El Evangelio de hoy nos presenta uno de los desafíos más grandes para cualquier cristiano: amar a nuestros enemigos y hacer el bien a quienes nos odian. Jesús nos invita a dar un paso más allá de lo que parece razonable o justo según el mundo. Nos llama a reflejar el amor incondicional de Dios.El Evangelio de hoy nos presenta uno de los desafíos más grandes para cualquier cristiano: amar a nuestros enemigos y hacer el bien a quienes nos odian. Jesús nos invita a dar un paso más allá de lo que parece razonable o justo según el mundo. Nos llama a reflejar el amor incondicional de Dios.

Es fácil amar a quienes nos aman, pero ¿qué sucede cuando nos enfrentamos a la indiferencia, la traición o incluso la agresión? Jesús nos desafía a no responder con la misma moneda, sino con generosidad y misericordia. Nos dice:

“Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.” (Lc 6, 36)

Aquí está la clave: Dios no nos ama porque lo merezcamos, sino porque Él es amor. Y nos pide hacer lo mismo con los demás. Amar a los enemigos no significa justificar sus acciones ni ser ingenuos frente al mal, sino vencer el odio con el bien, rompiendo la cadena de violencia con la fuerza del amor.

¿Cómo podemos vivir este Evangelio hoy?

1. Orar por quienes nos han herido. Pedirle a Dios que nos ayude a verlos con Sus ojos.
2.  No responder con rencor. Aunque nos cueste, el perdón nos libera.
3. Hacer el bien sin esperar nada a cambio. Nuestra recompensa está en Dios, no en el reconocimiento humano.

El mundo nos dice que ser buenos con los buenos es suficiente, pero Jesús nos muestra un camino más alto: el de un amor que transforma y sana. ¿Te atreves a amar como Dios ama?

Oración

Señor, enséñame a amar como Tú amas. Dame la fuerza para perdonar, la valentía para hacer el bien sin esperar recompensa y el corazón para reflejar Tu compasión en cada encuentro. Amén.