Navidad ecuménica y cívica
Las pancartas decían: "Navidad de la ciudadanía". Un grupo de cincuenta niños y niñas de menos de once años (de las diversas confesionalidades) se reunía en la tarde del segundo sábado de Adviento ante la puerta de la estación de Rokkomichi, en Kobe (Japón).
Bien abrigados con gorras y bufandas, resistían el viento helado mientras cantaban villancicos -en japonés, inglés y otras lenguas-. Entretanto, los mayores repartían octavillas anunciando los horarios de las diversas celebraciones religiosas del día 24 y 25.
Acompañaban al grupo sus dirigentes, jóvenes universitarios y universitarias. Un grupo de personas mayores escucha los cantos, resguardándose del frío en la entrada de los grandes almacenes o en los soportales: son abuelos y abuelas de los niños cantores. Más de tres generaciones juntas proclamando gloria in excelsis Deo.Las mismas que estarán echando una mano en la preparación de la olla calienbte de los sin techo en el parque del puerto los días últimos y primeros de año.
Las pancartas decían: ¡Navidad de la ciudadanía! Con ese titular invitaban a participar en la maratoniana gira de villancicos por las calles de la ciudad, tradicional desde hace cincuenta años. Se celebró el sábado 20, organizada por las distintas iglesias cristianas juntas (las diversas denominaciones protestantes, las parroquias católicas, las de la comunión anglicana...). Pero la convocatoria se hace con el nombre de “Shimin Christmas”, que significa, “Navidad de y para la ciudadanía”.
Cuando llegue la noche de Navidad la comunidad cristiana se apresurará a coger sitio en las iglesias, porque el público no cristiano que esa noche asiste a las iglesias es numeroso y se llena el templo como nunca en el resto del año.
Los grupos ecuménicos de diversas iglesias partían el sábado 20 por la tarde desde varios puntos de la ciudad y, tras cantar villancicos en sitios estratégicos y plazas típicas, confluyeron en la iglesia de turno, que este año era la parroquia católica del centro de Kobe, tomando el relevo de la iglesia evangélica encargada el año anterior.
En el clima acogedor de este puerto de mar de tradicional apertura, ni la comunidad cristiana se acompleja por cantar villancicos, ni a la laicidad le molesta escucharlos. ¡Como para ponerlo de ejemplo en los "madriles"!
Bien abrigados con gorras y bufandas, resistían el viento helado mientras cantaban villancicos -en japonés, inglés y otras lenguas-. Entretanto, los mayores repartían octavillas anunciando los horarios de las diversas celebraciones religiosas del día 24 y 25.
Acompañaban al grupo sus dirigentes, jóvenes universitarios y universitarias. Un grupo de personas mayores escucha los cantos, resguardándose del frío en la entrada de los grandes almacenes o en los soportales: son abuelos y abuelas de los niños cantores. Más de tres generaciones juntas proclamando gloria in excelsis Deo.Las mismas que estarán echando una mano en la preparación de la olla calienbte de los sin techo en el parque del puerto los días últimos y primeros de año.
Las pancartas decían: ¡Navidad de la ciudadanía! Con ese titular invitaban a participar en la maratoniana gira de villancicos por las calles de la ciudad, tradicional desde hace cincuenta años. Se celebró el sábado 20, organizada por las distintas iglesias cristianas juntas (las diversas denominaciones protestantes, las parroquias católicas, las de la comunión anglicana...). Pero la convocatoria se hace con el nombre de “Shimin Christmas”, que significa, “Navidad de y para la ciudadanía”.
Cuando llegue la noche de Navidad la comunidad cristiana se apresurará a coger sitio en las iglesias, porque el público no cristiano que esa noche asiste a las iglesias es numeroso y se llena el templo como nunca en el resto del año.
Los grupos ecuménicos de diversas iglesias partían el sábado 20 por la tarde desde varios puntos de la ciudad y, tras cantar villancicos en sitios estratégicos y plazas típicas, confluyeron en la iglesia de turno, que este año era la parroquia católica del centro de Kobe, tomando el relevo de la iglesia evangélica encargada el año anterior.
En el clima acogedor de este puerto de mar de tradicional apertura, ni la comunidad cristiana se acompleja por cantar villancicos, ni a la laicidad le molesta escucharlos. ¡Como para ponerlo de ejemplo en los "madriles"!