"De qué te sirve ganar el mundo si pierdes la vida" Eligió "Vivir". Trabajo y trabajadores decentes.

Los últimos evangelios dominicales nos están llamando a vivir con radicalidad, lo hacen no desde la exigencia ni la obligación sino desde la invitación radical para la vida eterna, para poder tener el gozo de vivir al estilo de Jesús, bebiendo su cáliz y comiendo su pan. El sentido de la vida, ligado al riesgo y a la generosidad, a lo oculto y lo profundo, a lo amado y entregado. Cuántas personas tienen sed de "Vivir". Traigo a colación este sencillo hecho de vida que me interpela y que me ayuda a entender los evangelios del seguimiento. Sigo cada vez más convencido de que lo que dice el evangelio es verdad no porque lo diga el evangelio, sino que el evangelio lo dice porque es verdad... y a los hechos me atengo.

Trabajo Decente

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jornada_mundial_del_trabajo_decente.gif Eugenio

Trabajar o vivir, elijo la vida. Esta ha sido la decisión de una mujer en el culmen de su vida laboral. Ha dado 25 de sus mejores años a una empresa internacional, a pie de cañón todos los días en Badajoz. Ha desarrollado un trabajo de gestión enorme, ingente. Pero ha llegado un momento en que la empresa, que no sabe de “Vida”, solo de existencia y de mercado, le pagaba un “buen sueldo”, pero a costa de su vida, de una disponibilidad total, como si de un matrimonio o maternidad se tratara. Más de una mañana ella, que era dirigente, tenía que estar a las cinco de la mañana en el tajo y muchas noches salía más allá de las diez. Llega un momento en que te paras y contemplas cómo se pasa la vida y a quién, por qué, para qué estás dando tu vida, y te das cuenta que enfrente hay un ser sin rostro, sin entrañas, que sólo sabe de resultados, objetivos y que lo quiere todo a base sólo de dinero, como si nuestra vida fuera solo una hucha de cerdito que la llenamos y engordamos sólo para morir y no para vivir. Tú, a tiempo, has sabido parar y tomar otro camino. No te has enfadado con nadie, te has ido lo mejor que has podido y ahora estás dispuesta a ganar tres veces menos, pero hacer un trabajo humano, que te satisfaga y que te permita vivir, o sea, un trabajo decente. La decencia, no es sólo el sueldo, es la persona como centro del trabajo, quién trabaja, para qué trabaja, cómo trabaja, para quién lo hace y con quién. Seguro que donde vayas llevarás mucha vida y sobre todo mucha decencia, la que has tenido para liberarte de esa red mercantil que pretendía que ganaras el mundo perdiendo la vida. Eso no merece la pena. Enhorabuena de corazón por tu decisión de vivir.

José Moreno Losada.

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