en el corazón las palabras que el libro del Apocalipsis, en los capítulos dos y tres, dirige a las siete comunidades de Asia: «El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias».
En efecto, la vigilia ecuménica de oración y los tres días de retiro que hemos celebrado nos ayudarán a ponernos en sintonía con el Espíritu. Queremos que sea Él quien inspire y acompañe nuestra reflexión y el discernimiento, partiendo de lo que cada uno de nosotros lleva en su corazón, fruto del trabajo realizado en cada diócesis de origen.
Queridos hermanos y hermanas, os pido que intensifiquéis vuestra oración para que todos los participantes en la Asamblea General del Sínodo estemos abiertos a las inspiraciones del Espíritu Santo, para que sea Él quien nos guíe en nuestro trabajo. Que la comunión, la participación y la misión no sean solo palabras bonitas, sino los ejes sobre los que gire nuestra Iglesia, para que sea testigo viviente de Cristo en nuestro tiempo y en cada lugar del mundo: «Estamos ante ti, Espíritu Santo».