Reaparición de Concupiscencia ¿Gol periodístico o lapsus papal?

Las agencias de comunicación le han metido un gol al Papa, pensé al leer la noticia, y me pregunté “¿Quién insertaría el adverbio?”. Por culpa de una palabra de más: le han hecho decir “no es solo para remedio de concupìscencia”, en vez de decir: “no es para remedio de concupiscencia”. Sobra el “solo”...

Lo del tal remedium concupiscentiae desapareció del lenguaje eclesiástico cuando el Vaticano II dejó de hablar en plural de fines del matrimonio: un fin único, “comunidad de vida y amor” (Gaudium et spes, n.51). ¿Será que el Papa dijo “no es para remediar concupiscencias” y los periodistas le hicieron decir “no es sólo para...”?

Con las antiguas reglas de ortografía se acentuaba el “sólo” cuando equivalía a “solamente”. En examen de ingreso, a los diez años, nos dictaban: “no sólo como pan cuando como solo”. Teníamos que distinguir entre el “solo” de estar solo en soledad y el “sólo” de solamente... Hoy basta acentuar cuando peligra ambigüedad.

Grandes conflictos empezaron por una coma; podría desencadenar tormentas un adverbio de sobra. La prudencia aconsejaba esperar a la página web del Vaticano, para leer el texto íntegro de la audiencia general del 10 de diciembre.

Y apareció el texto. Ni en francés, ni en alemán, ni en inglés, ni en italiano, ni en español está la frase citada. Zenit.org, el jueves 11, publica “el texto de la catequesis pronunciada por Benedicto XVI... El Santo Padre improvisó su intervención y, por este motivo, el texto completo de la misma ha sido publicado este jueves por la Oficina de Información de la Santa Sede”.

El texto italiano (en www.vatican.va) dice así:

Alla fine, solo una brevissima parola sul Sacramento del matrimonio. Nella Lettera ai Corinzi si trovano solo alcuni accenni, mentre la Lettera agli Efesini ha realmente sviluppato una profonda teologia del Matrimonio. Paolo definisce qui il Matrimonio «mistero grande». Lo dice «in riferimento a Cristo e alla sua Chiesa» (5, 32). Va rilevata in questo passo una reciprocità che si configura in una dimensione verticale. La sottomissione vicendevole deve adottare il linguaggio dell'amore, che ha il suo modello nell'amore di Cristo verso la Chiesa. Questo rapporto Cristo-Chiesa rende primario l'aspetto teologale dell'amore matrimoniale, esalta la relazione affettiva tra gli sposi. Un autentico matrimonio sarà ben vissuto se nella costante crescita umana e affettiva si sforzerà di restare sempre legato all'efficacia della Parola e al significato del Battesimo. Cristo ha santificato la Chiesa, purificandola per mezzo del lavacro dell'acqua, accompagnato dalla Parola. La partecipazione al corpo e sangue del Signore non fa altro che cementare, oltre che visibilizzare, una unione resa per grazia indissolubile.

Desapareció, como ven, no solamente el adverbio, sino la frase entera. ¿Por qué será? Varias interpretaciones posibles:

1: Echar la culpa a los medios y que queden como el malo de la película.

2: Echar la culpa a un monseñorcete manipulador, de los que hacen carrera de cara a los de arriba, a la vez que venden titulares por teléfono a la prensa amarilla.

3. Admitir que fue un lapsus linguae papal, un desliz fallido en el que por la improvisación traiciona el inconsciente; admirar la humildad de haberlo retirado y reconocer la cuidadadosa meticulosidad del secretariado redactor de la página web vaticana, que hace desaparecer la frase completa.

4. Una cuarta interpretación, que uno no quisiera hacer, pero...: sospechar que fue un globo sonda, un primer cohete que anticipaba la traca, el periscopio de un submarino que asoma la nariz a superficie antes de lanzar el torpedo...

No, de ningún modo quería hacer esta cuarta interpretación, me dije, mejor renunciar a escribir el post y dejar pasar al olvido el tema, al fin y al cabo José Manuel Vidal ha dejado pasar esa noticia a segundo plano en menos de dos días... Pero ¡estalló el torpedo! El 12 de diciembre se confirmaron las peores sospechas: la CDF publica un documento, que parecerá indigno a un@s e indignará a otr@s. Se titula paradójicamente “Dignidad de la persona”. En sus párrafos el “destape”, sin ningún disimulo, deja al desnudo la postura oficial de la curia y de la CDF en temas de bioética que, dicho sea de paso, no son de su competencia, por no ser cuestiones ni de burocracia curial, ni de disciplina eclesiástica, ni de doctrina (nótese que no digo “postura creyente, ni eclesial, ni teológica”, sino simplemente “postura curial”, en el sentido peyorativo de la palabra cuando se aplica a la curia romana, que ni siquiera el Vaticano II pudo desmantelar).
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