Católico y corrupto
¿Qué relación tienen, en la conciencia de una persona religiosa, sus creencias con la rectitud ética?
Efectivamente se puede ser católico y a la vez corrupto. Y hay gente que lo es. A ello contribuye:
Una concepción de la religión que se limita a tener “creencias”; a asistir a “funciones religiosas”; a cumplir con la misa dominical y algunos sacramentos sin que ello incida en nuestra vida.
Contribuye, también, una Iglesia que ha estado obsesionada por las cuestiones morales y ha mirado para otro lado en cuestiones sociales y políticas. Con una jerarquía demasiado apegada a los poderes políticos y económicos y que calla porque teme perder sus privilegios.
Algo hay que hacer para que rechine en la conciencia individual y colectiva que una persona sea católica y corrupta. Y algo grande. Porque nos jugamos el seguir removiéndonos en la porquería o el salir adelante llevando a cabo la regeneración ética de nuestra sociedad.
Hay que combatir la desconfianza y la impotencia ante el “todos lo hacen”.
La Iglesia ha de hablar alto y claro ante cualquier tipo de corrupción, ya sea de izquierdas de derechas o de dentro de sí misma.
La Ética en el ejercicio político, empresarial, profesional y ciudadano se ha de predicar y practicar.