David López Royo Implicarse para servir
"Quienes están decididos a ser personas de servicio deben de interiorizar que serán atacadas y humilladas. Hacer el bien para lograr el bien común casi nunca viene acompañado de aplausos y de bendiciones; por regla general está sometido a la cultura de la destrucción y de la persecución"
"Cambiar significa transformar, no destruir, no derruir, no aniquilar, no ignorar y no perseguir"
Terminaba mi artículo la semana pasada escribiendo lo siguiente: "empieza el año 2021, esperemos que sea el año de la bondad".
La bondad conlleva el comprometerse para poder avanzar en la construcción de proyectos nuevos. No es fácil tomar esta opción y más cuando existen grupos de poder que rechazan cualquier posibilidad de innovación. Cuando se trata de buscar caminos para transformar situaciones anómalas surgen dificultades; pero éstas nunca puedan hacernos perder el horizonte.
La innovación es un compromiso y como tal precisa de personas implicadas que desean, ante todo, que el futuro sea mucho mejor. Que sea un futuro que alcance a un número infinito de seres y que demuestre que todo puede ser mejorable.
Quienes están decididos a ser personas de servicio deben de interiorizar que serán atacadas y humilladas. Hacer el bien para lograr el bien común casi nunca viene acompañado de aplausos y de bendiciones; por regla general está sometido a la cultura de la destrucción y de la persecución. El servicio nunca es estar posicionado con los privilegiados de la sociedad y, si Vds. quieren, con los que se consideran que son los que deben de marcar el comportamiento de las personas. El servicio es querer realizar proyectos que puedan responder a las necesidades de las personas para lograr que disfruten del bien común.
La implicación es el camino que nos llevará a poder cambiar; pero también es cierto que es el camino del sufrimiento. Sobre esto último, sin lugar a dudas, las personas emprendedoras sabrían darnos auténticas lecciones. La lección del tesón, la lección de la constancia, la lección de las coacciones, la lección de los abandonos, la lección de los olvidos, la lección de la superación, la lección de la confianza, la lección de buscar siempre la verdad. Quien emprende sabe que no lo va a tener fácil, al contrario, siempre habrá personas al acecho que busquen el hacer fracasar los proyectos, su gozo y alegría es la destrucción.
El cambio vendrá, de manera exclusiva, por la voluntad que las personas pongan en los proyectos para implicarse. Cambiar significa transformar, no destruir, no derruir, no aniquilar, no ignorar y no perseguir. El cambio es la acción dinámica que las personas tenemos para desarrollar proyectos nuevos que puedan responder con más criterio a las necesidades que las personas vayamos planteando. Hay que tener en cuenta que el paso de los años comporta que los servicios que se realicen respondan mucho mejor y de manera más coherente a los fines que las organizaciones sociales tienen.
El bien común nos puede ayudar a buscar el camino adecuado para lograr una mejor respuesta a las necesidades sociales. He escrito en varios de mis artículos acerca del bien común, es desde esta perspectiva que los proyectos podrán aceptar la innovación como la vía lógica para poder responder con más exactitud a los fines que constituyen el fundamento de su misión.
Las personas que formamos parte de los proyectos tenemos la obligación de hacer que éstos puedan tener futuro. El futuro hay que construirlo y para ello, generar una vocación de servicio es imprescindible. El querer servir implica apostar por trabajar en equipo haciéndolo con rigor y profesionalidad, lo cual comporta el huir del espíritu de "que siempre las cosas se han hecho de esta manera y no hay necesidad de cambiar", esto es un inmovilismo encubierto que no busca soluciones actuales que miren al futuro. El inmovilismo está anclado en el pasado y en anquilosamiento, aunque las personas inmovilistas se presenten como los que salvaguardan el legado de las instituciones. No entienden de innovar porque se han posicionado ante la innovación de manera negativa por entender que la búsqueda de lo diferente y de lo nuevo puede romper su manera de entender los proyectos.
El tejido empresarial, les puedo asegurar, sabe que la única manera de avanzar es buscando implicarse en la innovación, sin ésta no será posible su supervivencia; por esta razón es un colectivo altamente dinámico y productivo en ideas y en proyectos. Esta manera de entender la sociedad es la que verdaderamente está fomentando los cambios sociales; son organizaciones que se transforman y son capaces de reinventarse ante las dificultades.
El tejido de las organizaciones del Tercer Sector y sobre todo Fundaciones, esto de innovar lo llevan mucho peor. De hecho muchas viven desfasadas y no tienen planes estratégicos de futuro. Viven el presente ancladas en el pasado. Este comportamiento llevará necesariamente a las que se sostengan de esta manera a la desaparición.
Sin implicación no hay servicio porque servir es descubrir la manera más oportuna y conveniente para hacer que los proyectos tengan auténtica vida; pero para esto hay que estar dispuestos a vivir en tensión y hasta sufrir, algunas veces, la persecución. La bondad es también tener la capacidad suficiente para descubrir en el servicio la vocación que todas personas tenemos por hacer que el bien común sea la guía de nuestra vida.