Mensaje en la 75 Asamblea General Francisco ratificó en la ONU que es la “voz de los sin voz” del mundo
Con un videomensaje de 15 minutos, el Papa mostró una vez más su sensibilidad para acoger e interpretar los reclamos y necesidades de los más desfavorecidos en cada ocasión histórica y propuso salidas concretas para la pospandemia
Como lo ha hecho en varias situaciones (la situación de los migrantes, la oposición al bombardeo de Siria, el acercamiento Cuba-Estados Unidos, la paz en Colombia) su discurso por el 75 aniversario del organismo internacional lo mostró como uno de los grandes interpretadores de la realidad
Francisco pidió hoy “renovar la arquitectura financiera internacional”
Francisco pidió hoy “renovar la arquitectura financiera internacional”
| Hernán Reyes Alcaide
El papa Francisco lo hizo de nuevo. El “Sumo Pontífice”, el constructor de puentes, volvió a ratificar que, en su caso, el título histórico que acompaña a cada uno de los obispos de Roma es concreto y real. Como lo ha hecho en varias situaciones (la situación de los migrantes, la oposición al bombardeo de Siria, el acercamiento Cuba-Estados Unidos, la paz en Colombia) su discurso por el 75 aniversario del organismo internacional lo mostró como uno de los grandes interpretadores de la realidad. Pero un interpretador que no sólo teoriza, sino que hace suyos los reclamos de los más desfavorecidos y los transforma en reclamos concretos al mundo.
Los más desfavorecidos son ahora todos aquellos cuyas condiciones de vida quedarán arrasadas durante y tras la pandemia de coronavirus. Una situación que no sólo dejó al descubierto, sino que profundizó y profundizará las enormes desigualdades que había en un mundo que ya atravesaba una “enfermedad social” que se agravará.
Y a ellos les habló Francisco, único líder en ir más allá de los eslóganes globalizados durante la pandemia y transformar en reclamos concretos las bienintencionadas aspiraciones que se habían escuchado en los días previos sobre la victoria de la solidaridad global. Y, en un discurso en el que no se olvidó de pedir por una vacuna que tenga como prioridad a los más pobres y de reiterar sus demandas por mayor atención a los migrantes y un cese del fuego durante la pandemia, el Papa fue también directo a las causas estructurales de esta cultura del descarte: las causas económicas.
Así fue que Francisco pidió hoy “renovar la arquitectura financiera internacional” y animó a la comunidad global a “terminar con las injusticias económicas”. Un mensaje en el que no solo las multinacionales tienen que ver: muchas veces los Gobiernos con porcentaje accionario de los grandes pulpos globales pueden incidir pero las más de las veces miran para el costado.
“Este es el tiempo propicio para renovar la arquitectura financiera internacional”, planteó el pontífice en el videomensaje con el que este viernes participó de la Asamblea por el 75 aniversario del organismo.
En el marco de lo que consideró la “oportunidad” que representa la crisis actual, el Papa pidió “reconsiderar el papel de las instituciones económicas y financieras, como las de Bretton-Woods, que deben responder al rápido aumento de la desigualdad entre los súper ricos y los permanentemente pobres”.
Para Francisco, “un modelo económico que promueva la subsidiariedad, respalde el desarrollo económico a nivel local e invierta en educación e infraestructura que beneficie a las comunidades locales, proporcionará las bases para el mismo éxito económico y a la vez, para renovación de la comunidad y la nación en general”. La invitación a cambiar el modelo de una economía que mata está hecha.
Para Francisco, "un modelo económico que promueva la subsidiariedad, respalde el desarrollo económico a nivel local e invierta en educación e infraestructura que beneficie a las comunidades locales, proporcionará las bases para el mismo éxito económico"
“La comunidad internacional tiene que esforzarse para terminar con las injusticias económicas”, reclamó Jorge Bergoglio en su intervención. ¿Serán capaces de recoger el guante los gobiernos que siguen tolerando que sus empresas saqueen fuera de sus países; los que promueven términos de intercambio con las zonas más desfavorecidas que perpetúan las desigualdades globales; los que promueven y sacan rédito del comercio de armas y personas?
En su mensaje, el Papa reclamó a los jefes de Estado y de Gobierno del organismo internacional “la responsabilidad de proporcionar asistencia para el desarrollo a las naciones empobrecidas y alivio de la deuda para las naciones muy endeudadas”.
Según Bergoglio, que envió su mensaje en el quinto aniversario de su visita a la sede del organismo internacional en 2015, “también debemos admitir que las crisis humanitarias se han convertido en el statu quo, donde los derechos a la vida, a la libertad y a la seguridad personales no están garantizados”.
“De una crisis no se sale igual: o salimos mejores o salimos peores. Por ello, en esta coyuntura crítica, nuestro deber es repensar el futuro de nuestra casa común y proyecto común”, agregó el Papa, a quien la comunidad internacional debe aún agradecerle que la Laudato si’ haya puesto casi como obligatorias las referencias a la ecología integral en los foros internacionales. ¿Logrará el mismo efecto dominó la próxima encíclica Fratelli tutti en lo que se refiere a la promoción de la fraternidad global?
Ese preciso termómetro social, que lo convierte en esa voz de los sin voz, le permite además a Bergoglio plantear las propuestas concretas pero siempre junto a contundentes frases que las hacen más permeables para ser luego repetidas y citadas (aunque pocas veces cumplidas) por dirigentes de todas las latitudes. Y así fue que el Bergoglio que en marzo inmortalizó que “nadie se salva solo”, hoy planteó a la ONU, a sus líderes, y al mundo, que “la pandemia nos ha mostrado que no podemos vivir sin el otro, o peor aún, uno contra el otro”.