Un pensamiento económico del Papa Bergoglio.
El cristianismo condena con la misma fuerza tanto al comunismo como al capitalismo salvaje. Existe una propiedad privada, pero con la obligación de socializarla en parámetros justos. Un ejemplo claro de lo que sucede es lo que pasa con el dinero que fuga al exterior. El dinero también tiene patria, y aquel que explota una industria en el país y se lleva el dinero para guardarlo afuera está pecando. Porque no honra con ese dinero al país que le da la riqueza, al pueblo que trabaja para generar esa riqueza.
Cuantos Barcenas, Botines, Ruiz-Mateos, Amancios y Pujoles guardando su dinero defraudado en bancos extranjeros y paraísos fiscales. Si por lo menos hubiesen defraudado invirtiendo su dinero de alguna otra forma aquí, tal vez otro gallo cantaría. Pero fue escondido y con vergüenza, dinero tóxico que a alguno le ha buscado la ruina, a otros se la está por buscar, y a otros que podría buscársela si se les descubre. Y no por defraudar mil eurillos, sino de millones de euros a cientos de millones. Lo correcto es que traigan aquí su fortuna, que su dinero hecho en España se quede en España, y lo mismo si lo hacen en Colombia o Francia, y si se lo quieren llevar un día, que paguen el correspondiente impuesto.