David López Royo La economía domestica
La economía doméstica, el consumo silencioso y constante, hace que el circuito económico genere riqueza porque el pequeño consumo de cientos y cientos de millones de personas hace que la economía pueda ser un verdadero motor dinámico en donde todos los consumidores pueden sentirse protagonistas de un futuro amable y productivo con el que se pueden ver identificados
Hagamos lo posible para que el virus no haga desaparecer a la economía doméstica
Estamos viviendo momentos complicados y difíciles, el virus sigue afectándonos de una manera implacable y para frenar sus consecuencias no nos queda más remido que vivir medio recluidos, de momento no hay otra solución para evitar los contagios y las muertes que se están produciendo. Ganar la partida supone sacrificios. Pero el confinamiento trae consigo otra serie de consecuencias, una de ellas es que la economía está afectada generando una dimensión estática que no se sabe muy bien el resultado que se obtendrá.
La economía está afectada y esto no se puede ocultar. Hay, hasta la fecha, países más tocados que otros; pero la parálisis a la que se encuentra sometida la realidad económica terminará influyendo negativamente en el conjunto mundial. Por esta razón no podemos dejar de mirar y de observar lo que está sucediendo con una visión amplia y no reducida, de manera exclusiva, a nuestro entorno. Esto significa que las decisiones que se vayan tomando en el espacio económico no pueden tener únicamente como referente lo cercano o próximo, tienen que valorar las líneas de actuación de otros países, generalmente los que tienen un mayor peso económico.
Es cierto que a río revuelto ganancia de pescadores, lo que supone que determinados sectores económicos pueden verse reforzados; pero que existan actores con más fuerza no significa que la economía, que se derive de su fortaleza, termine redundando de manera beneficiosa para toda la población.
La economía doméstica, el consumo silencioso y constante, hace que el circuito económico genere riqueza porque el pequeño consumo de cientos y cientos de millones de personas hace que la economía pueda ser un verdadero motor dinámico en donde todos los consumidores pueden sentirse protagonistas de un futuro amable y productivo con el que se pueden ver identificados. Esto hace que exista lo que venimos llamando una clase media y que sirve a su vez como argamasa de unión segura que afianza la construcción de una sociedad que fomenta la paz social y posibilita que se haga extensiva a toda la población.
El estado del bienestar sabe que sin economía doméstica se corre un grave peligro y la sociedad puede polarizarse; por esta razón debería de tener muy claro que la covid no puede terminar con la economía doméstica; sin ésta el tejido empresarial corre un grave peligro porque sin consumo doméstico el sistema productivo corre un gran riesgo. La preocupación de los empresarios es cómo hacer para que esa clase media no desaparezca y siga siendo la argamasa de unidad social.
Los políticos en países democráticos que están amparados en el concepto del estado del bienestar saben que si la economía domestica se frena el bienestar comienza a tambalearse y esto puede tener consecuencias nefastas para la credibilidad de los políticos.
Administrar el estado del bienestar es la tarea que los responsables políticos tienen en sociedades democráticas; pero si este concepto de estado desaparece ¿qué labor les queda a los políticos?
Sin darnos cuenta y casi sin percatarnos el virus, además de enfermar a la población, está sometiendo a la economía y, en concreto a la doméstica, a una presión de tal calibre que, sin darnos cuenta, nos está transformando en una sociedad empobrecida y esto, sinceramente, si lo pensamos con detenimiento no puede traer nada bueno. De ahí que necesitemos que la vacuna neutralice al virus, dado que es una de la mayores esperanzas que debemos de tener.
La economía está afectada y esto influye en el día a día de la economía doméstica. Dejamos de consumir y, por tanto, el circulo benefactor que esto debería de generar queda paralizado.
En artículos anteriores he escrito sobre la necesidad de que la economía genere riqueza social, desde mi punto de vista es el punto de apoyo para que la sociedad del bienestar salga de la parálisis a la que se encuentra sometida en estos momentos.
La economía domestica hace posible que la población pueda disfrutar de bienes y servicios de una manera universal, lo que supone la existencia de un Estado que mira por salvaguardar el bienestar de la población, con los impuestos se logra dar una cobertura social a quienes habitan en el mismo.
Debemos de tener conciencia que formamos parte de un todo económico y, por tanto, social y las decisiones que nuestros gobernantes tomen en sus ámbitos de actuación, pueden fomentar consecuencias benefactoras o terribles. Hoy es difícil abstraerse y encerrarse en un territorio por mucho que éste represente a un país o estado; si las decisiones que los responsables políticos toman no tienen presente al resto de estados se corre un grave peligro porque la economía está entrelaza y esto afectará a la economía doméstica.
En economía, la autonomía per se no existe, lo que se da es la interrelación entre los actores que participan en la dinámica económica; por esta razón la economía doméstica basa su existencia en la interacción que se origina entre las diversas personas que participan como protagonistas de los intercambios existentes, a menor consumo doméstico mayor paralización del sistema productivo y sin producción no hay dinámica económica.
Estamos viviendo un auténtico reto y no podremos dar respuesta al mismo si no somos capaces de buscar la manera de trabajar de manera conjunta, sobre esto insisto de manera constante en mis reflexiones. La economía doméstica es un ejemplo claro de lo que supone trabajar conjuntamente, ya que ésta no puede subsistir sin la implicación ordenada de los actores que participan en el proceso doméstico de la compra y venta de productos. La economía doméstica siempre tiene como objetivo el cumplimiento de alcanzar un logro que se enmarca en la realización de un proyecto de vida determinado y concreto. Esto que supone la base para establecer, desde el punto de vista económico, el desarrollo de un estado del bienestar que beneficie de manera universal en bienes y servicios a la población, debería de ayudar al tejido empresarial y a los responsables políticos a buscar la fórmula adecuada para establecer el camino pertinente para desarrollar, como un verdadero equipo, una economía que haga revivir la economía doméstica.
Sin lo doméstico lo universal es inalcanzable. Lo doméstico hace posible que cada persona, desde la libertad, tome decisiones y aporte lo mejor de sí mismo a la sociedad. Lo universal sin lo anterior de diluye y puede terminar en querer ser el "ojo que todo lo controla y todo lo marca", es entonces cuando el populismo alcanza su mayor representación.
Hagamos lo posible para que el virus no haga desaparecer a la economía doméstica.