"Acallemos los gritos de muerte, que terminen las guerras (...), necesitamos pan y no fusiles" En la vigilia pascual, Francisco pidió frenar la "producción y comercio" de armas
Mensaje por la esperanza y la vida de un Jorge Bergoglio que volvió a conmover en una Basílica de San Pedro vacía. Pidió "no ceder a la resignación" y recordó que "los abortos matan la vida inocente"
"En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia"
Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano
Otra vez en una Basílica de San Pedro vacía, símbolo de los nuevos tiempos que por ahora llegaron para quedarse por el coronavirus. Y otra vez el papa Francisco, que volvió a conmover con sus palabras. Con la precisión para pedir por la vida en épocas de las más de 100.000 muertes en todo el mundo por el Covid-19, Jorge Bergoglio convocó en la mis de vigilia de Pascua a no ceder a la resignación, pero también a oponerse a los otros gritos de muerte que perduran hoy: las guerras, la producción y venta de armas y el aborto.
"Acallemos los gritos de muerte, que terminen las guerras. Que se acabe la producción y el comercio de armas, porque necesitamos pan y no fusiles", convocó el pontífice durante su homilía, en una Basílica vacía por las medidas para frenar el coronavirus. Ya ha repetido, más de una vez, sus críticas a los países que hablan de paz y luego se dedican a la venta de armamento.
"Que cesen los abortos, que matan la vida inocente. Que se abra el corazón del que tiene, para llenar las manos vacías del que carece de lo necesario", reclamó Jorge Bergoglio.
Sin los tradicionales bautismos que caracterizan a la Vigilia, la ceremonia, transmitida por los canales de streaming del Vaticano ante la prohibición de presencia de fieles, inició con una basílica a oscuras que se fue iluminando con el canto del himno Gloria.
En ese sentido, en una referencia a la crisis actual del coronavirus, Bergoglio pidió mantener la esperanza ante lo que denominó "la hora más oscura".
"No cedamos a la resignación, no depositemos la esperanza bajo una piedra", alentó.
Así, comparó la situación actual con un episodio bíblico en el que un grupo de mujeres "tenían en los ojos el drama del sufrimiento, de una tragedia inesperada que se les vino encima demasiado rápido".
"Vieron la muerte y tenían la muerte en el corazón. Al dolor se unía el miedo, ¿tendrían también ellas el mismo fin que el Maestro? Y después, la inquietud por el futuro, quedaba todo por reconstruir. La memoria herida, la esperanza sofocada.
"Para ellas, como para nosotros, era la hora más oscura", planteó en esa dirección.
"Cuántas personas, en los días tristes que vivimos, han hecho y hacen como aquellas mujeres: esparcen semillas de esperanza. Con pequeños gestos de atención, de afecto, de oración", recordó finalmente, como ha hecho en sus alabanzas casi diarias al personal de salud que mantiene justamente esa esperanza en cada uno de los países afectados por el coronavirus.
Derecho a la esperanza
En su homilía, el Papa recordó también el lema que estos días se ve en miles de balcones de toda Italia: "Todo irá bien". "En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia", planteó .
"Es un don del Cielo, que no podíamos alcanzar por nosotros mismos: Todo irá bien, decimos constantemente estas semanas, aferrándonos a la belleza de nuestra humanidad y haciendo salir del corazón palabras de ánimo", agregó.