¿Cuáles serán las claves del segundo mandato de Trump respecto a la Santa Sede? Diez días que marcarán el mundo… o al menos la relación entre el Vaticano y Estados Unidos
Francisco tenía previsto a Joe Biden a una semana de la asunción de Donald Trump, aunque el todavía presidente ha cancelado de urgencia su visita por los incendios en su país. Geopolítica, migración, guerras, paz y los nuevos interlocutores que hará de marco al vínculo de Roma y Washington
Biden terminó 2024 con un gran gesto hacia la Santa Sede al cambiar por cadenas perpetuas 37 de las 40 condenas a pena de muerte a nivel federal… tan solo 4 días después de hablar por teléfono con el papa Francisco. ¿Un último reconocimiento hacia el liderazgo? ¿Un gesto “para el Jubileo” que podría haber llegado antes?
El Vaticano entrará ahora, por segunda vez, en la montaña rusa de temas y tonos que es una presidencia de Trump
El Vaticano entrará ahora, por segunda vez, en la montaña rusa de temas y tonos que es una presidencia de Trump
Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano
A días de la llegada de un Donald Trump recargado a la presidencia de Estados Unidos, el papa Francisco tenía previsto recibir este fin de semana en el Vaticano al presidente saliente, Joe Biden. Finalmente, el líder demócrata ha cancelado su visita a Italia, debido a los incendios en California. En todo caso, hasta la nueva entronización del republicano del 20 de enero se terminará de configurar el nuevo cuadro que marcará un vínculo que se asoma levemente más tenso que con el de la administración actual, pero que puede ofrecer algunas sorpresas favorables a ambos lados del Atlántico.
Tras un mandato sin muchos gestos en sintonía con el Vaticano (gasto en armamentismo, retirada desordenada de Afganistán, endurecimiento migratorio), Biden terminó 2024 con un gran gesto hacia la Santa Sede al cambiar por cadenas perpetuas 37 de las 40 condenas a pena de muerte a nivel federal… tan solo 4 días después de hablar por teléfono con el papa Francisco. ¿Un último reconocimiento hacia el liderazgo? ¿Un gesto “para el Jubileo” que podría haber llegado antes? Lo cierto, de todos modos, es que esa última decisión del mandatario estadounidense parece poner un broche positivo a un vínculo que, lejos del idealismo con el que se lo pensaba al inicio del segundo presidente católico del país de los últimos años, estuvo marcado por los altibajos. Pero es desde ese vínculo que el Vaticano entrará ahora, por segunda vez, en la montaña rusa de temas y tonos que es una presidencia de Trump.
Los interlocutores
Uno de los primeros ejes a tener en cuenta para el nuevo vínculo que tendrán Francisco y Trump es la nueva entronización del cardenal James McElroy como arzobispo de Washington, lo que lo convertirá en un interlocutor clave del vínculo. Convertido en un símbolo de los cardenales antiarmamentismo y promigrantes en su paso por la fronteriza San Diego, la llegada de McElroy al centro del poder dará un punto distintivo al vínculo bilateral. ¿Será tiempo también de un reemplazo para el Nuncio Pierre, que llegará a fin de mes a los 79 años?
Del lado de Trump, la designación de Brian Burch como embajador ante la Santa Sede fue una señal clara del tipo de catolicismo que lo guiará a la hora de pensar en la relación de forma amplia. Miembro de los ultraconservadores CatholicVote, Burch ha dejado algunas postales de críticas al magisterio de Francisco en redes sociales, algo no extraño para el universo trumpista más férreo, y no parece que vaya a ser alguien que se mueva como pez en el agua durante algunos eventos/símbolos que atravesarán el 2025 en Vaticano, como el pedido de condonación de deudas a los países pobres o el décimo aniversario, en mayo próximo, de la publicación de la Laudato si’.
