No alarmar, llamando abortiva a la mal llamada "píldora"

Las afirmaciones a la ligera de un artículo pseudo-científico y pseudo-ético en el Osservatore romano, unidas a las afirmaciones a la ligera de algún vocero institucional, alarman al público inexactamente informado, llamando abortivo a lo que no lo es.

No se trata de "la píldora", sino de "las píldoras", en plural, variadas y no identificables sin más con el calificativo de abortivas.

Con el nombre vago y ambiguo de “la píldora” meten en un mismo hatillo las medicaciones de prevención anticonceptiva, la anticoncepción de emergencia (conocidca vulgarmente como “píldora del día siguiente”) y otras más problemáticas como la mifepristona (RU-486).

Con relación a los anticonceptivos hay que recordar siempre que anticoncepción y aborto son específicamente distintas como reconocía hasta el mismísimo Juan Pablo II (Evangelium vitae, n.13).

Con relación a la anticoncepción de emergencia hay que recordar que, desde 1977, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos estableció que la gestación se inicia en el momento en que se produce la implantación del blastocisto en la cavidad uterina, criterio que ha sido adoptado igualmente por la Organización Mundial de la Salud.

Por eso la anticoncepción de emergencia no se considera abortiva, sino interceptiva. (Otra cosa es que opine lo contrario una instancia de curia eclesiástica sin autoridad sobre este tema, que pretenda hacer cuestión doctrinal o dogmática de lo que no puede ni debe serlo.

Como formula exacta, técnica y atinadamente la Guía para las decisiones clínicas de anticoncepción de emergencia en los centros de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, “existe evidencia suficiente para determinar que estos fármacos, con la excepción de la mifepristona (RU-486), no ejercen ningún efecto sobre el embarazo una vez se ha producido la implantación en el endometrio. Por esta razón no es necesario realizar un test de embarazo antes de prescribir un anticonceptivo de emergencia”.
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