Situación actual de los cristianos en Siria

Desde la ciudad siria de Homs, blanco durante mucho tiempo de encarnizadas luchas entre el Gobierno árabe y los rebeldes, el padre Ziad organiza actividades humanitarias para refugiados.

Una parte importante de la ciudad está destruida. Y uno de los jesuitas de su comunidad fue asesinado en 2014.Los refugiados, dice, han perdido todo y necesitan de todo.

El flujo más reciente de refugiados procede de Alepo. En esta antigua metrópoli de más de un millón de habitantes siguen viviendo cientos de miles de personas; entre ellos, decenas de miles de cristianos. Pero cada vez más personas abandonan la ciudad, porque allí se están produciendo luchas entre el Gobierno y los rebeldes.

El padre Ziad subraya que todos los sirios están sufriendo por la guerra, ya sean musulmanes o cristianos. Pero al ser una minoría, los cristianos son más vulnerables. A ello añade los grupos yidahistas, que los cristianos sienten como una especial amenaza.

Desgraciadamente hay quienes se aprovechan de esa situación de necesidad. El padre Ziad sabe de propietarios cristianos que exigen alquileres completamente desmesurados. La guerra despierta lo peor de las personas. Pero también menciona personas de buena voluntad, como la señora que le ofreció gratuitamente un edificio para alojar a refugiados.


Ante la pregunta de ¿por qué se expone a tales peligros? responde “como persona, pero sobre todo como cristiano y sacerdote, tengo la obligación de ayudar a personas necesitadas. Esto es lo que nos confió Nuestro Señor Jesucristo en el evangelio”.

Ahora que sus superiores han decidido trasladarlo dice en su despedida:”Me voy de Siria con paz en el corazón. Sin mis colaboradores y el apoyo de organizaciones humanitarias como Ayuda a la Iglesia Necesitada no habríamos podido ofrecer nada a las personas necesitadas. Reconozco que no era otra cosa que un sencillo organizador y eso me ayuda a ser humilde”.

La confianza en Dios es lo que desea trasmitir a los cristianos desalentados de Siria. Subrayar que Dios les ama y no les abandona nunca. Que tengan confianza, aunque la situación sea difícil. Que sean agentes de paz y de reconciliación.
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