David López Royo La dimensión social (II)

David López Royo
David López Royo

sta semana contamos con una gran noticia, el viaje del Papa Francisco a Irak, un viaje que esperemos no quede en el olvido de nadie y ayude a afianzar la fraternidad en ese país tan castigado, en donde construir es un reto al que no se puede dar la espalda

La semana pasada señalaba cuatro conceptos necesarios para afianzar en nuestra sociedad una dimensión social que se empeñe en proyectar un camino claro para construir y no para destruir; estos eran: la responsabilidad, la superación del conflicto entre civilizaciones, la dignificación del trabajo y la capacidad de elección.

También, esta semana se ha dado una noticia de gran relevancia e importancia por lo que puede suponer como modelo para desarrollar proyectos entre la iniciativa privada y la responsabilidad de las Administraciones Públicas al anunciar el inicio de un Consorcio junto a Iberdrola, Seat y Volkswagen. Hay que fijarse en la figura jurídica adoptada, un Consorcio. Esta es muy significativa porque puede ser el marco legal que puede servir para muchos sectores. Yo siempre he defendido que para los servicios sanitarios, sociales, sociosanitarios, educativos y socioeducativos se debería de acelerar este marco de colaboración entre las Administraciones Públicas, el Tejido Empresarial y el Tercer Sector. El desarrollo de los Consorcios puede ayudar a una mejor dignificación del trabajo, a tener mayor capacidad de elección y sobre todo a crecer en responsabilidad.

Son dos noticias distintas por el propio origen y por el contexto en el que se dan; pero ambas tienen el objetivo de generar riqueza social afianzando una dimensión social que ayude a construir una sociedad más coherente y justa.

El sexto concepto supone el superar la discriminación. Discriminar supone marginar. Nuestra sociedad debería ser un ejemplo de tolerancia al mismo tiempo que no puede alimentar comportamientos que lleven a las personas a ser ignoradas ¡Ojo! que sin darnos cuenta la tecnología puede conducirnos a un fuerte individualismo que es otra manera de terminar viviendo marginados, al mismo tiempo que puede llevarnos a ignorar todo lo que nos rodea y esto nos hace perder la riqueza de las relaciones humanas, nos encerramos en nosotros mismos y dejamos de participar en todo aquello que suponga escuchar a las personas que configuran nuestra sociedad. Se produce un gran vacío que nos termina marginando. Es una fuerza centrifuga que nos limita aunque pensemos que nos hace más inteligentes. La inteligencia sin humanidad puede ser letal para la convivencia entre las personas.

En la carta apostólica citada el Papa Pablo VI se encarga de recordarnos que "entre el número de las víctimas de situaciones de injusticia ¯aunque el fenómeno no sea por desgracia nuevo¯ hay que contar a aquellos que son objeto de discriminaciones, de derecho o de hecho, por razón de su raza, su origen, su color, su cultura, su sexo o su religión. La discriminación racial reviste en estos momentos un carácter de mayor actualidad por las tensiones que crea tanto en el interior de algunos países como en el plano internacional. Con razón, las personas consideran injustificable y rechazan como inadmisible la tendencia a mantener o introducir una legislación o prácticas inspiradas sistemáticamente por prejuicios racistas; los miembros de la humanidad participan de la misma naturaleza, y, por consiguiente, de la misma dignidad, con los mismos derechos y los mismos deberes fundamentales, así como del mismo destino sobrenatural. En el seno de una patria común, todos deben ser iguales ante la ley, tener guales posibilidades en la vida económica, cultural, cívica o social y beneficiarse de una equitativa distribución de la riqueza nacional".

El séptimo concepto es el de procurar un desarrollo humano que fortalezca a las personas como seres protagonistas de su vida; éste afianza la libertad y hace que el concepto de la dignificación no se vea limitado a un grupo de personas sino que tenga un valor universal. El desarrollo humano no puede darse en Estados en donde el populismo rompe todos los canales posibles de libertad y de entendimiento entre las personas. Hoy, es necesario estar muy atentos a este hecho porque su crecimiento pude llevarnos al caos y a la pobreza más absoluta. No obstante es muy significativo lo que el Papa Juan Pablo II nos indica en la Encíclica Sollicitudo rei socialis con el objetivo de lograr un sano desarrollo humano "Es justo reconocer también el empeño de gobernantes, políticos, economistas, sindicalistas, hombres de ciencia y funcionarios internacionales —muchos de ellos inspirados por su fe religiosa— por resolver generosamente con no pocos sacrificios personales, los males del mundo y procurar por todos los medios que un número cada vez mayor de hombres y mujeres disfruten del beneficio de la paz y de una calidad de vida digna de este hombre".

El octavo concepto es la búsqueda de nuevas soluciones; pero éstas han de estar sustentadas siempre en los parámetros del concepto de la dignificación. Las soluciones no se hallan en la mente de unos pocos privilegiados, se encuentran en el diálogo y en el consenso, apoyándose al mismo tiempo en la legalidad sostenida por una democracia sólida y coherente. Si esto es de esta manera el desarrollo económico, que es fundamental para el desarrollo humano, encontrará el camino más pertinente para presentar propuestas que verdaderamente sean soluciones y no problemas. Aquí, el tejido empresarial y el tercer sector tienen una gran responsabilidad, lo que comentaba al principio de este artículo acerca del consorcio público- la privado puede ser un buen referente. La innovación está ligada al esfuerzo de buscar nuevas soluciones. Hay que emprender un camino que esté basado en la caridad que no es un ejercicio de buena voluntad. Es ni más ni menos el punto central de lo que tiene que ser la dimensión social. Es el esfuerzo diario y permanente por reconocer al otro como un verdadero prójimo y entender, para los que tienen Fe, que la caridad nace del amor infinito que el Padre tiene para con cada uno de nosotros. La innovación desde esta perspectiva está ligada al siguiente texto de la encíclica de Benedicto XVI, Caritas in Veritate "Es indispensable ampliar nuestro concepto de razón y de su uso para conseguir ponderar adecuadamente todos los términos de la cuestión del desarrollo y de la solución de los problemas socioeconómicos. Las grandes novedades que presenta hoy el cuadro del desarrollo de los pueblos plantean en muchos casos la exigencia de nuevas soluciones. Éstas han de buscarse, a la vez, en el respeto de las leyes propias de cada cosa y a la luz de una visión integral del hombre que refleje los diversos aspectos de la persona humana, considerada con la mirada purificada por la caridad. Así se descubrirán singulares convergencias y posibilidades concretas de solución, sin renunciar a ningún componente fundamental de la vida humana"

Nuestro camino debe estar referenciado por los ocho conceptos que he propuesto para abordar sin miedo un espacio alumbrado por la luz de una dimensión social cercana, familiar, afectiva y reconocedora de los valores que las personas poseemos.

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