Es un hombre bastante tranquilo, no se mete con nadie, y cuando le conocí pude apreciar en él a una magnífica persona. No puedo seguir ahora con asiduidad su blog, por lo ocupado que ando.
Si algo sé del padre Masiá es por lo que se lee de sus escritos. En muchos no estoy de acuerdo, pero me encanta esa buena intención que todos ellos desprenden. Si es hereje o no, ¿qué importa? Mucha gente lo lee con asiduidad.
Algunos quieren que Masiá se silencie, lo excomulguen o lo expulsen de la compañía de Jesús. Claro que si van a pedir castigos para Juan Masiá aquellos cuya maldad les lleva a robar lo que no es suyo con mentiras, a practicar sistemáticamente la traición y a faltar a su palabra, no sé como se atreven a lanzar de esa forma la primera piedra.
Masiá no se mete con nadie, ¿por qué meterse con él? ¿tanto molesta este hombre tan sencillo? Desde luego con esos rencores en el corazón y esos frutos que dichos sujetos van dando, no sé como luego se puede presumir de irse postrando ante el Santísimo o de recibir la comunión cuando se busca privar al prójimo de la mesa del Padre.
Me consta que un buen sacerdote como el padre Fortea, no estando conforme con Juan Masiá, hizo sus discrepancia con él de la forma más cercana y respetuosa.
En fin, animo al padre Masiá a no dejarse amedrentar por esta gente. Le pido solo una cosilla, que intente expresarse desde el lado católico de la frontera. Hay mucha gente mala, y no pararán hasta hundirle, y las personas como él no se merecen tanta maldad como le están dando.