Mujeres explotadas, “alivio del ejército”: Olvido histórico nipón.

En el post anterior insistí en que el perdón es lo contrario del olvido. Cuando en Japón se revisan los libros de texto de historia para contar la guerra del Pacífico, se ocultan hechos que se desea olvidar bajo pretexto de pacificación y concordia.

Se cae así en el peligro de fomentar la amnesia al recomendar el olvido y abrir la puerta para que se repitan los mismos males y errores en el futuro.

No se puede descartar, relegándolas al olvido, las reclamaciones de compensación por parte de mujeres coreanas víctimas de la “esclavitaud sexual” por parte de Japón durante la guerra del Pacífico.

200.000 mujeres coreanas, chinas, filipinas o indonesias fueron raptadas y obligadas a servir de “compañeras de alivio” (tal era el eufemismo, con la palabra japonesa “i-an fu”, es decir, mujeres (fu) para consolar (i) y tranquilizar (an) a las tropas japonesas. Huelga decir que el consuelo y alivio no era precisamente espiritual, sino “para aliviarse” en el sentido peyorativo de la palabra...

Japón, tras mucha insistencia y presiones, ha llegado a pedir perdón por crímenes de maltrato a mujeres por parte del ejército, pero se sigue negando a reconocer que hubo todo un sistema organizado y planificado de redes de “entretenimiento y alivio del personal militar”, en el que se forzó a participar a estas mujeres extranjeras.
El informe del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas también ha reprendido a Japón por su persistencia en enviar al olvido este tema.

En estos temas delicados de memoria histórica, que requieren entrar en procesos de recuerdo lúcido, duelo sereno y perdón creativo, no hay peor cosa que recomendar el olvido...

Los obispos japoneses y su Comisión de Justicia y Paz han repetido en estos últimos años sus llamamientos a no olvidar las injusticias cometidas por Japón y hacer un examen de conciencia sobre las violaciones de derechos humanos. Con motivo del 60 aniversario de la Declaración de Derechos Humanos, envían este mes un mensaje para leerse en todas las iglesias, urgiendo la toma en serio de la defensa de los derechos de todas las personas y la superación de toda clase discriminación.
Volver arriba