Prevenir abortos es la clave.

El aborto no se puede prohibir por mucho que insistan algunos. El aborto yo no dudo que es una muerte horrible, pero es una muerte en la que prácticamente no existe un cadáver. No hay como en el resto de muertes ni siquiera un individuo al que podamos salvar de agresiones o malos tratos, la única que puede hacerlo es su madre. Prohibiendo no sabremos cuantos abortos provocados tendremos, salvo por las cifras de fallecidas o de mujeres que acuden en muy mal estado a urgencias.

Siempre seré partidario de prevenir el aborto desde la educación, desde las ayudas sociales, desde el cambio de mentalidad, desde una sociedad donde la palabra oportunidad suene a que por quedarte embarazada tendrás igual de oportunidades como los demás.

Que bonita es la sonrisa de mi hermanita, y que responsable ha sabido ser mi padre con su novia. A eso yo me refiero, a que sepamos ser responsables. A que jamás se nos ocurra plantearnos de ninguna forma suprimir una vida ya sea en la clínica Dator, con el perejil de la cocina, con la nuez moscada, con la hierbabuena salvaje, con el monóxido de carbono de los cigarrillos, con dosis fuertes de analgésicos, con los puñetazos en el estomago, etc.

Es facilísimo matar una vida en el vientre de sus madres, pero muy difícil es hacerlo si es la madre quien la protege, y aun más difícil si hay un padre protegiendo a la madre que protege a la criatura, y también más difícil si un estado facilita ayudas para aquellas madres que protejan a sus criaturas.

Por eso hay que apostar por esa idea que a algunos les parece utopía, para mi no lo es. Hay que apostar por la elección a favor de la vida de las madres y saber en todo momento cuando, como y porqué fracasamos cuando opta alguna por abortar.
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