Perro que ladra…
Si algo mostró la primera presidencia del Tycoon es que en muchos ámbitos fueron más las vociferaciones que las acciones concretas de desestabilización del ¿orden? mundial. No hay que olvidar que Vladimir Putin no se atrevió a poner un tanque en las carreteras hacia Ucrania mientras Trump fue presidente. ¿Servirá esa ascendencia para terminar la guerra?
No hay que olvidar tampoco los esfuerzos de Trump, viaje incluido, para bajar las tensiones entre las dos Coreas. Un eje que había sido reclamado por el pontífice en discursos al Cuerpo Diplomáticos y en más de un Urbi et Orbi. Ese foco de problemas, al menos por el momento, parece haber desaparecido del puzzle de la Tercera Guerra Mundial de a partes que el Papa sigue denunciando, con cada vez más evidencia de haber visto hace años cómo se iría redefiniendo el mundo.
En ese esquema, quizás la incógnita más fuerte es qué hará, o dejará de hacer, Trump para terminar con el conflicto en Medio Oriente. Si tomamos como línea de base que la cercanía de Biden con Israel rozó lo carnal, sería un gesto de esos que valen doble si el futuro mandatario usa la fortaleza de sus primeros 100 días para frenar al Ejecutivo de Tel Aviv en su escalada militar que llega a cada vez más países de la región.
La moral de la cintura para abajo…
Tras cuatro años en los que Biden y Pelossi casi monopolizaros el debate sobre catolicismo en el tema de la comunión para los políticos que apoyaban el aborto, el regreso de Trump al Gobierno coincidirá con el endurecimiento de parte de la Santa Sede con un eje que, a priori, debería encontrar eco en la nueva administración de Washington: el rechazo a la subrogación de vientres y el apoyo para su constitución como delito universal, una línea que una declarada aliada de Estados Unidos en Europa (Giorgia Meloni) ya ha convertido en ley en su país.
¿Qué sucederá con el aborto? La Corte Suprema delineada por Trump está más que alineada con el Vaticano en el rechazo absoluto. Carece, sin embargo, de la mirada humanista que prevalece en la Santa Sede sobre el acompañamiento a las madres que atraviesan esa dura experiencia.
En el medio, Europa
Con un Francisco decididamente europeísta (y en específico Mediterráneísta en los últimos años), las primeras declaraciones de Trump dejan entrever que Washington no privilegiará el vínculo con el Viejo Continente, más allá de algunas alianzas fuertes que se van construyendo como con Meloni. Ya antes de asumir, en esa dirección, Trump planteó su deseo expansionista hacia… Groenlandia, el territorio autónomo de Dinamarca que la política europea se apuró ya a advertir que forma parte de las fronteras comunes del bloque.
Así como la llegada de Biden no significó una sintonía absoluta entre Roma y Washington, el regreso de un Trump recargado y con mayoría en el Congreso no significaría un retroceso absoluto en el vínculo
Por otro lado, los discursos del Papa por la migración en el Mare Nostrum van de lo particular a lo general, y tienen validez también en términos de visión humanitaria para lo que suceda en la frontera mexicano-estadounidense. Será allí clave la correa de transmisión que se establezca entre Roma y los obispos de las ciudades a lo largo de la frontera para ir denunciando y exponiendo las eventuales situaciones que se produzcan allí, Por la positiva, además, el Papa ya ha incluso alabado públicamente a personas como la hermana Norma, que trabaja sin cesar durante años en el tema migratorio en el área y fue uno de los rostros de resistencia a la política de separación de padres e hijos migrantes lanzada por Trump en su primer mandato.
Así como la llegada de Biden no significó una sintonía absoluta entre Roma y Washington, el regreso de un Trump recargado y con mayoría en el Congreso no significaría un retroceso absoluto en el vínculo. Sí quedan claras que, más allá de que el propio Francisco había advertido sobre dos “mal menor” antes de la última elección estadounidense, ciertas miradas geopolíticas de los republicanos que a priori están diametralmente opuestas a la visión vaticana de un mundo multilateral y de paz pueden llegar a oscilar y acomodarse a un pragmatismo para el que Trump, en definitiva, parece estar más pronto que su antecesor.
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